by AUTODOMINIS

Prueba del BMW 328i aut Luxury

BMW 328i aut Luxury

" Gracias pero no, gracias "

BMW suprime el 6 cilindros atmosférico de su gama y nos ofrece un cuatro en línea con turbo para cuidar nuestros bolsillos y nuestro corazón –que no se acelere-. En el fondo, con la nueva serie 3, ofrece otro coche para otro cliente.


En las redacciones de la prensa del motor de todo el mundo había gran intriga sobre el aspecto de la nueva Serie 3 de BMW. Visto el fiasco de la nueva Serie 1, esperábamos lo peor.
Sin embargo, los de Munich no quisieron arriesgar demasiado con el coche garante de su mayor porcentaje de ventas, y presentaron más que un coche nuevo, una evolución muy mejorada del hasta ahora a la venta BMW Serie 3 E91. Hasta ahí bien, los periodistas y aficionados a la marca respiramos aliviados… hasta que levantaron la tapa del capó.
Luego iremos con ello.



De momento seguimos apreciando un exterior que visto de frente, con ese gran capo en caída acusada y esas ópticas cuadradas mordiendo la parrilla, recuerda tanto al Z4 como a la nueva Serie 6 y al prototipo cuasi de serie i8. Llama la atención lo bajito que resulta el BMW desde esta perspectiva.

Visto de lado, de nuevo destaca el largo frontal (me encanta) y su línea en cuña ascendente que le dota de una trasera maciza. Desde este punto de vista ya se aprecia una mayor distancia entre ejes y una carrocería que gana un palmo con respecto a su predecesor.



Por atrás… ¿Es un Serie 3 o un Serie 5? Su gran parecido en la zaga confunde desde lejos, al menos hasta que encendemos las luces y donde el hermano mayor ilumina tres franjas LED el nuevo 3 se conforma con 2. Abrimos la tapa del maletero (pasando un pie por debajo del parachoques, práctico pero opcional) y aquí también hay diferencia. El del grande es más grande y el del pequeño ahora es menos pequeño, pero sigue sin ser un hueco para tirar cohetes.



Accedemos al interior por las plazas traseras buscando en el habitáculo los centímetros de más que anuncia su chasis y carrocería. La verdad es que la mejora resulta sensible, no obstante, la ganancia no es una locura y son más recomendables dos ocupantes que tres en estas plazas. Cierto es que esos dos irán más holgados que antes.

Pasamos al puesto del conductor y aquí es donde mayor novedad se aglutina. Contamos con el acabado Luxury (cromados, llantas multiradio y tapicería específica) así como con más de 12.000 euros de extras (53.000 euros de coche en total), por lo que resulta harto complicado “separar el grano de la paja” a la hora de valorar el coche de estricta serie, cuyo precio como veis supera fácilmente los 39.400 euros de tarifa base.

Los asientos son los que son y resultan perfectos. Y es que los deportivos de la marca, también muy buenos, tienden a estrujar un poco a al piloto. Éstos sin embargo, tienen buen mullido, agarre y sus múltiples reglajes (manuales de serie, eléctricos aquí) hacen que lograr la postura al volante ideal sea cosa de medio minuto.

El volante de nuevo diseño (rollo X3) tiene un buen tacto y pierde algo de grosor respecto al contundente aro de la generación anterior. La multifunción es de pago, pero merece la pena por lo intuitivo de su manejo.
El cuadro de este F30 es harina de otro costal. Atrás queda la austeridad (sosez) pretérita y aquí tenemos información bien presentada por un tubo. Hay indicador de temperatura del motor, velocímetro, cuentavueltas, medidor de combustible, reloj, termómetro exterior, económetro (sustómetro le llamaba yo en mis primeros BMW…), display multifunción, indicador de conducción eficiente y los chivatos de los opcionales incluidos (control de velocidad con radar, aviso salida del carril, sistema anticolisiones tontas…). Genial. La presentación e información deja gran sabor de boca.

