by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Híbridos de jamón y queso"


Superada la fiebre “eco” aparece una nueva denominación que los fabricantes de coches han tomado rápidamente como tótem en la que basar sus ventas, lucir en su escaparate tecnológico y atesorar en su conciencia políticamente correcta. Hablo de la palabra híbrido.

Hasta ahora, en el mercado de la automoción, un coche híbrido era un coche al uso con dos motores (uno de combustión, y otro eléctrico) que de manera independiente o solidaria eran capaces de mover el coche con cierta soltura. Coloquialmente, a este prodigio de la mecánica, todos lo conocimos como “Prius” (Made in Toyota).

Durante años la validez del adjetivo se respetó, y los fabricantes utilizaron la designación para nombrar con propiedad los modelos que compartían filosofía con el pequeño y revolucionario japonés. Lexus, Mercedes, Bmw … hasta que algunos decidieron que, en realidad, no era necesario que el motor eléctrico moviera las ruedas por sí sólo para que el coche fuera considerado híbrido. Comenzaba así “el principio del final” para la palabra que poco a poco iba desvirtuando su sentido inicial.

Más tarde algunos empezaron a forzar el término y su significado hasta límites cuanto menos dudosos. Hablo, por ejemplo, de Citroën y su tecnología “micro híbrida”, lo cuál no es más (ni menos) que un excelente sistema start&stop que apaga el motor (el único motor que mueve el coche) en semáforos o atascos.
Parecía claro que todo coche con un sistema de ahorro de carburante merecía ya el preciado apelativo.

Pero no, todavía se podía ir más lejos.

Algún espabilado, gurú de la publicidad y el marketing, ha debido rescatar de su librería el olvidado Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y ha visto que en la acepción híbrida cabe mucho más de lo que se esta metiendo, ya que si al significado estricto de la palabra nos remitimos, encontraremos que por híbrido, en sentido figurativo, “Dícese de todo lo que es producto de elementos de distinta naturaleza”.

Eureka.

Los de Audi lo han visto claro y han lanzado su A6 (también conocido como A8 al 80%) con “chasis híbrido de acero y aluminio”. El invento esta muy bien, la misma rigidez con menos peso, y podría haber quedado así, pero no, tenían que meter el híbrido por alguna parte y les ha quedado de chiste.
Si eso vale insisto en que mi coche también sea nombrado coche híbrido, pues combina metal, piel, plástico, cristal y la tela de las alfombrillas. Todo en uno.

Y estoy convencido que en breve tendremos más ejemplos. ¿Por qué no un R-5 Full Hybrid? Se mueve con su motor de gasolina o sin él, mientras tu mujer empuja.
¿O un Mitsubishi Pajero con chasis híbrido? Hecho de acero y de sudor del japonés que lo soldó.
Si todo vale… pues todo vale.
Y mañana, cuando baje a almorzar al bar no pediré un sándwich mixto, sino un híbrido de pan, jamón y queso.



Hoy no me quiero despedir sin valorar muy positivamente y “a bote pronto” la nueva campaña de la DGT para acabar con las distracciones al volante: Tenéis toda la razón. Esta misma mañana casi arrollo a un motorista por ir “distraído” mirando el velocímetro para no violar el estúpido límite de 110 kilómetros por hora en autopista.

Lo peor de esta gente no es que sean tontos del culo, que todo lo parece indicar, sino que crean que el resto también lo somos…
En fin. Lo comentaremos más adelante.





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