by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Soplagaitas"


Asisto con perplejidad a la última ocurrencia del Presidente de la República francesa en materia de tráfico: alcoholímetros incorporados a cada vehículo asociados al inmovilizador electrónico a partir de la primavera de 2012.
Entra, sopla, analiza, das negativo y el coche arranca. El proceso es sencillo, el mecanismo, no tanto. Y por cierto que tampoco se ha aclarado aún quién correrá con los gastos de implantación de dicho dispositivo en cada automóvil, pero todo parece indicar que horadará el bolsillo de los ciudadanos del país vecino. Como siempre, el último que pague la cuenta.

Pero no entraré aquí en el coste o la oportunidad de tal medida (con la que está cayendo), sino al atentado que a la integridad personal implica.

Empezando porque el sistema presupone delincuente a cada uno de los conductores. No basta con que no hayas bebido porque seas un francés concienciado o simplemente abstemio, se lo tienes que demostrar al coche. No obstante, según han confirmado las autoridades pertinentes, se mantendrán los controles de alcoholemia a pie de carretera y, de solicitártelo, habrás de parar y demostrar al gendarme que ni tú ni tu coche mentís, que no has bebido. Que no será gracias a ti –ni a tu presidente- por lo que las más de 25.000 bodegas de destilados del país salgan de la crisis.

Entonces, entiendo que dado el férreo control las campañas de concienciación en los medios huelgan y sobran… pues no, se contemplan como “apoyo” a lo primero. Llegado a este punto, ya no eres un delincuente en potencia, sino un gilipollas –porque no entiendes de prevención- o simplemente un hijo de puta porque no dudas en pasártela por el forro… ¡y por eso te han tenido que instalar un alcoholímetro en el coche!
No sé. No lo entiendo. Además, aún siendo uno de los principales productores de espirituosos del mundo… Francia no tiene tantos problemas de siniestralidad asociada al bebercio. Incluso están por debajo de las cifras de España, pero claro, ellos no tienen a Ortega Cano…

Y por si por aquí cundiera el ejemplo, amén del alcoholímetro yo sería aún más ambicioso. Junto a él obligaría a incorporar un detector de “otras drogas” mediante prueba de orina. Y un secuenciador de ADN para ver si tu código genético te hace proclive a estornudar mientras conduces. Un analizador de espectros que compruebe que tu mirada está centrada, y por su puesto un test rápido de agudeza visual para verificar que llevas las gafas puestas. El análisis de heces para verificar que tu última comida no te producirá somnolencia –ni flatulencia- es algo controvertido por lo “engorroso” del asunto, pero seguro que se puede resolver. Por supuesto, y esto lo contemplo como imprescindible, un psiquiatra titulado guardado en la guantera verificará tu estado mental a antes de ponerte al volante. Con esto y una prueba de esputo (conviene revisar tu flora intestinal y el nivel ácido de tu estómago) estamos ya casi listos para arrancar. Faltaría introducir un código alfanumérico compuesto por 160 variables distintas en función del día de la semana, mes del año, temperatura exterior y alineación planetaria. Con ello demostramos que tenemos una excelente memoria que nos recordará que hay que frenar en un Stop y no hacerlo en un semáforo en verde. El análisis de sangre, en días alternos. Si te sale colesterol, te vas en metro, no te vaya a dar un infarto en plena nacional 332.

Todo esta legislado en mayor o menor medida, por ello no se porqué hemos de atender a lo uno por encima de lo otro. Hacemos un Gattaca sobre ruedas a la española y listo.

Más que coche llegados a este punto tendríamos una furgoneta de análisis clínicos a domicilio. Y nuestra “produtividad” se resentiría al tardar más de seis horas en llegar al trabajo (cinco de las cuales emplearíamos en intentar arrancar nuestro coche).
En fin, todo sea por estar al 101% de nuestras facultades al montarnos en cualquier vehículo.

Como colorín, conviene recordar aquí que la principal causa de accidentes en nuestro país y en el país vecino no es la velocidad ni el consumo de alcohol, sino las distracciones al volante. Contra eso aún no vale soplar, pero “todo se andará”, que diría Pere Navarro, Sarkozy… o algún otro soplagaitas.





Curro San Miguel.com
Equipo C
Francisco -Curro- San Miguel (Editor), Marisa Castre (Directora de Contenidos), Manuel dCP, F. David Arós, Michael D. Hesse, David S. Pareja (Colaboradores), Roberto Sanjuan (Webmaster).