by AUTODOMINIS

Prueba del Skoda Superb 2.0TDi Combi

Skoda Superb 2.0TDi Combi

" Mucho coche "

Tanto por cantidad como por calidad este Skoda reclama un sitio, grande, entre los grandes del segmento. Más aún con la versátil carrocería familiar y el motor estrella del grupo, el Tdi de 140CV.


Lo primero que llama la atención al ver el Skoda Superb Combi por fuera es su tamaño. Con cuatrocientos ochenta y tres centímetros de largo no es un coche compacto, precisamente, pero es que incluso la sensación que producen su enorme batalla y lo plano de su techo es aún mayor. Parece un vehículo de proporciones titánicas cuando en realidad es dedo y medio más modesto en dimensiones que un Opel Insignia Sports Tourer, por ejemplo.



Y respecto a su diseño, tan poco que añadir como poco que objetar. Es sencillo, funcional y está bien realizado. Su imagen no enamora, pero desde luego, tampoco disgusta. Aunque la forma en cierta medida se haya plegado a la función, a los checos les ha quedado un coche de líneas tan proporcionadas y discretas como las de un Audi, pero un 30% más barato.

La función aludida la descubrimos al abrir la puerta: el espacio. Este coche es ante todo, espacio. Ya en el puesto de mandos un asiento de sorprendente sujección lateral nos recibe a nuestras anchas, pues está pensado para que hasta las tallas más generosas encuentren acomodo sobre su tapicería de tela en acabado bitono. Ante nosotros un volante de vasto diámetro y aro fino, forrado de cuero, multifunción y de excelente agarre. Tras él, un cuadro de instrumentos claro y completo en el que destaca la pantalla central que muestra la información de un ordenador de a bordo gratamente preciso. En el centro, consola central muy limpia con el módulo de la radio con teclas grandes e intuitivas y bajo él un climatizador de manejo y, sobre todo, rendimiento “manifiestamente mejorable” (hasta tal punto que creo que el de nuestra unidad de pruebas estaba roto). Hay posavasos, huecos, guanteras y portagafas inteligentemente distribuidos por las puertas, apoyabrazos, salpicadero y techo del coche. Materiales y acabados sobrios pero apropiados.
Los ajustes de las butacas, manuales en este acabado, son toscos pero precisos. La postura de conducción sí que queda algo elevada, por lo que hay que jugar con la regulación del volante para, los más altos, ver toda la información del tablero.



Pasamos a las plazas traseras con una cuerda atada a la cintura por si alguien tiene que tirar de nosotros para sacarnos de ahí por habernos perdido. Y es que las plazas traseras de este Superb Combi son de limusina. Cualquier adulto de cualquier talla encontrará suficiente espacio en su interior. Las cotas de altura y de profundidad son sencillamente espectaculares, siendo la de anchura la que peor queda del grupo. No obstante, tres adultos hechos y derechos viajarán sin más problema que el que le depare al pasajero central el prominente túnel de transmisión pensado para albergar la tracción integral que ofrece el Superb en su gama.
Hay buenas guanteras en las puertas y un chivato a modo de pantalla en la parte trasera del apoyabrazos central delantero nos da la hora y la temperatura. Porque es que hay que tener muy buena vista para otear desde atrás la instrumentación delantera dada la distancia a la que nos encontramos atrás aquí sentados…



Más atrás, un portón flanqueado por los ya distintivos pilotos de Skoda en “C” da paso a la Gruta de Alí Babá y los 40 ladrones, que bien podrían esconderse a perpetuidad en este maletero. Son 633 litros sin contar trampillas laterales y, bendito sea el cielo, aplauso para la marca, una rueda de repuesto bajo el piso de exacto tamaño a las que traemos montadas de serie. Detallazo.
Además, contamos con unos útiles carriles para organizar la carga amén de ganchitos fijos y escamoteables a ambos lados del espacio diáfano. Como única pega, la toldilla que cuida nuestro equipaje de miradas curiosas y amigos de lo ajeno, es de material débil y accionamiento torpe.



Hasta aquí, siendo sincero, cuesta sacarle defectos a este coche.
Lo ponemos en marcha ansiosos por ver si el Superb redondea la jugada con un dinamismo digno del grupo, Volkswagen, al que pertenece.
Decir antes que bajo el capó contamos con el best-seller del fabricante, el bloque 2.0TDi que esta versión eroga 140CV. Toda la prensa, desde su primera versión que entonces "se llamaba" 1.9TDi y era de bomba-inyector, hemos alabado el rendimiento y funcionamiento de este propulsor que ha ido ganando suavidad y perdiendo consumo a lo lago de los años.

Lo que no acaba de perder es sonido.
El interior del Skoda está aislado con maña, pero en arranques en frío, dentro de un garaje con las ventanillas bajadas… hace un ruido que no te oyes ni pensar.
Luego en marcha el fenómeno se atenúa a menos que estires las marchas.
Lo que sí se ha logrado es disminuir las vibraciones. Ni al volante ni a los pedales les llegan las turbulencias de la explosión de gasóleo.



Rodando en autopista el Superb Combi navega a sus anchas. Puede mantener cruceros ligeramente por encima de la legalidad sin despeinarse, y será solamente a la hora de recuperar cuando el TDi se las vea y se las desee tirando de desarrollos cada día más absurdamente largos. Valga como ejemplo que en sexta a 80 km/h este coche rueda a poco más de 1.000 vueltas, por lo que invierte… tres días y cuatro noches en volver a los 120 km/h. De la prueba de 60 km/h a 80 km/h nos olvidamos. Girando a 850 rpm, al motor le resulta materialmente imposible lanzarse hacia delante. Y es que a ese régimen el turbo “no sabe no contesta”. Hay que darle otras 800 revoluciones de margen para que empiece a ponerse “agresivo”. Llegado ahí, tira millas, que hay potencia, par y un peso relativamente ligero como para marcar unas prestaciones más que dignas.

