by AUTODOMINIS

Prueba del Range Rover Evoque Coupé SI4 Dynamic

Range Rover Evoque Coupé SI4 Dynamic

" Esencia Range "

Como con los mejores perfumes, la anglo-india (todo queda en la Commonwealth…) Land Rover ha concentrado en un frasco pequeño cargado de estilo, toda su esencia y saber hacer del lujo y del todo terreno con mayúsculas.




Ya no sólo porque sea el orden natural de cada prueba, es que empezar a hablar de un Evoque nos lleva de manera obligada a referirnos a su exterior antes de nada. Y su exterior, ha sido de lo más retratado con cámara de teléfono móvil de cuantos coches he conducido últimamente.
Como si se tratara de un Ferrari, aparecer con el benjamín de la casa Land Rover en la plaza de un pueblo convertía un sencillo rodeo en una aparición estelar. Increíble. Si no lo llego a vivir, no lo hubiera creído.
Mira que nuestro ejemplar de pruebas era de un azul oscuro discreto, pero su techo blanco, su configuración 3 puertas, su paquete dynamic, sus grandes ruedas y sus llamativas luces de día atraían al público sobremanera. La verdad es que no era para menos.



Desde que muchos años atrás se presentara el prototipo “LRX” sobre la base del RR Sport no dejaron de lloverle piropos al futuro modelo. En ese momento la marca se encontraba en una situación de que sí y que no con sus entonces dueños (Ford) y los proyectos que veían la luz se contaban con los dedos de una mano… de un manco.
No fue hasta que se normalizó su situación cuando el pequeño Range vio la luz verde definitiva. Y fue una luz verde fosforita, pues su actual patrón, el grupo Tata, vio claro lo que tenía entre manos: El Qashqai de los pudientes.

El coche desde fuera, como he dicho, gusta a propios y extraños. Ya desde esta vista se aprecia un gusto por el detalle y una modernidad de la que no puede hacer gala el resto de la gama. El morro futurista no pierde la identidad Land Rover y grita Range a grandes voces. Sería más que probable que los futuros diseños del Sport y del Range Rover “grande” sigan su patrón estético, porque desde luego, han dado en el clavo.



Las luces de día de “la raya y paréntesis” son curiosas sin llegar al extremo bizarro de la “constelación Svarowsky” que lucen sus hermanos mayores. Los faros antiniebla LED destacan y la parrilla sin logo junto con las protecciones de bajos nos anticipan que nos encontramos ante un coche muy serio.
Tampoco son de broma las tomas de aire del capó, muy al estilo Jeep Grand Cherokee V8 de antaño. Chulas.

Del perfil, destacar la prominente caída del techo que convierte las ventanillas traseras en “saeteras” de un palmo de altas, lo mismo que el cristal de su zaga, de cuatro dedos. No es práctico, pero da igual, queda precioso. Con el alerón de techo, los pilotos traseros tan trabajados y bien integrados, el limpiaparabrisas camuflado, las dos –falsas- salidas de escape cuadradas… el remate del coche merece la misma calificación que su inicio: sobresaliente. Si no es de matrícula de honor es por el detalle macarra de escribir “Evoque” con letras rojas en plan “Tdi” de Seat Ibiza. Cosas del acabado deportivo, supongo.



Por cierto que todo acabado deportivo tiene sus límites, y al montar en este coche los asientos casi de carreras opcionales se traspasa esa línea a mala leche. Pero luego hablaremos de ellos, que no se van a librar tan fácilmente…
Porque lo primero que notamos al abrir la puerta del Range es la sensación de calidad que se respira en todo Range. Bueno, eso y un maravilloso olor a nuevo que recuerda al olor a nuevo de Volvo (el mejor olor a coche nuevo según la escala oficial de mi nariz).

Entrar en este Evoque es como entrar en un RR Sport… de dentro de 5 años: Es todo igual de bueno… pero mucho más moderno.
Tras un volante de diseño (of course) hay un cuadro de relojes que combina las indicaciones digitales con las analógicas, el salpicadero, forrado en cuero, da aspecto de solidez y elegancia al conjunto y la consola central aglutina el equipo multimedia –mejorable, sobre todo el equipo de sonido y la rapidez de respuesta- y la climatización. Todo ello se maneja de manera intuitiva y directa.
Más abajo está el botón del freno de mano que no sirve para nada pues algo más atrás nos encontramos con el mando de lavadora que hace las veces de palanca del cambio automático cuya posición “P” activa el freno de servicio de manera automática.
Por cierto, que junto al botón anecdótico de dicho freno se encuentra otro que tampoco pulsaremos demasiado: el del control de descensos.
Y no sólo no lo pulsaremos porque estos coches jamás de los jamases vean el campo bajo sus neumáticos, no lo pulsaremos porque tras la rosca del cambio están los botones del Terrain Response cuyos programas (grava, barro y roderas, césped y nieve, arena) decidirán en cada momento activar los dispositivos que sean menester para sacarnos del apuro. Este sistema es fantástico y, aunque no he podido comprobar todas sus posibilidades en este coche –nieve con 29 grados en la calle es difícil-, doy fe en otros de su extraordinario comportamiento. Y es que por muy chic que sea el coche –que lo es- Land Rover no se podía permitir que olvidara su esencia. Todo terreno de lujo, sí, pero todo terreno de verdad.



