by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Descontrolados"


Hace pocas fechas estaba yo charlando con un “colega del motor” compartiendo puntos de vista sobre las bondades y carencias del modelo de utilitario con aspiraciones deportivas que acabábamos de probar. En prácticamente todo estábamos de acuerdo, hasta que en un momento dado, hablando acerca del comportamiento dinámico del coche mi compañero me espetó “…pero con el control de tracción desconectado…” a lo que yo le pregunté “¿Y para qué lo desconectas?”. Mi amigo se quedó desconcertado por la pregunta sobre todo viniendo de quien venía. “Pues para ver cómo va sin ello”, respondió. A lo que yo le hice una broma inquiriéndole si quería que le desmontásemos una rueda a su coche “para ver cómo va sin ella”. Ya desorientado, resolvió “Curro, no te entiendo, ¡un purista como tú!”. Purista tal vez, pero temerario desde luego que no.

Me explico. Si un modelo de automóvil dispone de serie de control de tracción y/o estabilidad, será por algo. Es un avance técnico que hace mucho más segura la conducción, si no en toda circunstancia, sí en las más desfavorables, incluyendo aquellas veces en que “manos poco expertas” decidan intentar ir “un poco más rápido” de lo que su nivel de conducción les marcaría.

Si los fabricantes permiten que estos elementos sean desconectables, es porque en muy contadas ocasiones estas ayudas electrónicas sí serán un estorbo. Por ejemplo, recuerdo una vez subiendo una rampa helada en una estación de ski y sin cadenas en que mi pobre control de tracción tiró la toalla y, si no lo desconecto permitiéndome un “avance a patinazos” (por mucho que le pesara al embrague…), todavía estaría parado a mitad de la cuesta.

También lo puedes desconectar en circuito. Lo cuál nos da a entender que ya dispones de cierto nivel de manejo. ¿Diferencias? Las hay. Yo hice la prueba con un AMG de Mercedes, con todo enchufado y sin enchufar. Fui 7 décimas de segundo más rápido con todo apagado. ¡¡7 décimas!! Tú verás si te compensa. A mí, con todo lo que me hicieron sudar los 400 y pico caballos a las ruedas traseras a la salida de cada curva… no lo vuelvo a apagar ni loco. Hombre, si te dedicas a las carreras, pues sí, claro.

Luego está el “placer de conducción”. Esto lo experimenté con el nuevo M3 de Bmw. Las primeras 3 ó 4 derrapadas bestiales están bien, pero a partir de las sexta curva en carretera abierta, asomar medio metro de mi trasera cruzada al carril del sentido contrario me pareció harto inconsciente.
Y daos cuenta, hablo de deportivos de raza, donde tanta potencia y tanto par puede marcar diferencias. En coches más normales, la discusión entre “lo pongo o lo quito” es todavía más estéril.

Por eso os digo que por mucho que oigáis o leáis lo “divertido” que es tal automóvil con las ayudas electrónicas desconectadas, vosotros mantengáis las vuestras siempre “ON”, pues 7 décimas de segundo no es tiempo como para jugarse la vida en una mala curva.





Curro San Miguel.com
Equipo C
Francisco -Curro- San Miguel (Editor), Marisa Castre (Directora de Contenidos), Manuel dCP, F. David Arós, Michael D. Hesse, David S. Pareja (Colaboradores), Roberto Sanjuan (Webmaster).