by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"La tele que -tal vez- merecemos "


Cada vez que viajo a Inglaterra paso mucho tiempo viendo la tele. Y no es porque me aburra, llueva en la calle o no valore el ambiente de sus pubs. Tampoco busco desconectar con un mero entretenimiento con el que pasar el rato. Veo mucho la tele porque me encanta.
Generalmente me circunscribo a la BBC1, BBC2, sus versiones infantiles y programación de madrugada en BBC3/4, ITV y, ocasionalmente, Channel 4.
Cualquier día, sin esperártelo, te cascan un documental de los que hacen época, un concurso inteligente y bienintencionado o un programa de variedades a la vanguardia de Europa. Hasta un programa sobre vías de tren abandonadas resulta tremendamente adictivo.

Como no existe la prensa rosa (el sensacionalismo escrito es otra cosa) su televisión, pública y privada, se aleja de la bazofia que nos hacen tragar nuestros medios a todas horas.

Por la mañana hay magazines con tertulianos “ad hoc” para cada asunto, programas de divulgación, de calado social (mi favorito lo presenta un tal Jeremy nomeacuerdoquémas, psicólogo eminente que en plan Diario de Patricia trae casos complejos al plató y, a diferencia del mencionado Diario, los resuelve), por la tarde concursos ligeros y programación infantil, o ambas al mismo tiempo, pues hay un programa concurso de niños cocineros que “riéte-tú-de-Sergi-Arola” con los platos que preparan los púberes. También me gusta “Dragon´s Den” donde empresarios con trayectoria (no del pelotazo) buscan invertir entre las muchas ideas y proyectos que les presentan varios candidatos. Por la noche programas de análisis informativo, documentales actuales (me encanta Louis Theroux) o películas de estreno sin cortes, ni siquiera para autobombo de la propia cadena.
Los informativos son harina de otro costal, pues, a diferencia de a lo que acostumbramos aquí, informan de veras.

Y más cosas y a cada una mejor todavía, pero no me voy a parar a analizar toda su programación, vamos a ir a lo que por aquí más nos interesa: los programas de motor.
Huelga hablar de Top Gear (que ahora pasan por estos lares con un doblaje patético) o Fifth Gear, que traen consigo “spin offs” como Clarkson Motorworld o Tiff Needle´s Supercars. O el Mph Show y reportajes sobre todas las carreras del mundo mundial, desde la Mille Miglia al reciente “The Deadliest Crash”, sobre el terrible accidente de Le Mans en los años 50.

Todos con una factura, una calidad y un afán por formar y entretener con clase a años luz del estilo-publirreportaje de nuestro “Más que coches” que pasan a las cuatro o a las cinco de la mañana de ya-no-sé-qué-día. Y ojo, no lo critico, lo compadezco.

Con lo cuál, y aquí al fin viene el quid del editorial, habiéndome criado profesionalmente a los pechos de la tele brit, se me ocurrió hace cosa de año y medio que se podía hacer algo por aquí del mismo tipo. Bien, nuestra pasión por el automóvil no está tan exacerbada como la suya, pero habría nicho, o eso creía yo.

La idea era producir un piloto, mostrarlo y fijar los términos del acuerdo, el cuál no implicaba gasto para la cadena, solo “hueco en su parrilla”. A estas alturas deberíamos estar estrenando y sin embargo, lo que estamos es estresándonos hasta tal punto de tirar la toalla. Al parecer no hay lugar para el motor en la tele española, F1 y motos aparte. Ni dándoles un programa con un elevado coste de producción (y calidad, por tanto) casi gratis hubo manera.

Que si hablamos mal de una marca les retiran la publicidad, que si una hora semanal es mucho, que si su audiencia no tiene interés en los automóviles, que nuestros patrocinadores han de pagar a la cadena además de a nosotros, que si la test driver fuera Belén Esteban nos lo pensaríamos, que qué me llevo yo de esto, que el momento es muy malo para nuevos formatos, que vale pero lo tiene que presentar Fulanito y dirigirlo Menganito que son de la casa, que algo tan elaborado mejor que salga por satélite, que me invitas a una mariscada y lo hablamos…

Que verdes las han segado, en definitiva.

Que en lugar de “Asfalto Quemado” (obviamente este no era su nombre real) podréis ver en breve otro programa del corazón taquicárdico con el petardo o la petarda de turno diciendo soplapolleces que parece interesan al gran público. Ese del que ni tú ni yo, al parecer, formamos parte.¡Hasta con mini-ministros catódicos legitimando el formato con su aparición en ellos! Spain is different, sin duda.

Y así nos va. Pan y Circo, decían los romanos. Y ahora que en España andamos escasos de pan… pues doble ración de circo.

Pero como ni en mi ánimo ni en el de mi equipo cabe la rendición, ya estamos analizando fórmulas atractivas alternativas, contemplando un canal “sólo motor” online y en HD (que no se diga), buscando ofrecer, aunque sea de manera clandestina, la tele -me gustaría pensar- que nos merecemos.





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