Todo ello con un consumo de risa. Pero no adelantemos acontecimientos. Pongamos al coche en ciudad y carretera.
En la urbe, sus dimensiones y la falsa sensación de “barco” que produce te hacen conducirlo a trompicones hasta que te haces a la idea. Su dirección suave y su buen radio de giro facilita las maniobras y la visibilidad, aunque no es mala en ningún ángulo, agradecería unos sensores de párking de serie para facilitar su tránsito y estacionamiento en angostos aparcamientos.
En el rodar despacio, el TDi de VAG insiste en su exasperante manía de calarse a cada vez que queremos salir en segunda desde casi parados. Esto debe ser un defecto genético, porque ya lo hacía el primer VW Golf con el mismo motor que probé hace unos cuantos años y no parece que haya habido evolución o cura.

En carretera secundaria su distancia entre ejes nos podría hacer pensar que es un coche “sin cintura” (o con demasiada, más propiamente dicho). Nada más lejos de la realidad. El Superb hace curvas como el que más. No es un deportivo, no es un compacto, pero no se arruga en carreteras viradas y su chasis ofrece un noble comportamiento que sólo manifestará una inevitable tendencia “morruda” (subviraje) cuando se hayan traspasado unos límites… fuera de lugar en la conducción de su futuro comprador potencial.

Cómo rémora en este tramo del camino destacar para mal una dirección de tacto blando, ni rápida ni precisa, que te hace bajar el ritmo indefectiblemente al tener que hacer correcciones continuas en la trazada.
Y a destacar para bien una amortiguación tremendamente confortable pero sin llegar al bamboleo y un pedalier con sus elementos tan juntitos que dan para hacer “punta-tacón” unas cuantas veces. La marca lo podría vender como restos de su ADN de rallys en los que participa con éxito.



Si los frenos hasta ahora no han sido protagonistas es porque cumplen su función sin aspavientos deteniendo el coche en las distancias medias de la categoría, y con no más tendencia al cansancio que cualquier otro juego que tenga que detener un coche de casi dos mil kilos de peso.

Vamos acabando con la prueba dinámica no sin antes hablar del consumo.
Como siempre los datos oficiales nos hablaban de unos 6,1 litros a los 100 kms de promedio que el ordenador del coche cifró en 6,7 y yo l calculé a ojo unos 7,2. Pues ni para ellos ni para mí: 6,9 litros a los 100. Esta es una marca muy a tener en cuenta, pues nos ofrece la posibilidad de pasar por la estación de servicio con nuestro gran-coche-grande cada 900 kilómetros. Y de cierta forma nos da la razón a todos lo que renegamos del “downsizing” y de los horrorosos sistemas Start/Stop de los que prescinde esta máquina. De todas formas, para los que prefieran arrastrarse por la carretera más que circular por ella, la marca pone a su disposición el 1.6TDi Greenline dentro de la gama del mismo modelo.

Hablando de gama, sigo buscando defectos y tampoco los encuentro en su oferta. Es nutridísima con casi todo para todo el mundo. Diesel pequeño, diesel mediano, diesel, grande, gasolina en las mismas tallas, tracción total, cambios automáticos, berlina o ranchera… y unas líneas de acabado perfectamente estructuradas. Nuestro modelo, con terminación Ambition (la siguiente a la más básica) venía con todo lo imprescindible y más, incluidos los faros de xenon con luz de giro, y excluídos los antes mencionados -y durante una semana añorados- sensores de parking. Y todo por 28.500 euros. Relación calidad-cantidad-precio inmejorable.



Tan sólo una serie de detalles, la discutible estética y el estigma de ser “la marca de los taxis” (que es una tontería pero a muchos les pesa) alejan a este coche de la lucha que sus competidores directos mantienen en el segmento.
Quizá sea un coche con un planteamiento más sencillo, humilde incluso, que muchos de ellos. Pero es una alternativa económica de comprar y de mantener, bien equipada y perfectamente válida a la hora de viajar cómodo, seguro y a buen ritmo con la familia, cargado hasta arriba de equipaje. Si buscas esto, el Superb Combi tiene precisamente, mucho de eso que ofrecerte.


NUESTRA NOTA: 9
Valoracion prueba 9
Cosas a favor

Espacio interior
Confort dinámico
Consumo y prestaciones

Cosas en contra

Dirección imprecisa
Desarrollos de cambio muy largos
Climatizador flojo…o roto.

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.968 c.c.
  • Potencia: 140 CV CEE
  • Par: 32,6 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: manual 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 483/181/151 cms
  • Peso: 1.569 kgs
  • Ruedas: 205/55R16
  • Maletero: Cabe Australia
  • Cap. Depósito: 60 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 205 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 10,3 seg
  • Consumo medio oficial: 6,1 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, 6 airbags + airbag de rodilla para el conductor, barras en el techo, climatizador bizona, faros bixenon direccionales, portagafas, radio CD-MP3, retrovisores eléctricos, ordenador de a bordo, toma de corriente en el maletero, volante multifunción de cuero, apoyabrazos, asientos traseros abatibles, sensor de luces...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Skoda Superb 2.0TDi Combi

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