by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Otro palo en la rueda"


Cuando el sector de la automoción parece vislumbrar la luz al final del túnel y corre hacia ella, un nuevo obstáculo llega para ponérselo más difícil todavía.
“Plan Integral para la Reducción de las Emisiones de CO2 de los Vehículos Ligeros en la UE” se llama el nuevo invento, también conocido como “Palo Verde en la Rueda de la Automoción”.
Este Plan, votado y aprobado en el Parlamento de la Unión por nuestros amados eurodiputados –de los cuales, al menos por nuestra parte, sabemos que trabajan lo justo para disimular su envidiable tren de vida- tiene en su tercera fase al coche y su futuro inmediato en el punto de mira.

Y es que ese Plan, y esa fase, busca a través de un enrevesado régimen fiscal reducir la emisiones utilizando a los fabricantes como “instrumentos” dentro de una espiral que conduce inexorablemente al encarecimiento selectivo y progresivo –si no eliminación- del producto, amén de dilapidar la libertad del usuario a la hora de elegir entre una u otra alternativa adecuada a sus necesidades. Esto es, lo que se busca es controlar la clase de coches que vas a poder comprar. Y punto.

Vamos a ver cómo funciona este despropósito cuya vigencia arrancará el 1 de enero de 2015.
El Plan establece un límite en CO2 que los fabricantes no pueden superar. Hasta aquí, suena conocido, pero a partir de este punto, la cosa se complica, pues el límite a cumplir a siete meses vista es de 130 gr/km.
El nivel de emisiones de cada fabricante se calcula teniendo en cuenta todos y cada uno de los coches vendidos durante el año. Los fabricantes que vendan coches más pesados que la media tendrán un pequeño colchón –de momento- de 3,33 gr/km por cada 100 kg de sobrepeso. Y dentro de 6 años, la guinda del pastel, límite 95 gr/km.
Esto, para que te hagas una idea, equivale a que tu coche consuma de media entre 4,1 l/100kms de gasolina o 3,6 l/100 de gasóleo.
Pues que bien dirás tú. Lo poquito que vas a pasar por la gasolinera… para repostar tu “bote” de 900kgs de peso y 0.8 c.c. y 45CV bajo tu capó.
Ahora, ¿y si no te conformas con ir montado en un coche de “juguete”?, es más ¿y si necesitas un coche más grande para trabajar o llevar a tu familia? Pues por más que me he leído el plan, la única respuesta que encuentro y resumo es un sencillo “te jodes”.
Con la nueva reglamentación, los todoterreno y los monovolúmenes pasarán a mejor vida, pues para ajustar las emisiones los fabricantes buscan optimizar el peso y la aerodinámica, además de la potencia disponible, y en este tipo de coches… el margen es muy estrecho.
Es más, algunas berlinas corrientes y molientes también entran dentro del peligro de extinción ya que aunque se pasen muy poquito del límite, las multas a la marca pueden ser de órdago: 5 euros por el primer gramo que se pase, 15 por el segundo, 25 por el tercero y 95 por el cuarto y restantes. Si la media es de 138 gr/km y fabrica un millón de coches, la broma en forma de sanción sale por unos nada despreciables 520 millones de euros.

Por cierto, que luego habría que preguntar adónde van todos esos dineros… pero eso es otra historia más oscura todavía.

En cualquier caso, el productor no dudará en repercutir una parte de la mordida en el precio del coche nuevo que tú y yo tendremos que pagar… o descartar.

Conclusión: A partir de 2015 podremos elegir entre los segmentos microurbanos, urbanos, compactos y alguna berlina suelta, nuestro futuro coche. Olvídate del resto. Y en 2020 sólo el híbrido enchufable pasará. Modelos que ahora mismo se cuentan con los dedos de una mano en nuestro mercado. Y la verdad, ninguno muy bueno.

Todo ello, y esto no me lo puedo callar, para reducir las emisiones de un continente, Europa, que significan el 1,5% de las emisiones contaminantes del planeta. ¡¡¡El 1,5% y así nos las gastamos!!! Entretanto, China a su puta bola saltándose el Protocolo de Kyoto –aunque cierto es que no lo firmó- quemando, gasolina, gasoil, queroseno, carbón y todo lo que pueda arder hasta arrojar cerca del 37% de mierda del planeta a la atmósfera.
Pero los eurodiputados deben pensar que el aire de cada país es único e intransferible, y que el calentamiento global sólo va por barrios y que, por supuesto, el agujero de la capa de ozono sito en el Polo es culpa de los todoterreno de las focas y de los deportivos de doce cilindros en los que “chulean” los osos polares.

El panorama pinta negro (o verde ácido), pero aún todo no está perdido.
La esperanza para los que nos gustan los coches, pero sobre todo nos gusta nuestra libertad, pasa porque los fabricantes “hagan trampa” (y no les pillen, claro).

Esto tampoco será novedad. Lo conocemos por los datos de homologación de los coches nuevos. Con el corazón en la mano os digo que ninguno consume tan poco y contamina de manera tan escasa como dice su fabricante. Pero hace años encontraron una manera para que así pareciese. Confío en que encuentren otra para el futuro inminente.


Luego están los llamados “pools”. Varias marcas de muy distinto signo se juntan para compensar con las bajas emisiones de unos, las más altas de los otros. Ya hemos sido testigos y funciona, ¿u os creíais que lo que hizo Aston Martin-Toyota con el Cygnet-IQ obedecía a otro criterio que no fuera el de la compensación?
Incluso podríamos ver a corto plazo un Lamborghini Prius R o un Ferrari 500 Lounge…
La posibilidad existe, sólo hay que saber manejarla.

Con todo, el “Plan integral para la reducción de bla-bla-bla-bla” abre un capítulo intrigante en el mundo del motor. Supongo que “los mercados” algo habrán tenido que ver en precipitar esta decisión, pero en breve, como no frenen su afán de control se les va a tener que llamar “los”, porque “mercados”, ya casi no van a quedar…






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