"Gastar para ahorrar"

Hace pocos días que cerró sus puertas la edición de este año del Salón del Automóvil de Frankfurt. Un salón el de este año que, si bien nunca ha sido especialmente austero, ha brillado por el “despiporre” de las marcas. Durante una semana, el mundo de las exposiciones del motor volvió a ser el que era: puro sueño, novedad y espectáculo.

Los stands de Daimler-Mercedes-Benz y BMW sumaban en extensión lo que la provincia de Soria, y el Grupo VW congregó a casi 2.400 periodistas de más de 40 países el día reservado a la prensa. Porsche mostraba hasta en media docena de variantes su nuevo 911, otros sorprendían con premieres en exclusiva, había prototipos por doquier y alguna que otra marca sacaba pinchos para picar. Todo un lujo para los tiempos que corren.

Quizá por jugar en casa las marcas alemanas se pusieron –e impusieron a terceros- el listón muy alto, o quizá la muestra quería reafirmar el papel de locomotora que juega Alemania en Europa, pero a mí me gustaría pensar que más allá de todo eso hay un sentimiento optimista, un afán por seguir adelante más y mejor y un objetivo claro: recuperar al sector recuperando al comprador con propuestas realistas.

Y aquí me toca hablar de los héroes caídos, aquellos que de la noche a la mañana pasaron de ser bandera de fabricantes a trastos obsoletos e inadaptados a los nuevos tiempos y circunstancias. Hablo, por ejemplo, de BMW, que parece que ha pagado su stand con lo que se va a ahorrar en cilindros, ya que según anunciaron, su bloque 3 litros 6 en línea atmosférico irá paulatinamente desapareciendo de su gama para dejar paso a unos más eficientes, racionales y “casi tan prestacionales” motores 4 cilindros turbo. Lo mismo pasa con el V10 del extinto M5, rebajado a V8 en el actual, o el V8 noblote y potente del X5 que bajó su cilindrada para hacerle hueco a la sobre alimentación.
Audi por su parte elimina el V8 del S5 para adoptar un V6T, Mercedes hace maravillas con su nuevo bloque de gasoil tetracilíndrico que ya anima todo un Clase S y comienza su andadura con la nueva gama ML. Honda, que mostraba su nuevo Civic, confirmaba el deceso del S2000 y del Type R, alias “la batidora japonesa”, por no haberse sabido adecuar a las modernas normativas de emisiones. Volvo se plantea recortar sus motores 5 cilindros y Fiat, VW, Nissan, entre otros, apuestan por los propulsores de tres pistones… suma y sigue. El motor grande y sencillo ha “pasado a mejor vida” para según qué segmento (a excepción de deportivos o americanos, la mayoría).

Junto a todo ello, muchas eran las firmas que se apuntaban a la tecnología híbrida o incluso a modelos eléctricos puros.

De la mano del ahorro también, a los que les espera un futuro incierto es a los fabricantes de botones: la apuesta de futuro es la tecnología táctil. Es decir, todos con los deditos frotando una misma pantalla.

También encontramos presentaciones y demostraciones, con todo lujo de detalle, de tal y cuál sistema “de última generación” empleado por los fabricantes capaz de economizar el gasto de combustible merced a un despliegue tecnológico casi tan difícil de explicar como de entender. Por ello pusieron especial esmero en las maquetas, gráficos, videos, coches desnudos y folletos que nos ofrecieron.
Quedaba claro que ante la dificultad los fabricantes sacan pecho, ofreciendo ejemplos a cada paso de que la industria no está muerta, ni tan siquiera parece herida.

Un despliegue acertado para atraer a la prensa y al público y lograr recuperar ventas.
Un espectáculo grandioso para presentar la eficiencia de sus productos.
En definitiva, todo un gasto de las marcas para enseñar cómo ahorran sus nuevos modelos.
Parece contradictorio, pero tiene sentido.