by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Verde eléctrico"


Atiendo con tan sano afán por conocer, como forzado escepticismo por su implantación, cada noticia referente al futuro eléctrico de la automoción. Y si bien admiro cada esfuerzo de ingeniería realizado por las marcas en su objetivo de “cero emisiones”, dudo que su interés y el del comprador sea exactamente el mismo. O que nos encontremos en el mismo punto del mapa.
Porque el leitmotiv del asunto estriba en la ecología, eliminar la polución, limpiar el planeta, salvar el ecosistema y tal, lo cuál esta muy bien, lo malo es que como casi con todo, nos han contado la mitad y de ello sólo nos hemos enterado de un cuarto.

Porque digo yo que la electricidad con la que vamos a abastecer nuestras “batidoras con ruedas” no crece de los árboles, y puestos a analizar su origen en nuestro país (que me he tomado esa molestia) surgen dudas ante lo ecochachi de la propuesta.
La realidad es que a día de hoy, la electricidad proveniente de fuentes de energía renovable (molinos de viento, campos solares y generadores en presas) apenas cubren el 20% de la demanda. El resto proviene de centrales térmicas, ciclo combinado y –las muy temidas- plantas nucleares. Mal rollo, ¿No? Lo que es verde por un lado resulta ser un marrón por el otro. De momento.
A esto añadir que sólo fabricar una batería de ion-litio para un automóvil contamina más que hacer cien depósitos convencionales para albergar combustible fósil.

Esto de momento, como digo, aunque mucho hemos de mejorar (y lograr un compromiso firme y claro de la administración) para llegar a las cifras a las que el ministro de industria aspira. Entretanto, la cosa todavía está fría.
Tan fría como que en todo lo que va de 2011 sólo se han vendido 200 coches eléctricos en nuestro país (el 90% de ellos destinados a flotas de empresas políticamente correctas), porque, y aquí voy con otra cuestión espinosa, el coche a pilas, hoy por hoy, vale una pasta.
Y no estamos dispuestos a pagar por él, o al menos, lo que nos dicen que cuesta.

En una encuesta reciente el 82% de los españoles se plantearía la posibilidad de comprar un V.E., pero nadie estaría dispuesto a pagar por él más de 23.000 euros. De hecho, la mayoría estima su desembolso entre los 15.000 y 18.000 euros, ayudas incluidas. Cantidad alejada de los 43.000 que cuesta un Opel Ampera, los 30.000 por los que sale un Nissan Leaf o los 34.000 de un Peugeot Ion/Mitsubishi I-Miev/Citroen C-Zero.
Por otro lado pedimos una autonomía mínima de 320 kms. Cifra fuera del alcance de todos los eléctricos hasta la fecha.

En cuanto a su motivación, a la del público, es puramente económica en el 70% de los casos. Tanto es así que la intención de compra de un V.E. baja cuanto menor sea el consumo de los térmicos y crece cuanto más caro sea el precio del combustible. O tengamos menos dinero para pagarlo. Como ejemplo, los ciudadanos de Alemania y Francia muestran un interés muy tímido a la hora de plantearse la compra de un coche eléctrico (al 59% y 57% de su población, respectivamente, se les ha pasado alguna vez por la cabeza), mientras que en el otro lado de la balanza, el 91% de los turcos se muestran muy partidarios.

Y los puntos de recarga, en pañales. Nos queda la red doméstica, ya que según varios estudios de viabilidad económica, las llamadas “electrolineras” serían una ruina tal para su propietario que sólo la inversión pública puede sacarlas adelante. Parece mentira, en un país como el nuestro famoso por sus “enchufes” en todos los ámbitos.

Al menos, que no todo va a ser malo, contamos con ayudas estatales, que las hay:
-2.000 euros para aquellos vehículos con autonomía exclusivamente eléctrica no superior a los 40km y no inferior a los 15 kms (para excluir a los juguetes de Feber).
-4.000 euros para aquellos V.E. con autonomía exclusivamente eléctrica superior a 40 kms e inferior o igual a 90 kms (categoría “Carrito de Golf”).
-Y la guinda, 6.000 euros para aquellos vehículos con autonomía exclusivamente eléctrica superior a los 90 kms.
Muy atractivas, sobre todo con los tiempos que corren.

Pero como siempre, empezamos la casa por el tejado. Ya tenemos los primeros coches eléctricos funcionales 100% en nuestro mercado y el cliente potencial ha oído cantos de sirena y ya dice sí que sí. Y no seré yo el que niegue el futuro (sobre todo urbano) de este invento, pero sí quiero ser el que advierta e informe a esta gente de que lo que está comprando, no es tan guay como lo pintan.

La idea es buena, sin embargo falta desarrollo y claridad en muchos puntos. Dejémosla madurar un poco no vaya a ser que con tanta electricidad a vueltas, nos acabe dando calambre.

Por cierto que también leo con sorpresa que se plantean convertir a no muchos años vista el espectáculo de la Fórmula 1 en algo más económico y netamente eléctrico. Acabáramos. Si eso ya esta inventado hace años, socio, se llama “Scalextric”.





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