Siguiendo con el interior diré que me ha sorprendido la relativa carencia de huecos. Hay dos posavasos, una guantera pequeñaja en el apoyabrazos, un hueco tonto tras la consola y las bolsas de las puertas. Poca cosa. Sobre todo cuando ves el aprovechamiento interior del coche, que esta más que logrado.
Pero vamos a hablar ahora de los asientos (me remango).
Vaya por adelantado que las butacas montadas en nuestro coche son opcionales (y valen un dineral), y que vistas y probadas las de serie la cuestión tiene fácil solución: no pedirlas ni loco.

Y es que los asientos deportivos “rollo backet” que he sufrido durante unos días parecen hechos a medida de Victoria Beckam (asesora de diseño en el proyecto Evoque). Lo malo es que si tu talla supera la de la exSpice (cosa nada difícil) estas butacas te harán sentir más gordo a cada kilómetro. A ver, la señorita “wannabe” que debe de pesar…¿33 kgs? deja bastante atrás mis 90 largos, bien repartidos eso sí. El caso es que la única manera de caber en mi puesto era sentado de lado. De otra guisa, los resaltos laterales acababan indefectiblemente bajo la mitad de mis muslos mientras el respaldo me estrujaba la espalda hasta la altura de la nuca, donde una prominencia “racing” sistemáticamente me daba una colleja cada vez que la aceleración me echaba hacia atrás. Un desastre.



Pero es que hay más. Me he sentado en piedras más blandas que el mullido de estos asientos. En serio, los asientos de serie son perfectos y pagar por estos me parece un disparate. Pero allá cada uno y su cuerpo.
No obstante, la postura –dolorida- que ofrecen al conductor al volante es muy buena quedando todo a mano y ofreciendo la visibilidad… que se puede.
Porque el parabrisas no es muy grande y si las ventanillas laterales tampoco, su visión además se ve mermada –ampliada en otras ocasiones- por unos retrovisores de tamaño bíblico. Como una tele plana de 22” pulgadas, más o menos.
Hablando de tele, no es de recibo que en un coche de su calidad y factura la cámara de marcha atrás se oferte en opción. En serio, es imprescindible, que por el cristal de atrás no se ve nada de nada. Y menos si llevas pasajeros.

El ocupar las plazas de atrás sólo conlleva el inconveniente de llegar hasta ellas. Yo, a diferencia de otros medios especializados que sacan papel y regla para ver las cotas y tal, y porque soy un poco gamberro también es cierto, siempre pruebo estos accesos de manera real, viviéndolos... y haciéndoselos sufrir a mis suegros. Y en la ocasión del Evoque no iba a ser menos. El caso es que mi suegro subió como un puma, mientras que su respectiva necesitó asistencia especializada para llegar a su asiento. Si hacemos la media entre los dos, se sube más o menos bien-mal. Una vez allí todo perfecto. La anchura desde luego no es problema, sobre todo porque el Range Coupé sólo está homologado para llevar dos pasajeros en su zaga. La altura tampoco, a pesar de la caída acusada de su techo todavía quedan tres dedos hasta arriba en tallas de 1,75 m. Tampoco resulta claustrofóbico gracias al enorme techo panorámico. Las ventanillas no se abren y van muy tintadas.



Más atrás nos encontramos con el maletero, cuya cifra oficial de capacidad nos habla de carga hasta el techo. De esta manera llegamos a los 550 litros, pero es que prescindiendo incluso de ese margen, el Evoque nos ha marcado unos muy buenos 474 litros. Francamente destacable.
Además, su apertura a ras de paragolpes ofrece una muy asumible altura al suelo a la hora de cargar objetos pesados sin castigar el lumbago. La puerta motorizada de este hueco brilla asimismo por su velocidad y por el ruido que hacen sus motores eléctricos.

