by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Tecnoimbéciles"


El otro día tuve que acudir al auxilio de un vecino que recurrió a mí como último paso previo antes de llamar a la grúa a que le retiraran su coche “averiado”. El hombre, se había liado a tocar botones con el resultado de dejar su todo camino de última generación hundido y atorado en el parking.

En cuanto lo ví, me remangué la camisa, me encomendé a San Pito-Pato y me puse manos a la obra a trastear con su ordenador, pues estaba claro que el dueño había tocado algo que no debía repetidamente hasta “colgar” el sistema. Pues nada, con paciencia y el manual de instrucciones fui navegando por los menús, submenús, menús del día y platos a la carta hasta que poco a poco iba logrando devolver el coche a su configuración inicial. Cuando pensé que ya lo tenía todo un mensaje confuso en la pantalla multimedia propicio un paso en falso con la consiguiente vuelta atrás. Nada, cuestión de 15 minutos más –sumados a los 45 que ya llevaba- y listo. Como el hombre vio que “más o menos” me manejaba, me rogó que le acoplara su teléfono al coche, que él no se había logrado entender con el “blutú”. Veinte minutos más entre menús y listo. Tremendo.
Bien cierto es que yo no soy un as de la tecnología, pero es que cada sistema que los fabricantes deciden incorporar a nuestros coches para facilitarnos la vida, realmente nos la complican, y hasta extremos que nos hacen rozar la frustración.

Mi vecino, tras toda una vida de duro trabajo, ya en su senectud ha podido optar a comprar “un coche bueno”, grande, seguro, caro y moderno. Y ahora esta pensando en devolverlo y tratar de recuperar el Renault 21 que entregó a cambio. ¿Por qué? Porque no “entiende” a su nuevo coche. Y es que, amigos fabricantes, si bien la vida es un proceso de aprendizaje continuo, a los setenta y pico años con los que cuenta mi amigo, todo se te hace más cuesta arriba. Y su coche le hace sentir más viejo, tonto e inútil de lo que en realidad es –Si es que lo es algo-.

Yo trato de consolarlo diciendo que no es problema suyo, que yo antes bajaba al garaje, arrancaba y salía, y que ahora bajo, me siento, arranco, espero a que todas las “pantallitas” de mi coche se desperecen, configuro los reglajes de suspensión, respuesta al acelerador, dureza de la dirección, ayudas electrónicas, dejo que el navegador coja señal para introducir el destino, que el teléfono se acople al coche y buscar la canción 234.475 de 731.461.934.057 almacenadas en el mp3. En fin, un puñetero engorro que me hace madrugar 10 minutos más cada mañana para salir a la misma hora que siempre.
Señores de las marcas, ¿Están haciendo coches hoy en día sólo para “tecnofílicos”?

¿Por qué en sus coches –generalmente de gama alta- no incluyen como opción un botón “desconectarlo-todo-y-dejarme-vivir-tranquilo-conduciendo-como-siempre-he-conducido?

Que entre tanto "tecnoavance" de nuestra "tecnoera", con tanta "tecnoayuda" en nuestros "tecnocoches", de aquí a cinco "tecnoaños" acabamos todos "tecnoimbéciles" perdidos.






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