by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Distracción fatal"


Hace unos días me permití aquí banalizar con el asunto de las distracciones con motivo de incluir un chiste fácil o una (poco) sutil ironía.
Sin embargo el tema no es ni mucho menos baladí y ni mucho menos ha de ser tomado a broma. Parece que la DGT lo ha entendido, aunque mal, como ella suele entender las cosas.

Oculto tras una campaña “antidistracción” se nos volvía a lanzar a la cara una nueva ola recaudatoria por conceptos ya de sobra cubiertos –y prohibidos- por nuestra ley vigente. Es por ello que, tras varias semanas en funcionamiento, la mayoría de las sanciones han sido por faltas ya bien conocidas, como por ejemplo, ir hablando por el móvil mientras se conduce. Nada nuevo en el horizonte. Nada nuevo bajo el sol. A los agentes se les conminó a que estuvieran más atentos para que no se escapara ni uno, y punto.
Podemos decir que fueron los agentes los que menos se distrajeron durante la acción…

La campaña de concienciación se redujo a recuperar dos anuncios de temporadas pretéritas –pertinentemente actualizados- y a meternos miedo en el telediario con “la que nos puede caer por manejar el navegador en marcha”.
Sin embargo el problema va mucho más allá.
Con datos en la mano, podemos ver cómo en 7 de cada 10 accidentes mortales y 8 de cada 10 sin víctimas la distracción ha sido, si no el motivo principal del golpe, el “colaborador necesario” y desencadenante del desastre.

Esto es especialmente grave en los casos en los que se suma a la velocidad inadecuada. Un despiste a 150 km/h es, indudablemente, más grave que uno a 110. Pero lo que queda para la galería es el exceso de velocidad, el culpable más obvio y por ello, demonizado hasta la saciedad.

La distracción es terrible, sin duda, yo ni fumar me permito cuando conduzco, pero… ¿Por qué los fabricantes insisten en instalar dispositivos que llamen poderosamente nuestra atención mientras lo hacemos?

Como probador de coches cada semana me “enfrento” a nuevos sistemas multimedia, pantallas a todo color, molestos chivatos y mandos de dudoso manejo. Siempre intento salir con la lección aprendida del garaje (navegador configurado, asiento colocado, radio en la emisora deseada, botones imprescindibles identificados y al alcance…) pero no hay vez que a mitad del trayecto tenga que mirar o tocar algo con la consiguiente distracción y peligro. De todas ellas, merece especial mención el “mensaje de advertencia” que muchos GPS muestran una vez en marcha advirtiéndote de nunca se debe manejar en marcha y obligándote a apretar la tecla “aceptar”… con el coche en marcha.

Incluso otros sistemas destinados a mantener tu atención en la carretera pueden ser fuente de distracción. Recuerdo un susto gordo viajando de noche cuando a mitad de una curva cerrada me salto un testigo en el cuadro acompañado del pertinente pitido recomendándome “parar a descansar un rato”. Casi paro del todo y descanso para siempre, colega.
O los sistemas de aviso de ángulo muerto que ahora se incorporan en los retrovisores. Son tan hipnóticas sus lucecitas que te quedas embobado mirándolas olvidándote de lo que tienes por delante.


Y no sólo se distrae el conductor con sus juguetes tecnológicos, al conductor ahora le pueden distraer los pasajeros jugando con los mismos juguetes. Si los primeros climatizadores fueron motivo de divorcio entre muchas parejas españolas, ahora que tu chica “te toque” los mandos del DVD del salpicadero… ¡Habrase visto! ¿Tolerará un “hombre como tú”, dueño indiscutible del mando a distancia de la tele de casa y paladín de todo artilugio con más de dos botones semejante intromisión? Total, que la apartas la mano, ella te regaña por mandón –y con razón-, tú le dices que no toque, que no sabe, ella se cabrea más todavía, tu la miras para hacer la paces y… zas! Entre tanto una farola te ha salido al paso. Parece una bobada, pero esto pasa más de lo que os imagináis. La DGT seguro que afirmará que tu velocidad -a todas luces- excesiva fue la causa del incidente, prescindiendo del resto de factores causantes en igualdad de condiciones. A saber:

1) Un coche “superequipado” con GPS, FTS, EWS, SAS, RTS y DDS –como poco-.
2) Una novia a la que no le gusta nada tu CD/DVD de Los Chunguitos Remastered y está decidida a quitarlo apretando cuantos botones hagan falta.
3) Un maromo estilo Gollum (mi tesooooroooo, no toques mi tesoooorooo)… pero que tiene buen fondo y se da cuenta de su error al instante
Y 4) Un miembro del mobiliario urbano que se ha querido acercar demasiado a ver el frontal de tu coche.

Una tontería de nada, un despiste, que hoy le ha costado el físico a una inocente farola, pero cualquier día de estos lo que se va a romper va a ser tu cabeza. Por ello sed conscientes de que la distracción más nimia, la cosa más corriente y el gesto más cotidiano se puede convertir al volante en distracción fatal. Multarte te van a multar sí o sí (o eso parece), salvar tu vida sin embargo depende de estar atento.





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