Hablando de motor y de ruido. Es el momento de arrancar nuestro Evoque Si4/GTDi.
Pulsamos el botón, esperamos a que se lo piense… y arrancamos. Su sonido al ralentí nos hace pensar que la “D” de su nombre "oficioso", a pesar de tratarse de un modelo gasolina, hace referencia a su sonido a diesel. Cosas de los motores pequeños, sobre alimentados y con inyección directa. Nunca llegarán al nivel de los más sencillos atmosféricos.
Lo bueno es que una vez en marcha el sonido desaparece –adecuada insonorización- para hacerse presente tan sólo en fuertes golpes de gas, donde ahí sí que da el do de pecho (y el “re”, si me apuras) y saca unos tonos de deportivo que no te esperabas al inicio. O bueno, tal vez sí que te los podías esperar… si hablamos de su comportamiento.

Llevado en carretera el Evoque con este motor y en este acabado se parece más a un compacto GTi pata negra que a cualquier otra cosa. Su chasis se traga las inercias de su más grande carrocería sin dudarlo, la suspensión lo mantiene estable en cualquier circunstancia y los frenos detienen sus 1.600 kilos sin drama. A ello le podemos sumar el cambio automático “powershift” que incluso en su modo “normal” (hay modo sport y accionamiento manual con levas) aguanta las marchas que da gusto y la garantía de tener siempre la mayor motricidad posible en base a su tracción integral.
Lo más flojo quizá es su dirección. De dureza y precisión mejorable.

El bloque motor es intachable.
Obviamente hay efecto turbo y el trote de sus 240CV no aparece hasta pasadas las 1.500 rpm. Eso sí, a partir de ahí, la aceleración te pega al asiento sintiendo cómo los 34,7 mkg de par han logrado abrirse camino hasta el asfalto para lanzarte al hiperespacio en una escala casi sin fin.
Con ello digo que los adelantamientos son juego de niños para este coche. Pisa el pedal derecho y agárrate, que del resto ya se ocupa el Range.



También me ha gustado mucho la contundencia de su pisada, con unos apoyos muy francos incluso buscándole las cosquillas en cambios de dirección acusados, con un perfil noble más subvirador que otra cosa. Es un coche predecible, seguro y muy fácil de llevar. Tiene todo lo bueno de un compacto y bastante más.
Como por ejemplo el viajar por autopista a cruceros legales con total confort y ausencia de stress manteniendo un consumo razonable de 10,4 litros a los 100 kms de media. Yo creo que se puede llegar a los 9,5, pero veo distantes los 8,7 que homologa la marca.

Luego está la posibilidad de salir del asfalto con él. Incluso con sus grandes ruedas de 19 pulgadas supero nuestra “prueba de la colina de hierba mojada” –gracias a un chubasco de última hora- sin despeinarse arrancando desde parado. También su altura libre al suelo –que no es excesiva- permite mayores licencias, pero no quisimos abusar dado el carácter/personalidad del coche y el uso real que su público hará de él.

Hasta aquí el Evoque se reafirma como todo un Range, y a partir de aquí, más si cabe.
Hablo del precio.

52.600 euros por este coche (casi 60.000 por el de las fotos) es un dineral.
Es verdad que lo que te llevas lo vale, pero son 7.000 euros más que un BMW X1 equivalente. ¿Es 7.000 euros mejor? Personalmente creo que sí, es más versátil y mucho-mucho más original en su diseño. Pero a ese importe nos metemos en terreno Audi Q5 3.2TFSi a nada que le saquemos un pequeño descuento al comercial. El Range sigue haciendo valer su clase, pero es que en el peldaño superior al que llega su precio la competencia tampoco se queda atrás. Afortunadamente, en el caso del Evoque, Land Rover tiene gama suficiente para satisfacer a todos los bolsillos (mientras no estén vacíos) y plantar cara a las otras versiones más asequible del segmento, y tal vez este Si4 Dynamic quedará reservado a los que más allá de su estética busquen un compacto deportivo de gran calidad y polivalencia de uso.


NUESTRA NOTA: 9
Valoracion prueba 9
Cosas a favor

Estética atractiva
Calidad interior/exterior/ en marcha
Comportamiento GTi

Cosas en contra

Asientos opcionales para modelos anoréxicas
Mala visibilidad / cámara en opción
Precio subidito…

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.999 c.c.
  • Potencia: 240 CV CEE
  • Par: 34,7 mkg
  • Tracción: integral permanente
  • Caja de cambios: automática 8 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 435/196/160 cms
  • Peso: 1.640 kgs
  • Ruedas: 235/55R19
  • Maletero: 550 l
  • Cap. Depósito: 70 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 217 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 7,6 seg
  • Consumo medio oficial: 8,7 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, Hill Holder, 6 airbags, bluetooth, climatizador, control de aparcaiento trasero, control de velocidad, tapicería de cuero, faros de xenon, asientos eléctricos, luces LED, retrovisores plegables, pantalla táctil multimedia, llantas de 19", volante de cuero multifunción...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Range Rover Evoque Coupé SI4 Dynamic

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