Ello es extensivo a la consola central, con una pantalla de 5 pulgadas (7 en opción) que aparte de ser reflejo del sistema de navegación, climatización y radio, contempla una función que nos ofrece dos relojes adicionales en los que se muestran la potencia y el par utilizado en cada momento (conectando el modo Sport). Esto ya lo llevaba Subaru en el navegador de su Legacy hace años, y con lo atractivo que era me extrañaba que nadie más se atreviera a montarlo.
Por lo demás, calidad y ajustes al nivel de los de la generación saliente, que ya eran buenos. Huecos los justos y freno de mano por palanca convencional. Se agradece.



Entre lo uno y lo otro, la palanca del cambio automático de 8 velocidades y el selector de los modos de funcionamiento del coche: Confort, Sport y EcoPro. Cada uno de ellos adapta diversos parámetros (respuesta del acelerador, dirección, cambio, ayudas…) al modo de conducción que queramos realizar en cada momento. El modo EcoPro incluso te da consejos en tiempo real para bajar consumos y te premia si lo haces bien con una indicación destacada del aumento de la autonomía…. A modo de azucarillo. Hablando de economizadores del consumo, el Stop Start del coche me sigue sin convencer. Todavía lejos de la finura de los más recientes del grupo PSA.

Pero vamos a los que vamos, que es a ver cómo va el coche en sí con este giro dramático hacia el downsizing tan en boga hoy en día.

Antes de ello, debo confesar que cuento con toda una serie de prejuicios.
Desde que cayó en mis manos el primer 323i me enamoré de su bloque de seis cilindros. Desde ahí, los he ido empalmando. 325ci, 635csi, 530i, 330xi, Z3 2.8i, Z4 3.0i, y los biturbos 135i y 335i. En fin, Han sido muchos de los que he disfrutado mucho. Y ahora ya no están. Se han ido. Y BMW pretende que enjugue mis lágrimas con un dos litros de cuatro cilindros y turbillo. Hombre, también me acuerdo de los primeros M3 “cortitos de mecánica pero largos de sensaciones”, sin embargo algo me dice que esto no va ser lo mismo…



De entrada, y al ralentí, el 328i suena a diesel desde fuera. Desde dentro la cosa mejora, porque casi ni se escucha. Tan sólo estirando marchas un gruñido -que nada tiene que ver con el aullido de las mecánicas de seis cilindros- se filtra al interior.

El motor, eso sí, es brillante en toda su franja de utilización, erogando cantidades de par y potencia suficientes para rodar en séptima velocidad a 80 km/h y recuperar como un rayo nada más rozar el acelerador. Todo ello con la “dulzura” –casi- del 320d. Esto es: poca o ninguna.
El propulsor empuja siempre con el cuchillo entre los dientes.
Si de tacto hablamos, ya es otra cosa. Acelerar en el 330i de antaño era como acariciar los muslos de Giselle Bünchen, mientras que en este 328i resulta tan gratificante como rascar las orejas a una rata.
Con ello lo digo todo.

Pero sería injusto acabar aquí sin mencionar todo lo bueno de esta mecánica, que lo tiene.
Dejando de lado las sensaciones subjetivas (que al fin y al cabo son por las que mucha gente compra BMW…) la marca se ha centrado en los fríos datos objetivos: Prestaciones y consumos.
Ya dije que el coche parece que corre que se las pela, y es correcto. Fulmina en todos los registros al añorado 330i (por no mencionar lo que hace con los tiempos del 325i…). Especialmente en las recuperaciones. Y todo girando a unos regímenes más asumibles por más conductores (la potencia máxima la da a unas escasas 5.000 vueltas, en el anterior había que tontear con la zona roja a eso de 6.500 rpm para sacarle todo su jugo). La caja de cambios ZF automática con convertidor de par y ocho velocidades se reivindica como más rápida y suave que la Steptronic hasta ahora usada por la marca. No es una caja DSG del grupo VAG, pero no le queda lejos.

Al unir conjunto motor con caja de cambios y un poco de conducción cuidadosa nos ha dado como resultado un consumo medio de aplauso: 6,9 litros a los 100kms recorridos en modo “Confort” que han de bajar a los 6,5 en utilización EcoPro. A este nivel de potencia, prestaciones y tamaño no hay nada mejor.



