by AUTODOMINIS

Prueba del Kia Optima 1.7CRDi Emotion aut.

Kia Optima 1.7CRDi Emotion aut.

" Óptima alternativa "

La coreana Kia sigue dando pasos de gigante con nuevos y modernos productos en cada uno de los segmentos, como en el de las berlinas grandes, donde el Optima busca triunfar en el lugar en el que fracasó el Opirus.


Y desde luego visto desde fuera, atributos para llamar la atención no le faltan.



Con ese morro agresivo plagado de detalles, con unos grupos ópticos que parecen de maestro de orfebrería, con esa cintura alta, esos pasos de rueda marcados, esas tomas de aire en la aleta, esas ruedas aerodinámicas y casi lenticulares, esa caída de techo, la trasera maciza con pilotos Led por doquier… caramba, con todo ello al fin y al cabo, se transmite una imagen dinámica, actual y de calidad con la que sus predecesores apenas podían soñar. Además, a pesar de que las dimensiones del coche no son baladí, la proporción escogida entre el largo, ancho y alto lo muestran como un coche contundente, pero no pesado.

Hay que decir que gran parte de su aditamento estético lo trae el acabado Emotion. Así los Concept y Drive más humildes se han de conformar con una imagen más austera (adjetivo tristemente de moda hoy en día) al prescindir del Pack deportivo (parrilla, paragolpes delantero y trasero, molduras laterales específicas y llantas de 18”).
Pero sea por lo que sea, es digno de elogio el buen trabajo de los coreanos a la hora de dotar a su modelo más grande de una identidad clara, trabajada y bastante deportiva.



Al acceder a su interior se siente también el cuidado por el detalle. De hecho, antes de acceder al interior, en el parking, el coche dotado de “llave inteligente” nos enciende sus intermitentes al pasarlo de largo en una suerte de función “hey, que estoy aquí”, y al aproximarnos más enciende la luz interior y tras pulsar un botón en la maneta nos abre la puerta. Tras esa maniobra y una vez sentados, al presionar el botón de arranque el asiento, retrasado para favorecer la entrada, avanza a su posición previamente memorizada mientras un mensaje en el cuadro nos da la bienvenida. Mola.
Muy japonés, y es que Corea, al fin y al cabo, está a un tiro de piedra…



Sin embargo, dentro del Kia, la sensación lograda en el exterior de coche con aspiraciones velocísticas muta en otro que busca el lujo sin escatimar, otra vez, en detalles. No soy muy partidario de los volantes de madera, pero el hecho de que haya un coche de gama asequible que lo ofrezca de serie es de agradecer. Como la pantalla multifunción en color, los asientos delanteros y traseros calefactables, el doble techo panorámico y practicable en su tramo delantero, el navegador, la tapicería de cuero, 7 años de garantía… acabo antes diciendo lo que no tiene este coche de serie: viene sin bañera de hidromasaje ni helipuerto. Sólo eso.

La amplitud en sus plazas delanteras es la tónica dominante.
Dos buenas butacas con múltiples posibilidades de reglaje permiten que sus ocupantes encuentren acomodo en una postura muy natural –elevada, eso sí-, y que todo quede a mano desde la posición de conducción. En ella, a primera vista nos encontramos un gran volante multifución y tras él otro gran cuadro multifunción también, pues acoge entre las dos esferas la pantalla del ordenador. Muy bonita y completa, tanto que en marcha se te eternizan los menús hasta dar con el dato deseado. En lo único que falla, y me lo puso de relieve un compañero, es que sus datos los ofrezca tan sólo en idioma inglés. Es cierto, trasteando con la configuración conseguí que el equipo multimedia “hablara” castellano, pero no el ordenador de a bordo. Pero bueno, que aunque no seas un erudito de Cambridge se entiende de sobra.



La información bajo la capilla es completa, incluyendo indicador de temperatura del motor, ese gran ausente en nuestros días.
Tampoco me ha convencido la posición escondida de los mandos a la izquierda del volante –como el del avisador de cambio de carril- y el hecho de que más de una vez al accionar el intermitente di las luces debido al tacto suave que tiene la maneta donde se agrupan.

