by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Sin conductor, sin necesidad... y sin respuestas"


Mira que he estado calladito respecto a las últimas noticias respecto al coche autónomo, pero ya llega un punto…
… en el que o mandas todo a la mierda y te retiras a criar cabras al sur de Córcega, o te decides a poner “un par de puntos sobre un par de íes” a fin de que no tomen el pelo a quien te quiera escuchar.

Bien, al parecer, según tres o cuatro iluminados que parece que han salido poco de su burbuja “Hipster 2.0”, la movilidad del futuro es, inevitablemente autónoma. Un súper avance revolucionario que viene, por supuesto, a mejorar nuestras vidas y nuestras ciudades, reduciendo la siniestralidad, el estrés, los atascos y haciendo las urbes mucho más adaptadas para los peatones.

Vale.

Obviamente esta gente ha imaginado que de aquí a diez años todas las ciudades serán como las de las películas “Yo Robot”, “El Quinto Elemento” o la genial “Blade Runner”; Una mezcla de algunas partes de Tokio, otras de Nueva York, algo de Hong Kong y unas enormes dosis de ciencia ficción.
Nos intentan convencer con experimentos de laboratorio en los que cochecitos sin conductor se mueven con cierta soltura entre media docenas de calles de un lugar muy estudiado y delimitado. Ahora, ¿Queréis convencer que de verdad “la cosa” funciona? Pues metedla en el mundo real. Y no os digo que lo llevéis al pueblo de mi madre, que seguramente acabaría en el pilón al primer giro, sino introducir vuestro cacareado coche autónomo en ciudades como El Cairo, Tánger, Atenas, Mogadiscio, Quito, La Paz, México D.F. … o la mismísima Roma, si me apuras.
Quien conozca y/o haya conducido en cualquiera de ellas coincidirá conmigo en que el factor humano es clave para avanzar… y sobrevivir.
De acuerdo, son ejemplos muy extremos, pero la mayoría de ciudades “civilizadas” si lo pensamos, están más cerca de estos ejemplos que del ideal “eco tecno futurista” que nos vende esta gente.

Por otro lado, y en lo tocante a siniestralidad, dudo de sus buenos resultados. Moverse con seguridad implica muchas más cosas de las que, parece mentira, puede controlar una máquina cuyo algoritmo (término de moda donde los haya…) desconoce que tras un balón botando en la calzada… casi siempre hay un niño.

Eso por no hablar de la pérdida del placer de conducir. De guiar tu coche y en cierto modo, tu destino.
Hay locos como yo a los que les gusta montar en coche porque mientras van conduciendo… van conduciendo, pero ahora parece que eso está mal visto y que ir solamente conduciendo es una pérdida de tiempo. Unos valiosos minutos que pueden ser empleados para ver el último capítulo de tu serie petarda favorita, “twittear” información crucial del tipo “voy sentado twitteando mientras mi coche conduce solo” o adelantar algo de trabajo (trabajar hasta en el coche, y habrá gente que hasta le parecerá buena idea…).
Toda esta gente realmente no tiene necesidad de coche, pues ya existe el transporte público, que funciona muy bien y es bastante más económico que comprar un automóvil. ¿Gastar una buena cantidad de dinero por si algún día te apetece conducir? No sé, no lo veo.

Por último, las consideraciones legales. ¿Podré ir borracho si es mi coche el que conduce? Si chocan dos coches autónomos por imposible que parezca… ¿de quién es la culpa? Si mi coche se salta un radar de velocidad… ¿la multa se la ponen al fabricante? Si mi idea es comprar un coche autónomo para no tener que conducir… ¿para qué me tengo que sacar el carnet? Y como autónomo… ¿mi coche tendrá que pagarse los seguros sociales?

En definitiva, muchas preguntas que no son nuevas a las que todavía no se ha dado respuesta. Parece que hoy por hoy, hoy por mañana, hoy por quince años vista, esta “revolución del sector de la automoción” es otro fenómeno “Segway”: iba a revolucionar la movilidad y en nuestros días es poco más que un juguete caro y un reclamo para algunos recorridos turísticos.





Curro San Miguel.com
Equipo C
Francisco -Curro- San Miguel (Editor), Marisa Castre (Directora de Contenidos), Manuel dCP, F. David Arós, Michael D. Hesse, David S. Pareja (Colaboradores), Roberto Sanjuan (Webmaster).