by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Homo Conecticus"


Se dice que el hombre es un “animal social”. Quizá por eso empresas y fabricantes insisten en que estemos 100% conectados.

Hace pocas fechas se celebraba en la Ciudad Condal una de las ferias de telecomunicaciones más importantes de las que se dan cita en Europa.
Fundamentalmente centrado en los dispositivos móviles, las principales marcas han presentado sus novedades destinadas a la conectividad del futuro.
Sin embargo, vistas en detalle cada una de las innovaciones, se descubre que no son tales, y que en el fondo lo que se busca es mejorar lo existente y, mucho más importante, generar la –falsa- necesidad en el comprador.
En esta cita también ha estado presente la marca española Seat –como en cada evento en Barcelona…- presentando su León “Connect”, una serie especial “muy conectada”. O eso dicen.
Lo que me lleva al asunto de la conectividad en los automóviles.

No sólo hablo de la marca española, sino que prácticamente la totalidad de los fabricantes a la hora de desvelar un nuevo modelo reservan una página del dossier de prensa a hablar de lo “chupi-conected” que vas a estar gracias a tal o cuál dispositivo, pantalla y sistema operativo.

Total, que atrás quedó aquello de “me encanta conducir mi coche porque, a la que me monto, desconecto de todo”; un planteamiento que muchos compartimos y que ha servido de no pocas y exitosas campañas de publicidad.
Ahora lo que se estila es seguir 100% conectado sea cual sea la situación y entorno. En el metro, en el ascensor, en la cama, en el coche, en el avión, en el cumpleaños de tu abuela, bajo el agua… Parece que somos tan importantes y tenemos una vida social tan intensa que no podemos permitirnos un minuto de “silencio radio”.
“Por favor, ¿cómo voy a desperdiciar 20 minutos de mi tiempo haciendo algo tan pueril como conducir cuando puedo estar actualizando mi perfil de Facebook, twiteando o chateando cuestiones de enorme calado e imposible postergación?” Esa es la idea que nos quieren vender.

O te la quieren vender en una determinada gama de automóviles, ya que a medida que vamos subiendo de categoría -y de precio, por ende- la conectividad “como que pasa a un segundo plano”. Ya no hay una página entera del dossier sino un mísero párrafo. Ya no te hablan de redes sociales sino de “servicios integrados a través una conexión móvil de alta velocidad”, y en lo tocante al bluetooth con conexión en streaming y tal es sustituido, más bien ampliado, por la descripción de un equipo de sonido de primera fila con su ranura de CD y todo.

Es lógico, no conozco a nadie que se haya comprado un Jaguar F-Type 5.0 S/C por sus “apps” o un Mercedes Clase S para poder chatear en vivo y en directo a través de la pantalla del módulo multimedia.

Lo que deja una cierta sensación de que quien vende conectividad, es porque dispone de poco más que ofrecer.

También está el asunto “modas” y el ofrecer lo que un público, eminentemente joven, perece demandar: es estar conectado las 24 horas del día. Y por eso se asocia este equipamiento al segmento más demandado por estos consumidores.

Un público que, dentro de unos años, necesitará largas sesiones de terapia para desconectar aunque sea un rato de un mundo que insiste en tenerle, aún sin sentido, permanentemente enchufado a “sus redes” para que no se de cuenta de lo que de verdad pasa a su alrededor. Resulta paradójico, pero el Homo Conecticus, como ya advierten algunos psicólogos, está resultando el ser más alienado de cuantos bípedos han pisado nuestro planeta.





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