Lo que sí se puede mejorar es su comportamiento. O al revés, empeorarlo, para que vuelva a parecer un BMW. Porque este 328i automático Luxury Line de cotidiano parece un Mercedes. Al parecer esa era la idea. Pero yo creo que quien quiere un Mercedes compra un Mercedes, no un BMW. Aquí la marca muniquesa está jugando al peligroso juego de agradar a todo el mundo… menos a tu público de siempre.

De la misma manera que el nuevo Serie 5 perdió agilidad con respecto a su predecesor, este Serie 3 cede dinamismo en pro de facilidad de conducción.
Es más cómodo, algo más blando y su chasis ha perdido grandes dosis de viveza. A la hora de hacer un uso racional del coche, convence, a la hora de hacer un uso pasional de él, pues no.

Pudiera pasar también que la nueva dirección eléctrica tergiverse la apreciación, ya que no he tenido tiempo de hacerme con ella (pero no es problema suyo, es mío). Aún así, el grado de aplomo del coche en curvas de alta velocidad es muy elevado. Y la carretera secundaria tampoco presenta problemas. Los frenos están a la altura. Muerden el disco y resisten la fatiga como se espera de ellos.

Concluida la prueba acudo a devolver el coche en el día acordado, a la hora pactada y en el lugar indicado. Allí me encuentro con media docena de propietarios-probadores que han ido a lo mismo, y durante un furtivo pitillo en la puerta mientras esperamos que nos venga a recoger el taxi, intercambiamos opiniones.
De los siete que nos encontramos cinco conducen o conducían BMW de seis cilindros gasolina (Serie 3, con diversas carrocerías y de generaciones poco dispares), uno un Audi A4 TFSi y el restante un Mini Clubman, por ser original.
Todos coincidimos en nuestro juicio: el 328i es mejor coche que antes, pero peor BMW.
Sólo dos piensan seriamente en cambiar su actual modelo por el nuevo (el del Audi es uno de ellos), el resto prometemos cumplir escrupulosamente el mantenimiento de nuestro vehículo con el fin de que siga cumpliendo años y kilómetros hasta que BMW recupere la cordura y ofrezca un producto acorde con su historia. Quizá alguno se pasa de purista, pero como luego añaden, “la prensa puede decir misa, que luego los que compramos los coches somos nosotros…”. Resistencia a lo nuevo, tal vez. Yo creo que no, pero pudiera ser.
Antes de despedirnos sale el comercial a ofrecernos el catálogo del nuevo F30. Ante su perplejidad me siento obligado a responderle que gracias pero no me interesa, y se lo vuelvo a agradecer.

El 328i es un gran coche, de verdad, pero para otro tipo de cliente. Si nunca has tenido un BMW ni más de cuatro cilindros bajo el capó, pruébalo a ver si te convence, si por el contrario eres un auténtico “bemeuvista”… ahorra para un 335 con paquete M o espera al nuevo 330, que en principio tenía que montar este mismo motor potenciado, pero que igual se lo están pensando…




NUESTRA NOTA: 7.5
Valoracion prueba 7.5
Cosas a favor

Relación prestaciones/consumo
Confort de marcha
Caja de cambios

Cosas en contra

Motor sin encanto
Comportamiento burgués
Equipamiento de serie pobre

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.997 c.c.
  • Potencia: 245 CV CEE
  • Par: 36,7 mkg
  • Tracción: trasera
  • Caja de cambios: automática 8 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 462/181/142 cms
  • Peso: 1.430 kgs
  • Ruedas: 225/45R17
  • Maletero: 480 l
  • Cap. Depósito: 57 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 250 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 5,9 seg
  • Consumo medio oficial: 6,4 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, EDB, ESP, TCS, CBC, Hill holder, 6 airbags, climatizador bizona, equipo de radio CD-aux-in, lavafaros, llantas de 16" (17" en Modern/Sport/Luxury Line), reposabrazos delantero, Stop and Start, volante de cuero multifunción, modo Eco, Servotronic, neumáticos Run Flat, luces de día, reposabrazos central trasero...

"Bonus Gallery"
Fotografías del BMW 328i aut Luxury

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