by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Ahora sí que sí"


Hay un dicho castizo que reza "a perro flaco todo son pulgas", y al mundo del motor le ha caído una infestación de las gordas...
Como ya íbamos de escándalo, con dos años de caída en picado de las matriculaciones hasta dejarnos a niveles de 1993, ahora van y nos suben los impuestos a todos y bajan el sueldo a la mayoría.
Receta infalible, ahora sí que sí salimos del agujero. ¡Seguro!.
Todo sea por cumplir el "objetivo de déficit", que lo cumpliremos aunque nos cueste la vida, que es ya casi lo que nos falta: sacrificios rituales dedicados al todopoderoso Dios de los Mercados.
Y una vez aplacada su ira, me gustará ver -a distancia, no se vayan a creer- cómo se articula el crecimiento en un país reducido a cenizas.

Porque para el automóvil, esto es ya la puntilla.
Coches más caros y menos dinero que gastar en ellos generan tanta desconfianza y desazón que poco podrán hacer las extraordinarias (entendidas como "no ordinarias") promociones y ofertas que los fabricantes insisten en ofrecer para enjugar sus pérdidas.
Quizá el efecto "Voy a cambiar de coche antes de que en Septiembre me suban el IVA" traiga aparejado un aumento débil de las ventas, estimado en no más de 10.000 unidades, pero es que el llamado "Efecto escalón" se va a llevar por delante de entre 25.000 y 50.000 matriculaciones en cinco meses.
Con ello, nuestro parque móvil sigue envejeciendo, quedándose a sólo año y medio del griego, y todo el sector auxiliar se resiente. Esto es, agencias de seguros, talleres, concesionarios, tiendas de recambios… a los únicos que les va a ir bien es a los desguaces, que ya han notado el aumento sensible de la demanda de piezas "recicladas" en los últimos dos años. Toma Europa. Nosotros nos movemos a base de chatarra. Que nos gusta vivir al límite.

Somos el sexto fabricante del mundo en automóviles y el primero que no se puede permitir lo que fabrica. Paradójico.
Decía Henry Ford, que de coches, de economía y de empresas sabía algo, que el secreto de su éxito radicó en ofrecer un coche que sus propios empleados, del primero al último, se pudieran comprar. Claro, esto era antes de que China diese la vuelta a todo...
Pero hablando de americanos, ¿Qué problema hay con adoptar el modelo yankee de recuperación? ¿No le gusta a la Fürher Merkel porque se lo ha inventado "un negro"?

Allí, en USA, se reactivó el consumo a base de inyectar dinero a compañías que generaban riqueza pero se habían "distraído" (léase GM) y dejar quieto el bolsillo del comprador sin pedirle ni un dólar de más para salvar aquellas otras compañías que sólo generaban deudas (léase "Bancos"). En dos años muchos fabricantes habían devuelto el préstamo al estado gracias a las ventas. ¿El déficit? Ou Yeah, Eshtamoss trabajandou en ello. La rueda del consumo echó a girar y lenta pero segura sigue dando vueltas.
Pero no sólo hablaré de lo que significa esto, subida del IVA y demás faenas en ciernes, a nivel doméstico, voy a aprovechar para suscribir las palabras del presidente de Anfac (Asociación nacional de fabricantes de automóviles y camiones) que va más allá al decir, utilizando un apropiado lenguaje político:

"España no puede renunciar a seguir siendo un peso pesado en la industria europea y mundial del automóvil. Tampoco asumir que el sector pierda peso específico en el conjunto de la economía nacional y deje de tener el positivo efecto arrastre que ahora ejerce sobre otras actividades. Un mercado de vehículos exiguo no genera confianza en los inversores y pierde fuerza para competir, poniendo en peligro toda la riqueza creada hasta ahora".

Porque ahora sí que sí estamos cavando bajo nuestros pies.

Pero seguiremos adelante demostrando que los españoles no sólo sabemos ganar mundiales y eurocopas. Seguiremos comprando el pan, tomando café, haciendo la compra y pagando el colegio de los niños. A puro huevo. Sin gastos de representación ni dietas. Y quizá, una vez cada 10 años, nos decidamos a cambiar de coche, entonces, como me decía hoy un comercial amigo de un concesionario de la zona, se ha de reconocer el esfuerzo y qué menos que te reciban con toque de trompetas, confeti, fanfarrias, bailes regionales y te regalen el "radiocasé" y las alfombrillas.
Espero que algún día, más altas instancias reconozcan lo que hicimos, cómo sufrimos y que aún así sobrevivimos.





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