by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Legitimados para incordiar"


Ante la criminalización, persecución y penalización que los conductores sufrimos desde hace un tiempo por parte de la administración y autoridades, he observado desde hace pocas fechas como se han ido instalando en nuestras carreteras diversas conductas antes desconocidas. Así vemos conductores atemorizados y más pendientes de su velocímetro que de la carretera, frenazos a fondo ante la presencia de cualquier coche “sospechoso” en la cuneta, ataques de ansiedad ante la presencia de la Guardia Civil… y otros que, tomando la nueva ley de seguridad vial como bandera se sienten legitimados a incordiar a los que apuramos los límites de una ley (o conjunto de medidas) que nos parecen absurdas. Y hablo de aquellos conductores que en autopista toman como suyo el carril izquierdo y se instalan cómodamente en él a 100 km/h. Yo siempre he sido muy respetuoso, y rara –muy rara- ha sido la vez en la que haya dado las largas pidiendo paso o haya “presionado” subiéndome a la trasera del coche precedente (comportamiento harto censurable, por otro lado).

Generalmente, como interpreto que el vehículo al que pretendo adelantar también está efectuando la misma maniobra, me quedo detrás esperando. Tampoco soy de los que se vayan dos carriles hacia la derecha para adelantar por el “lado que no es”, aparte de irreglamentario, me parece una macarrada.
No obstante, cuando ya has recorrido más de una docena de kilómetros “chupando rueda”, estas medidas “desesperadas” se contemplan como necesarias. Y cuidado, no todo el mundo las entiende así. En ese momento te puedes encontrar con conductores que, ante tu intención de adelantarles, te cierren el paso, frenen, te insulten, te saquen algún dedo o, como fue mi caso, te escupan (lo cuál la verdad, lejos de ofenderme, me hizo gracia. Sobre todo al ver el resultado: el hombre acabó con el gorgojo en los asientos traseros de su Toyota). Éstos conductores no son conscientes que con su “exceso de celo” incurren en una peligrosidad mayor que la que tú puedas provocar con tu conducción “suicida y criminal” yendo a 132 km/h por una autopista despejada.

Pero es inútil intentar hacerles razonar. Y mucho más peligroso enfrentarse a ellos. Mi consejo, dejarles atrás (justo donde se haya su mentalidad) siempre que tu seguridad y la de los que te rodean no se vea comprometida. Y es que para sancionar ya tenemos al Estado, y de momento, no necesitamos niñeras, guardianes de la carretera ni del carril o exaltados y radicales que sin saberlo, se convierten en amenazas para todos los que circulamos con sentido común por nuestras carreteras.





Curro San Miguel.com
Equipo C
Francisco -Curro- San Miguel (Editor), Marisa Castre (Directora de Contenidos), Manuel dCP, F. David Arós, Michael D. Hesse, David S. Pareja (Colaboradores), Roberto Sanjuan (Webmaster).