by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Pasando Olímpicamente"


Concluyen las Olimpiadas de Río 2016 y los deportes que tantas satisfacciones nos dieron vuelven al ostracismo. En el mundo del motor pasa igual.
La verdad es que me chiflan los Juegos Olímpicos. Siempre que la cobertura televisiva sea buena y el horario me resulte más o menos compatible, me lo trago todo.
Bueno, todo tal vez no, ya que la vela no la entiendo, el golf me aburre un poco y el fútbol… no me disgusta, pero reconozco que estoy bastante harto.

A la vuelta de los atletas, 17 de ellos con sus merecidas medallas al cuello, todo es alegría y felicitación, pero bastará que pasen dos o tres semanas para que se les olvide hasta la próxima y toda la información se centre en si CR7 está triste o no, si Messi será balón de oro o en el fichaje de turno del veinteañero repeinado y retatuado por ochocientos mil millones de euros. El “deporte rey” manda y sus siervos, periodistas y medios, obedecen.

Y es palmario y notorio que en este país sólo cabe un deporte y nos van a dar igual los mundiales de atletismo, los “trials” de natación o la liga de hockey hierba. Competiciones muy entretenidas que se celebran entre Olimpiada y Olimpiada, aunque algunos piensen que nuestros atletas sólo salen a pista cada cuatro años dedicándose a sus menesteres y oficios –que los tienen- entretanto.

Pues en el mundo del motor pasa lo mismo. Sólo hay Fórmula 1. Y a veces, ni siquiera eso, como este año, que sus derechos de retransmisión han caído en manos de plataformas de pago que, por otro lado, lo hacen estupendamente bien. Lo cortés no quita lo valiente.

Más allá, el vacío, aunque Teledeporte y Eurosport ocasionalmente, y casi a modo de relleno, ofrezcan algún resumen o diferido.

En el lado oscuro de la luna están la copa del WTCC (World Touring Car Championship) con grandes pilotos –Loeb hasta hace poco- y multitud de marcas –Citroën, Chevrolet, Lada, Volvo, Honda…-, el DTM alemán, que sí, es alemán –aunque tienen un par de pruebas fuera- pero corren españoles, el Campeonato del Mundo de Rallyes (WRC/IRC) cuya difusión es cada vez más escasa, o pruebas puntuales pero anuales como son La Baja Aragón y premios de resistencia, con permiso de las 24 horas de Le Mans. Eso sin hablar del GP2 y compañía, que son escuela de pilotos.

Ahora lo único que nos quieren meter con calzador es la Fórmula E, el Scalextric a tamaño natural, supongo que porque anda de por medio el yernísimo Agag y porque sus circuitos urbanos logran mayor aproximación al espectador que los grandes premios en circuito. Y bueno, porque son eléctricos y eso es políticamente correcto y “ecoguay” (como todos sabéis la electricidad crece de los árboles y la recogen unos duendes que viven de besos y sonrisas).

Como veis, o mejor dicho, como no veis, hay mucho donde elegir y puede que un martes a las 4 de la mañana haciendo zapping te topes con una repetición de algo de ello. Pero su difusión no va a más. Como los deportes olímpicos, no encuentran promoción más allá de citas concretas.

Los medios no se la juegan y van a apuestas seguras. Todo lo que no sean 22 millonarios postadolescentes corriendo en calzoncillos detrás de una pelota “no gusta” o “no interesa”. Palabra de Dios.

Si bien nunca llegaremos en Europa al nivel norteamericano, cuya pluralidad deportiva es francamente encomiable (football, hockey, baseball, basket, soccer, NASCAR, Indycar…), sí confío en que los triunfos de españoles en diversas disciplinas vayan poco a poco abriéndonos las orejeras.

Para todos ellos, atletas con o sin medalla, con o sin vehículo a motor, mi más sincera enhorabuena. Vuestro esfuerzo bien merece el nuestro para seguiros más allá de la Olímpica competición.





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