by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"El mal ajeno"


Recientemente un colaborador de la web me contó una desagradable experiencia con el prójimo que me viene al pelo para hablaros del “mal ajeno”.
El caso es que mi amigo y compañero iba de comunión –no a la suya-, y como su familia lucía espléndida con sus mejores galas y ya tenemos aquí la exhuberante primavera... decidió tomar prestada una rosa que sobresalía de un seto para regalársela a su madre con el fin de rematar el ojal de su bonito vestido.

Maldita sea su suerte que en el preciso instante de “perpetrar el delito” la puerta del garaje del bloque de pisos al que parecía pertenecer “el rosal de la discordia” se abre y de ella sale un personaje que, viendo el crimen en vivo y en directo, decide afear la conducta a mi socio con cajas destempladas, acusando a mi partenaire de criminal incívico. Ahí queda eso. O no.
Quiso el destino que casi olvidado el asunto -pero todavía durante el día-, “robaflores” y el "Defensor rosa" coincidieran, a cierta distancia, en un parking. Y así, de lejos, pudo ver mi colega cómo el abnegado botánico aparcaba su coche ocupando dos plazas, salía y, tras dos profundas aspiraciones, regaba el pavimento con un consistente lapo o escupitajo vomitivo.

Olé. El Ciudadano Ejemplar. De cotidiano soy un cerdo pero me convierto en dandy cuando me tocan lo mío. Debe ser.

Y a ello voy.
Desde que entró en vigor la ley inquisitiva de tráfico a la que más tarde se añadieron sus nuevos y absurdos límites de velocidad, raro es el día en que un abnegado conductor no afea mi conducta tras adelantarlo, convirtiéndose en fiscal de la autopista. Y rara es la vez que más tarde no observo del mismo conductor cómo se cambia de carril sin intermitente, conduce con un faro fundido o su pegatina de la ITV caducó hace ya dos años y tres días.
Pero si le dijeran “Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra” el muy mamón seguro que me apedrearía.

En este país tenemos especial destreza en ver la paja en el ojo ajeno mientras que ni a palos descubrimos la viga en el nuestro. Si tenemos visión borrosa… será por la crisis o algo que me ha sentado mal en el aperitivo.
Pero voy a más. Hoy mismo un conductor –de un Audi blanco, para más señas- me quería asesinar por pedirle paso –a 102 km/h- en el carril izquierdo de la autopista. Con una mano me hacía gestos mientras con la otra… sujetaba el móvil contra su oreja.

Yo sé que en muchas ocasiones conviene advertir sobre mala conducta con el fin de que ésta no se repita, pero decir a un niño que no fume mientras sostienes un cigarrillo encendido…mal asunto.

Nadie es perfecto, pero todos somos perfectamente capaces de respetar la imperfección del resto, dando clases de civismo cuando de verdad lo practicamos, de ética cuando la tenemos y de conducción cuando de verdad sabemos lo que hacemos. Todo ello se inscribe bajo el epígrafe de dar ejemplo, porque de lo contrario nos vamos a llevar un disgusto cuando alguien, inevitablemente, nos ponga en ridículo poniendo de relieve que algunos males… no nos son tan ajenos.

P.D. Mi buen comparsa localizó el buzón del “Guerrero del Rosal” y le remitió semillas del Rosalis Rosamantae Israelí, un parktronic portátil y un bote vacío de fabada Litoral a modo de escupidera.





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