"Tres puntos"

Han sido sólo tres puntos los que le han otorgado a Vettel el Mundial de F1 de esta temporada. Tres puntos insignificantes en relación con el abismo que durante todo el año ha separado a Ferrari de RedBull.
Porque yo no voy a negar que el alemán sea buen piloto, pero seguro que tampoco nadie me discutirá que tres cuartas partes de este triunfo se las debe a su coche. Un coche al que si le dan la vuelta a los alerones sería un avión… probablemente supersónico.
Gran trabajo de su equipo y por ello, merecida victoria también la del título de constructores. Es cierto que también la suerte cayó de su lado en varias ocasiones, pero el azar es lo que tiene, unas veces ayuda a unos y otras, a otros.

Al otro lado de la balanza, también en el tema de la fortuna, un Fernando Alonso que se montó en ese Fiat Punto Diesel que le dieron al inicio de la temporada dispuesto a sacarle petróleo. En este caso, tres cuartas partes del subcampeonato la marca se lo debe al piloto –y lo saben-, o pilotos, que el pobre Massa también ha puesto su granito de arena, quizá ya tarde eso sí.

Y así todos nos quedamos con un amargo sabor de boca tras una última carrera en que casi se obró el “milagro”, pero malo cuando dependes de la providencia para ganar un campeonato. Fernando ya puso los medios -13 podios ni más ni menos- y cumplió con creces su trabajo. Pero me imagino la frustración del piloto al ver con qué facilidad Vettel solucionaba sus errores a base de remontadas espectaculares, merced, insisto, a las bondades de su máquina. Mientras el asturiano sacaba el pie por debajo del chasis de su monoplaza intentando ganar una velocidad que no llegó ni tan siquiera al final del campeonato. Una lástima, y un descrédito para una escudería que ni con el mejor de los pilotos en sus filas, gana. Espero que tomen nota y en la nueva temporada le den un Ferrari de verdad a Alonso, y no un turismo pintado de rojo. El conductor lo merece y, como dice un compañero, con un RedBull el español habría “matado” el campeonato en diez carreras. Con permiso de McLaren sin duda, que tampoco lo han hecho nada mal al final, por cierto. A Raikkonen también le aplaudo, es rápido y simpático. Incluso cuando está sobrio.

Pero de momento algo queda claro también para los aficionados: si quieres ir rápido, ahórrate el “pastizal” que vale un Ferrari y cómprate un Infiniti. O un Renault Megane, si me apuras.

Fuera de bromas ya, le doy mi más sincera enhorabuena a Fernando Alonso. Nadie esperaba un desenlace de temporada tan vibrante gracias a la inferioridad de su montura y a la superioridad de su pilotaje. Es el ganador moral de este año. Los tres puntos sólo son una anécdota, un triple en el último minuto anotados por un equipo que ha sabido coger mejor los rebotes de la competencia.

Por otro lado, nos despedimos ya, por segunda vez de Schumacher –me cae gordo, no lo echaré de menos- y de Kobayashi. Y vamos a ver, entre las idas y venidas de unos y otros cómo se plantea la parrilla del año que viene. Espero ver a HRT en ella, pero me temo que lo tienen difícil. Pedro de la Rosa ha hecho lo que ha podido apoyado por el gran Luis Pérez Sala como director de equipo. Los dueños son los que han fallado, y es normal cuando rige tu designio una sociedad de capital de riesgo que sabe de coches y de carreras lo que yo de la cría en cautividad del muflón verde marino. Desde esa jugada financiera de MetaCampos en su inicio, esto ya olía a chamusquina…
Esperemos acontecimientos y que éstos sean buenos.

En cualquier caso, reconozco que tras unos años de “bajón”, la disciplina de nuevo ha llamado mi atención hasta personarme en varias carreras hecho un “tifossi” cualquiera.
El año que viene espero la misma emoción… con mejor coche y tal vez algo más de suerte.