by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Borrador de anteproyecto"


La actualidad obliga, y a pesar de tener preparados un par de temas que desde hace tiempo rondaban por mi cabeza, lo suyo es valorar hoy el nuevo Reglamento de la Circulación que se nos viene encima

Y me da una pereza tremenda, pues además de tratarse aún de un “borrador de anteproyecto”, estamos de nuevo a vueltas con lo mismo. Pero bueno, sirva al menos comentarlo aquí para que los que aún no se hayan enterado del tema, estén atentos.

Empezamos con las velocidades, en ciudad se busca reducir la velocidad máxima de 50 a 30 km/h en calles de doble sentido y a 20 km/h en tramos estrechos con un solo carril y acera.
Vale, esto implica circular en primera marcha una gran parte del tiempo. Lo que supone una merma importante en el consumo y una tortura para los oídos de los transeúntes –todos esos diesel rugiendo como tractorcitos…-, pero se trata de reforzar el sentido común de los conductores, que parece que algunos no lo tienen, forzándoles a reducir la velocidad donde no tiene sentido ir más rápido. Es como en estos centros históricos estrechos y retorcidos con un adoquinado del siglo XIV. A nadie se le ocurriría ir a más de 30 –con mi coche es físicamente poco recomendable, de hecho-, pero siempre hay alguno que quiere marcar el “scratch” en el tramo entre la Plaza Mayor y la Iglesia de Santo Romualdo Mártir. No lo veo mal, por tanto.
Además, en ciudad grande, si tienes prisa ya sabes: coge el metro.

En carretera secundaria en principio se pretende reducir el límite de 100 a 90 km/h. Y eso tendría un pase viendo que estas vías aglutinan gran parte de los accidentes mortales en nuestro país. Lo malo es que han querido ir más allá, con un límite de entre 70 y 50 km/h para estas carreteras con un ancho inferior a 6,5 metros. Esto es una tontería y peor aún, una oportunidad desaprovechada. Pudiendo legislar sobre los puntos negros perfectamente definidos y localizados en nuestra red de carreteras se opta por tirar por la vía fácil y fijar una limitación por medidas entre arcenes. Una pena.
Y a esa tristeza se suma el hecho de no mencionar una palabra de mejora en la señalización o infraestructura viaria de este tipo de carreteras.

Luego está el azucarillo que nos pusieron delante de los morros a todos los conductores en forma de aumento del límite de velocidad en autopista, que circunstancias mediante, pasaría de 120 a 130 km/h. Pero ojo, esto vendría dado, como explica la DGT, “de forma temporal y en tramos en los que existan índices contrastados de seguridad, buenas condiciones de trazado y pavimentación, y óptimas condiciones meteorológicas y ambientales”. Léase, en las autopistas de peaje y dos o tres veces en los meses de verano.
Vamos a ver, si se ha de cumplir semejante pliego de condiciones, lo que no tiene sentido es el límite a 130 km/h. En esa coyuntura ideal lo suyo sería no poner límite alguno. Digo yo. Y dicen los alemanes en sus “Autobahn”.

El tema del casco en los ciclistas –obligatorio- lo dejaría a criterio de cada uno, y del hecho de no poder llevan menores “bajitos” (menos de 1.35m de altura) en los asientos delanteros me abstengo de opinar. Ahora, ¿y los mayores que midan menos de 1.35m –que los hay-? ¿Tampoco podrán ir de copiloto? No sé, con la ley en la mano si viviera hoy en día Torrebruno le tocaría ir detrás, en sillita y sentado al contrario del sentido de la marcha…

En el asunto del cinturón me toca ser controvertido o políticamente incorrecto.
Vaya por adelantado que yo directamente no se conducir sin él. Desde muy pequeño mis padres me instruyeron en tan importante gesto y ahora me lo pongo hasta para mover el coche dentro del garaje… o en el autolavado incluso.
Sin embargo, creo que no debería ser obligatorio para ningún conductor.
Sí, ahí lo llevas. Creo que debería ser recomendable, como en muchos estados de EEUU. Porque al fin y al cabo, es una decisión personal el no matarte o quedarte lesionado de por vida. Si no eres idiota, te lo pondrás, como el casco en la moto. Pero si por el contrario eres un cenutrio con pocas luces, en caso de accidente…mira, selección natural. Porque este dispositivo de seguridad protege al interesado, no a terceros (excepto el de atrás). Así que eres tú con tu sabiduría o tu estupidez el que decide.
Igual ahora el hecho de hacer su uso obligatorio sin exención busca ahorrar recursos en una Sanidad Pública cada vez más recortada…

Dejo para el final lo mejor, la prohibición de los detectores de radar. Esto es una jugada sucia y rastrera. Nos insisten por activa y por pasiva que lo que se pretende con el nuevo Reglamento es incrementar la seguridad y no la recaudación, y sin embargo atacan a los únicos dispositivos que efectivamente aumentan la seguridad y no la recaudación. O no se enteran o directamente nos toman por gilipollas. O las dos, que también puede ser.
La señora –o señorita- Seguí argumenta que es un dispositivo prohibido en numerosos países de la UE, haciendo suyo algo tan nuestro como copiar lo malo y no lo bueno de los demás. Bravo María. Ahí le has dado.
A partir de ahora, todos con un ojo en el arcén y otro en el velocímetro. Atender a la carretera se lo dejamos a la intuición o a la Santa Providencia.

Y como colofón, para reafirmar este afán de seguridad y no de multar, esta Semana Santa lanzan al cielo el Pegasus, una súper cámara psicotrónica montada en el morro de un helicóptero con potestad disuasoria y sancionadora. Quizá más de lo último que de lo primero, para pagar el pastón que cuesta el aparato (350.000 euros de vellón) amén del combustible del que lo lleva, entre otras cosas. Todo un acierto. Entre el arcén, el velocímetro y ahora el cielo, nos quedamos escasos de ojos a menos que se apunte alto con el culete y se escrute el horizonte con el ojete.

En fin, como digo, un borrador de un anteproyecto sobre el que espero quede mucho que modificar y reflexionar. Entiendo que cada Director General de Tráfico quiera dejar su impronta con nuevas y relucientes limitaciones, pero igual no es este el mejor momento de marear la perdiz con el tráfico, cuando cada día cuesta más llenar el depósito de combustible para ir a trabajar… si aún se tiene coche y empleo.





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