by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Todo a ciento...diez"


Como si de un país de saldo se tratara, nuestros gobernantes, en su diarrea legislativa, excretan una nueva medida nacida de la más profunda papanatería políticamente correcta: bajar el límite de velocidad en las autovías a 110 kilómetros por hora arguyendo como principal motivo el ahorro energético.

De nuevo nuestros políticos nos toman por subnormales y se exceden en sus labores y competencias. El ahorro es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros, y no necesitamos que nos venga impuesto. Y menos a destiempo. Y menos por los menos indicados. ¿O empezamos a revisar la factura de combustible de los aviones privados que con tanta frecuencia son usados por quienes miran por nuestro bolsillo?

Propongo que todo candidato se desplace en burro o bicicleta durante la inminente campaña electoral de este mes de mayo, a 110… centímetros por zancada.
La excusa sirve de poco o de nada, más cuando intentan comparar el asunto de Libia, Egipto , Túnez y etcétera con la crisis del petróleo de 1973, que desabasteció de crudo a los Estados Unidos obligándoles a adoptar unos límites de velocidad absurdos que hoy en día todos reconocen como obsoletos. Comparar acontecimientos, que de por sí son incomparables, nos obligaría a comparar los automóviles de 1973 con los de ahora para confirmar que el fenómeno es distinto, y que la industria lleva más de 30 años haciendo los deberes en lo que a eficiencia energética se refiere.

Otra cosa es la contaminación –motivo también aducido para implantar la norma-, cuya causa parece siempre proceder inexorablemente de nuestros tubos de escape. Pues bien, la reducción de 10 km/h en el límite de velocidad hará nada o casi nada por el medio ambiente, como ya se demostró con la polémica limitación de 80 km/h en la ciudad de Barcelona. Hay propuestas como limitar el uso del coche en ciudad o establecer días de circulación para matrículas pares e impares en casco urbano que, aunque radicales, bien aplicadas pueden tener mucho más éxito.

O renovar el parque automovilístico de manera urgente. Somos el segundo país con los coches más viejos de toda Europa, que no se nos olvide. Una buena decisión sería recuperar el plan renove, prever, 2000E o como lo quieran llamar, porque un coche nuevo, siempre polucionará menos.

Pero no sólo no se contempla tal medida, sino todo lo contrario. Se está estudiando eliminar las subvenciones a la compra de coches híbridos (el verdadero futuro) por parte de autonomías y ayuntamientos. Como muestra un botón de lo que de verdad les importa la ecología a los que dicen defenderla.
Para remate, hablamos de seguridad. O nos hablan ellos. Que la rebaja en la limitación salvará centenares de miles de millones de vidas. Y yo digo, Sí claro. Quien se saltaba el límite de 120 ahora va a respetar el de 110. A otro perro con ese hueso.

Con lo que desmontada cada tesis, sólo nos queda como móvil para el crimen el desaforado hambre recaudatorio de la DGT, único sujeto a quien beneficia realmente la nueva norma en forma de pegatina.
Pero la parida está en marcha y el 7 de marzo nos enfrentaremos a la carretera con nuestra libertad un poco más lesionada, como cada mes, cada semana y casi cada día.

Y como alegoría, nos convertiremos en uno de los países más lentos de toda la Unión Europea, también en esto.





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