En la consola central disponemos, entre unas salidas de aire bien ubicadas, del equipo multimedia con pantalla táctil. El equipo es bueno, sobre todo el de sonido, con 233 altavoces –cantidad aproximada-, pero su manejo todavía se puede mejorar. Bajo él están los mandos del mismo pero que aún no contempla el monitor, y el climatizador, sencillo y solvente en su función. Facilito y bueno.

Más abajo el botón del freno de mano eléctrico, un par de posavasos ya entre los asientos y tras la palanca de cambios y un apoyabrazos con compartimento en su interior. También hay huecos en las puertas y una guantera, la “de siempre”, no demasiado grande.
La visibilidad es buena en todos los ángulos excepto en la vista trasera, que se solventa atendiendo a la cámara de marcha atrás que el coche incorpora, de serie, por supuesto.



Las plazas traseras, con sus salidas de aire independientes , sus elevalunas de un solo toque y sus butacas con calefacción (las de los extremos) reservan un buen espacio a lo ancho y a lo largo, sin embargo, una caída de techo acusada hace que tallas superiores al metro setenta rocen con la coronilla el guarnecido. Y es que el diseño se paga, y todo no se puede tener.

O tal vez sí, y hablo de lo que nos encontramos en el maletero. Kia para llevar la contraria al resto de fabricantes promete un gran espacio amén de contar con rueda de repuesto bajo el piso. Dicen 505 litros y debe ser verdad, porque nosotros, que sólo tenemos 500 “bolas de litro” para medir la capacidad, las hemos metido todas y aún nos sobraba espacio. Esto está muy bien. Quizá lo menos práctico sea tener que abrir la tapa desde la puerta del conductor o desde el mando, otro detalle muy oriental y americano que aquí no cuaja. Lo mismo sucede al intentar abrir la tapa del depósito de combustible.



Puesto en marcha este conocido propulsor 1.7CRDi Kia/Hyundai saca a relucir una acústica trabajada, sólo molesta al ralentí, y una encomiable ausencia de vibraciones.
Quizá la principal fuente de ruido en marcha provenga de unas ruedas grandes de compuesto duro y marca minoritaria (Nexen) aunque de calidad contrastada.
Al rodar, los 1.584 kilos de esta versión automática parecen vaporizarse, convirtiendo al Kia en un coche ligero y transmitiendo una sensación dubitativa de falta de aplomo. Sin duda achacable a una dirección bastante blanda sobre la que hay que actuar con tino para no perder la trazada en curvas amplias con asfalto deteriorado.

Podemos hacer eso o soltar el volante y dejar que el sistema de control de carril actúe trabajando sobre el volante. Por supuesto es broma, no se os ocurra hacerlo, que dicho asistente funciona, pero tiene sus límites…
La suspensión, aún con un tarado específico para nuestro continente, resulta confortable, y está muy bien, puesto que tiene que bregar con un perfil de neumático del tamaño de una caja de cerillas, puesta de lado, arrugada y casi vacía.

El cambio automático es una delicia. Son “sólo” 6 velocidades (ahora parece que si tienes menos de 7 eres el tonto del pueblo) de engranajes más que suaves y con facilidad para dar en cada momento con la marcha adecuada en tiempo record. Contempla mando secuencial con levas tras el volante con una buena actuación, aunque de puro sedoso le falta transmitir sensación de cambio “real” al conductor. A algunos –los más- les gustará, mientras que otros –los menos- preferimos cambios automáticos que nos pateen el culo en cada salto.
Los frenos no disfrutan de una gran mordida, pero la abundante cantidad de goma en contacto con el suelo mejora las cifras de detención del coche, por otro lado discretas. Aguantan el trato exigente dentro de los límites de este “óptimo” rutero.



