by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"El Imperio del Sol Renaciente"


Tras más de una década de sequía, Japón parece querer recuperar la senda de fabricantes de coches pasionales de la que se salió años atrás.
Todos los buenos aficionados al motor guardamos algún recuerdo, a modo de añoranza o pretérito deseo, de algún modelo japonés.
Y es que a finales del siglo veinte, la cantidad de coches orientales que levantaban suspiros entre todos nosotros comprendía cerca de 20 modelos.

Así, a bote pronto se me ocurren Nissan 200SX, 300ZX, GT-R y hasta Sunny GTi; Honda Prelude, S2000, CR-X y NSX; Toyota Celica, Toyota Supra; Subaru SVX, STi; Mitsubishi 3000GT, Eclipse, Lancer Evolution y Starion, si me apuras; Mazda MX-5, 323F, RX-7, RX-8; Suzuki… bueno, vale, Suzuki nunca tuvo nada digno de mención de 4 ruedas.

Los deportivos alemanes palidecían ante la vista en su retrovisor de un “humilde” producto de ojos rasgados. Y no digo que fueran mejores –que algunos, lo fueron- sino que eran coches “asequibles”, divertidos y tecnológicamente avanzados.
Motores rotativos, V6 diminutos, distribución variable, aerodinámica activa, tracciones integrales… ¡si hasta se atrevían a fabricar carrocerías targas motorizadas!

En esto que llegamos al Siglo XXI y, desde que comenzó, el principal aporte del país del sushi a la automoción ha sido… el Toyota Prius.
Sí. Desde un punto pasional, es como si Japón y todos sus coches atractivos se hubieran hundido y desaparecido en el Pacífico.
Cuando me he interesado por las causas de tal cataclismo, me han dado varias: en primer lugar, la contracción de la economía japonesa a fínales de los 90, luego, el problema para cumplir con las cada vez más estrictas normativas anticontaminación fuera de sus fronteras, también está el supuesto cambio de mentalidad de su público, que dicen que ahora busca cosas más eficientes y versátiles. Por último, la posibilidad que vieron de abrir un nuevo nicho que conquistar: el del vehículo ecológico.
A todo esto yo le sumaría un factor más que me comentó hace tiempo un directivo de una marca “japo”: a finales de los 90 se jubilaron la mayoría de responsables de producto de la “vieja guardia”, y fueron relevados por una serie de profesionales cuya cultura iba más en la línea del videojuego que de la historia del automóvil.

Y así les lució el pelo: buenos coches, interesantes apuestas híbridas, pero ni un solo modelo apetecible en los últimos 15 años.
Hasta el Mazda MX-5, el simpático Miata, tuvo su travesía del desierto hasta hace 5 años que volvió a hacerse deseable.
Caso distinto el de los Nissan 350Z y posterior 370Z, que siendo coches extraordinarios, fueron penalizados por la nueva filosofía del producto japonés, que decía que deportivo y nipón, ya no eran términos asociables.

Pero algo parece que se les ha removido en las tripas en el país del sol naciente, y poco a poco vemos indicios de que ese espíritu Samurái busca renacer.
El Honca Civic Type R vuelve a ser radical, el nuevo NSX está a punto de ser lanzado, ya hay alguna información referente al nuevo Toyota Supra, el GT-R de Nissan sigue siendo optimizado, Subaru y Mitsubishi van a “repensar” su gama de rally y Mazda, ni confirma ni desmiente la próxima aparición de un cupé de corte deportivo en nuestro continente.

Y espero –y deseo- muchas más noticias referentes a este tema y en esta nueva-no-nueva dirección. Se echa de menos algún coche de esos tan exclusivo como adictivo, una maquina oriental real que vuelva a merecer un póster en la habitación.






Curro San Miguel.com
Equipo C
Francisco -Curro- San Miguel (Editor), Marisa Castre (Directora de Contenidos), Manuel dCP, F. David Arós, Michael D. Hesse, David S. Pareja (Colaboradores), Roberto Sanjuan (Webmaster).