by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"¿Diésel sí? ¿Diésel no? Diésel… según"


La reducción de las tasas de contaminación no pasa por eliminar los coches a gasóleo, sino por hacerlos más eficientes.
Al menos esa es la conclusión que se desprende de la llamada “cumbre del diésel” que tuvo lugar en recientes fechas en Alemania. Allí, reunidos los principales directivos de las más importantes marcas germanas, junto con Ford y un par más, estaban legisladores del país prestos a escuchar las soluciones de una industria capital para esa nación.

Y es que a principios de verano un juez de la ciudad de Stuttgart valoró el hecho de respirar aire puro por encima de los derechos de conductores de coches de gasoil, abriendo la veda a inminentes limitaciones a la circulación en esta y otras ciudades de los automóviles diésel.

Ante ello, los productores de automóviles antes citados, lejos de la “radicalidad” de otros como Volvo, que en menos de cinco años aspira a no vender un solo modelo diésel, han reaccionado ofreciendo una solución bastante más realista y razonable: ir cambiando sin prisa pero sin pausa todos los “diésel malos” por “diésel buenos”. Que los hay.

Se trataría de ofrecer un plan de incentivos, al alirón entre las marcas y gobierno, para que los consumidores vieran más fácil y económico cambiar su viejo coche de normativa anticontaminación Euro1,2,3,4 ó 5 por uno Euro6 actual o Euro7 que saldrá en breve. Siendo gasolina, hibrido o, porqué no, diésel también.

Esta es una idea fantástica. Una medida progresiva que efectivamente busca la menor contaminación independientemente del combustible usado y sin afectar, es más, beneficiando, el bolsillo del comprador. Es una cuestión demasiado complicada como para tomar decisiones rápidas y políticamente correctas de espaldas al mercado.

Queda la suspicacia de ver que uno de quienes proponen semejante plan se vio afectado por el llamado “dieselgate” que trucaba las emisiones de sus coches, y otros están siendo investigados por formar algo parecido a un “cártel de marcas” con el que esquivar leyes anticompetencia. Confiemos en que con la nueva norma de medición de gases y consumos que se estrena en apenas 15 días se les ate en corto y no haya posibilidad de que nos den “gato por liebre”. No deberían. Aunque el diésel sigue siendo un combustible más sucio que la gasolina, está demostrado que aún se puede optimizar para llevarlo casi al mismo nivel.

Espero que les salga bien y cunda el ejemplo en el resto de Europa. Que se recupere aquí un plan “Aire” como el que ya tuvimos pero que no sea la chapuza que fue, y que la gente se sienta un poquito más animada gracias a promociones, ayudas y descuentos a cambiar su cascarrio de hace 15 años (que hay que ver qué coches circulan por nuestra península, madre mía…) por algo más moderno, más seguro y más respetuoso con los que insistimos en respirar por la calle.
Y que no te “obliguen” a cambiar tu opción de combustible por haberlo demonizado, sino que seas tú el que valore la mejor de las opciones disponibles pues cualquiera va a mejorar lo que tu vehículo “milenial” echa por el escape.

Yo seguiré siendo fiel a la gasolina, seguro, pero siempre es bueno poder elegir otras alternativas que no resulten más dañinas.





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