by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Futuro sintético"


Entre todo el desbarre legislativo en medidas ecoguays que busca el asesinato del automóvil tal y como lo conocemos, se ha colado por la puerta de atrás una verdadera alternativa de futuro… inmediato

No sé si prefiero pensar que los legisladores europeos son simplemente estúpidos y no saben de lo que hablan cuando paren medidas como la prohibición de los motores de combustión a partir de 2035 o, en realidad, es que “se la suda todo un poquito-bastante” mientras no les afecte a ellos en su mundo de fantasía sostenible y políticamente correcto. Que esto es como lo de ir a la Cumbre del Clima quemando queroseno “a full” en su avión privado para luego echarte la culpa de todos los males del planeta a ti, por conducir un coche diesel de nueve años de antigüedad y poner el aire acondicionado a menos de 25 grados centígrados con más de 40 en la calle.

Más tarde, tras el delirio de las energías renovables, nos dicen que la nuclear es verde –realmente siempre lo ha sido- y miran hacia otro lado mientras, ante el panorama de escasez, algunos países miembros de la UE están volviendo a quemar carbón como si no hubiera un mañana (oye, que al ritmo que vamos, igual están en lo cierto…).

Sin embargo, en lo tocante a nuestro sector, ignoran o menosprecian a aquellos países que piden una moratoria más allá de 2035, pues ni sus infraestructuras ni sus habitantes se pueden permitir una transición a la bravas, empujando el coche eléctrico a golpe de normativa.

En esto que aparecieron unos “alemanes muy locos” que se propusieron recuperar el combustible sintético, a los que tacharon de idiotas en un primer momento para luego prestarles la atención que merecían. Y es que el combustible sintético, lejos de ser una quimera, puede ser la solución que permita a Europa seguir en marcha sin regresar a los tiempos de viajar a lomos de un fiel pollino.

Bien, el combustible 100% sintético ha gozado de cierta mala fama pues fueron los nazis los primeros en crearlo y utilizarlo de manera masiva y porque su precio por litro supera con mucho el de los combustibles fósiles que ahora repostamos.
El primer argumento, hecha la salvedad de que si bien es cierto que los nazis, en términos generales, eran unos hijos de la gran p*ta, en ingeniería no eran ni mucho menos mancos. Preguntad a los americanos por su operación “paperclip” y cómo le supieron sacar partido. Pues eso. Y a continuación, su segundo obstáculo ha sido vencido en base a la carestía actual de los combustibles. Cuando nos decían que el combustible sintético era “caro” se referían a que, una vez en el surtidor, superaría ligeramente los dos euros por litro. ¡Pero es que eso ahora es un regalo! Hay más: eso sería en un primer momento. Una vez aumente su producción el precio caería por debajo de esa barrera. Vamos, un chollo.
Sumemos ahora otro punto a su favor: su fabricación nos hace energéticamente independientes. Adiós OPEP, adiós Rusia, adiós Tío Sam y muchas gracias por todo.
Estos e-Fuel se sintetizan, a grandes rasgos, al combinar dióxido de carbono con hidrógeno. Es decir, CO2 (que puede ser recuperado) con simple agua.
Los motores de combustión actuales apenas necesitan de modificación para funcionar con e-fuel (y digo apenas por prudencia, porque algunas marcas dicen que no hace falta adaptación alguna) lo que permite mantener un precio razonable de adquisición y de mantenimiento. Sus prestaciones se mantienen así como sus autonomías con alimentación fósil.

Respecto a sus emisiones, las tienen, fundamentalmente CO2, pero en una tercera parte comparadas con las de un coche “standard” equivalente. No obstante eso bastó para que la torpe, cerril y estúpida Unión Europea los vetase en un primer momento para después dejarlo “en estudio”. Que yo creo que con decirles que lo que no se pueda recuperar de CO2, se lo damos a las plantas para que realicen la fotosíntesis, si eso, les explotaría la cabeza con semejante lección de botánica y darían su brazo a torcer sin dudarlo.

El caso es que esos locos alemanes a los que aludí ya planean gastarse 20.000 millones de euros en los próximos cinco años en plantas de producción en suelo europeo diga lo que diga la UE, porque de hecho ya tienen una en Chile que funciona bastante bien, tanto que se la quieren expropiar y tal, pues ya sabemos cómo está el cono sur… A esa iniciativa hay que añadir otra en la que hay implicada hasta una petrolera con una inversión estimada de 9.000 millones de euros para crear una planta de producción ni más ni menos que en el País Vasco. Y suenan otros proyectos más, tan reales como esperanzadores.

De momento se venden como “complementarios” a la electrificación pero, no nos engañemos, como esto prospere y confío en que lo haga, tenga nuestro coche enchufe o no (voto porque no), la energía que lo alimente provendrá de fuentes quizá menos “naturales”, pero sí verdes y sostenibles en toda la amplitud del término.





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