Capítulo aparte merece el motor. Por ello lo desligo del comportamiento general del automóvil.
El grupo Kia/Hyudai parecer creer que ha encontrado el maná con este bloque. Y no seré yo quien diga que es malo. Lo que digo es que se me queda escaso.
Un coche como este no merece unas prestaciones tan mediocres como los 12 segundos largos que emplea en pasar de 80 a 120 km/h en “D” que son casi los mismos que tarda en alcanzar los 100 km/h desde parado. Para luego no lograr una punta que tan siquiera alcance los psicológicos 200 km/h.
Es un propulsor voluntarioso con una entrega de potencia lineal y estable, hasta donde llega. Luego tu berlina de estética impactante y deportiva tendrá que quedarse en el carril derecho de la autopista. No tiene alto régimen y el medio es acomodaticio.

Sé que a muchos les valdrá, estoy convencido que a la mayoría, y no pongo en duda lo “óptimo” del planteamiento, pero opino que este coche merece más. Quizá la versión híbrida que acaba de llegar…
Porque el consumo tampoco es una locura: 6,8 litros de media a los 100kms recorridos de uso mixto es exactamente el mismo dato que arrojó el Chevrolet Malibú 2.0VDCi con sus poderosos 167CV reales. Siendo un coche más pesado.
Tampoco le hemos encontrado diferencia ni sentido al botón “Eco” que se encuentra en el volante. Enciende una luz verde en el cuadro. Esa ha sido la única diferencia notable.
Hubiera sido mejor adaptar el sistema start/stop del que sí que disfruta la versión manual.



Porque en el tramo urbano hemos llegado a ver los 8 litros “y pico” de media. Y con un coche diesel de apenas 1.700 c.c. de cilindrada. A veces menos es mas… para mal.
Al menos queda el consuelo, también en la ciudad, de ver cómo sus sensores buscan sitio para aparcar en línea y una vez hallado, él solito lo aparca manejando tú sólo los pedales en menos de tres maniobras. Es un sistema divertido. Y útil, cuando se trata de aparcar un coche de 484 cms en un hueco de 488…

Como conclusión añadir que, en términos generales, me he encontrado con una berlina más próxima a un buen Ford Mondeo u Honda Accord que a otra propuesta más humilde o generalista. Su atractiva estética, su capaz interior, su equipamiento desmesurado, su calidad de materiales y ajustes… le granjean un merecido lugar a ser tenido en cuenta en el segmento. Es verdad que todo tiene un precio, y que los 33.620 euros que cuesta ya anticipan que no podemos esperar menos que un coche bueno. Óptimo si me apuras y la potencia disponible te da de lado.

Para no hacer más sangre con su mecánica, diré tan sólo que le falta gama para triunfar, pero las bases para ser una alternativa real entre su competencia están más que puestas.


NUESTRA NOTA: 8.5
Valoracion prueba 8.5
Cosas a favor

Estética acertada
Excelente rodador
Equipamiento abrumador

Cosas en contra

Motor escaso para su planteamiento
Altura plazas traseras
Multimedia mejorable

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.685 c.c.
  • Potencia: 136 CV CEE
  • Par: 33,1 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: automática 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 484/183/145cms
  • Peso: 1.584 kgs
  • Ruedas: 225/45R18
  • Maletero: 505 l
  • Cap. Depósito: 70 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 197 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 11,6 seg
  • Consumo medio oficial: 6,0 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, Hill Holder, 6 airbags, tapocería de cuero, asientos calefactables y de regulación eléctrica, faros de xenos, sensor de luces y limpias, navegador, acceso y arranque sin llave, cámara trasera, climatizador bizona, control y limitador de velocidad, sensor de presión, asistente al aparcamiento, pilotos Led...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Kia Optima 1.7CRDi Emotion aut.

  • Prominente morro de acertada y trabajada estética

    Prominente morro de acertada y trabajada estética
  • El Optima, mimetizándose entre el blanco y negro del paso de cebra

    El Optima, mimetizándose entre el blanco y negro del paso de cebra
  • Doble techo panorámico. Abrible en su tramo delantero

    Doble techo panorámico. Abrible en su tramo delantero
  • Salpicadero cuidado y nutrido de mandos

    Salpicadero cuidado y nutrido de mandos
  • Imformación vistosa y completa. El ordenador a color, solo para el Emotion

    Imformación vistosa y completa. El ordenador a color, solo para el Emotion
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