by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Los días contados"


Si bien aún los coches no vuelan, sí que estamos cada vez más cerca de que circulen ellos solos. Los que amamos la conducción, tenemos los días contados.
Los experimentos del "coche autónomo" vienen de lejos. Han sido muchos y muy variados los que llevan intentando desde hace años que la conducción de nuestro coche cada día se parezca más a subirse a un taxi.
Sin embargo es ahora cuando los fabricantes, a lo grande, aceleran el paso en aras de la automatización de la conducción. Otro avance, realmente innecesario, que gozará de difusión y predicamento en menos de cinco años.

La verdad es que cada vez que me monto en un coche moderno del segmento medio-alto muchas veces pienso la poca falta que le hago a sus mandos. Con la proliferación de los controles de velocidad con radar, la asistencia al aparcamiento, el sistema de frenada de emergencia, el lector de señales de tráfico, el avisador de cambio de carril involuntario… etcétera, uno se siente más pasajero que piloto, lo cual no es otra cosa que una nueva representación de la máxima que gobierna nuestros días: a cada generación, más inútiles.

Yo no niego el progreso, de lo que me quejo es de que éste venga en forma de "cacharrería" con la que "flipamos" en colores y que en muchos casos sólo sirve para lo dicho: volvernos más tontos.
Entiendo que hay mucha gente a la que no le gusta conducir, o no le gusta conducir en atascos, y para ellos está el transporte público (bueno, mientras quede algo "público"). Aunque es cierto que es más cómodo viajar en tu propio coche y pasar a "modo manual" cuando las condiciones sean las oportunas. Otra cosa será ya analizar esas condiciones, pues dada la previsible falta de destreza a fuerza de no ejercitarla, las circunstancias óptimas serán menos cada vez.

Eso por un lado, por el otro, está la hipotética reducción de accidentes, y eso habrá que verlo. Porque durante mucho-mucho tiempo convivirán en nuestras carreteras coches que vayan solos con otros que no, y la falta de improvisación de unos y los excesos de la misma de otros pueden generar un desajuste que traiga consigo si no más, la misma siniestralidad. O gente muy relajada que se abandone a los designios de la máquina otorgándole mayores capacidades de las que en realidad tiene. Esto me recuerda una triste anécdota de hace años, cuando se empezó a introducir el sistema antibloqueo de frenos ABS. Tenía yo un conocido que compró un coche con dicho sistema, y o no se lo explicaron, o lo entendió mal, pero el caso es que yendo yo un día con él a los mandos, cayendo chuzos de punta, conducía sin relajar el pie derecho sobre el acelerador, hasta que inevitablemente nos salimos en una curva en la que entró "colado" y hundió el freno a fondo. Ya en la cuneta no salía de su asombro y disgusto al ver cómo el dichoso ABS no había tomado el control del coche y le había permitido frenar y redondear la curva sin drama.

Pues eso, que mucho ojo. Que incluso en los coches de prueba más recientes me he llevado algún susto porque su ordenador, o no vio un peligro o se lo imaginó donde no lo había.

Y otra cosa, en el caso de que nuestro coche se salte la normativa de circulación en conducción automática… ¿a quién va a parar la multa? ¿a la marca?. Lo divertido puede ser ver a un conductor cocido de gintonics haciendo eses por la carretera y que cuando le paren le eche la culpa al coche…

Para rematar, añadir que me resulta doloroso ver cómo una de las marcas que parece ahora corta la pana en la "conducción sin conductor" es BMW. La cual, desde mi punto de vista, acusa claros síntomas de desorientación en los últimos tiempos. Supongo que en breve cambiarán su "Te gusta conducir?" tan afinado durante años por un más sincero "Te gusta que te lleven?".

Esto es una valoración subjetiva, pero me lleva al tema de los aficionados al motor, los cuales también estamos en España en peligro de extinción. Por no hablar de los que nos ganamos la vida probando coches. Cada vez veo más cercano el día en que los tests los haga directamente mi iPad y luego los escriba mi ordenador el solito a través de cualquier app de mi móvil.
Yo entretanto… tendré que aprender a pescar.





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