by AUTODOMINIS

Prueba del Test Audi A8 4.2Fsi Quattro

Test Audi A8 4.2Fsi Quattro

" Apabullando al personal "

El caso es que llevaba ya unos días preparando una escapada a la montaña. Esperaba prestado un Jeep en previsión de hielo y nieve hasta que un amigo se adelantó: “¿Por qué no te llevas mi coche?” Acepté y así me convertí en “Ministro de los Pirineos” durante un par de días.


La presencia clásica y moderna a la vez de este Audi A8 rápido nos recuerda a jefes de estado y altos mandatarios bajando de él como coche oficial. O altos directivos que, lejos de querer aparentar, les gusta moverse con una comodidad discreta. Y también gente como mi amigo, que busca hacer un porrón de kilómetros al año con el mayor confort, seguridad y un leve toque deportivo.
Nada más montarme noto que lo hago en un coche de 100.000 euros (con las llantas opcionales y dos cositas más)… que precisa una puesta al día. Sí, todo es de enorme calidad y los ajustes son perfectos, pero ya no resulta tan vistoso como uno de los Mercedes de la Clase S o la renovada Serie 7 de Bmw. No obstante, el ambiente es de lo más agradable a pesar de una tapicería gris ceniza que no le hace justicia al cuero.



La postura de conducción es perfecta, en gran medida gracias a las 50.000 posibilidades de regulación del asiento, volante, pedales, espejos… y el tacto de los mandos resulta muy bueno, destacando su ergonomía y una facilidad de manejo de la que no puede hablar por ejemplo el Bmw antes mencionado (y eso que al fin han simplificado el dichoso i-drive).

Las plazas de atrás son sublimes, de hecho, de sus cinco plazas no sabría cuál elegir a la hora de afrontar un viaje. En el caso de que seas Michael Jordan, Barry White o Don Pimpón y se te queda escaso, que sepas que existe una versión alargada que estira su carrocería de los cinco metros de la versión “básica” hasta los 5,18, para que estires las piernas.

El maletero, un pelín más grande que el del Audi A4, lo justo para meter el neceser de última hora.

Arrancamos y el sonido que se filtra al interior es… ninguno. Sin embargo, a medida que nos ponemos en marcha el potente V8 de 350 cv reclama protagonismo con un bramido que suena a motor “gordo” (de hecho lo es) al estilo del Audi S5. Será porque básicamente es el mismo motor.
En autopista seleccionamos “D” en su cambio automático de 6 relaciones y ahí nos las den todas. La posición Sport apura las marchas –y el depósito de combustible- que da gusto. El manejo secuencial esta bien, no es tan rápido como un PDK de Porsche pero a la altura de los DSG de la casa. Ni bruscos tirones ni abruptos saltos.

En carretera, como digo, el coche aguanta cruceros de 150 km/h como en una alfombra voladora. El compromiso de la suspensión inteligente, en cualquiera de sus programas, entre deportividad y comodidad está realmente logrado. Pisa con ganas pero mima nuestros riñones. Y en esto que me emociono y, picado por mi pareja en un tramo despejado, piso a fondo. El cambio baja una marcha y “eso” se empieza a lanzar hasta los 260 km/h de aguja (está limitado a 250) en menos de lo que se tarda en decir “Pere Navarro me va a dar con el látigo hasta desollarme vivo las nalgas”. Y como si nada. El coche transmite la misma seguridad a esta velocidad que a la mitad.



Empiezan las curvas y comienza a nevar copiosamente. Ahora es cuando espero lo mejor. Cuanto más se cierran las horquillas el Audi se vuelve más torpón y nota su longitud y peso, pero no hay problema, un toque de acelerador a la entrada y el coche se cruza con una nobleza digna de aplauso que lo coloca en la trazada como un misil. Divertido y seguro, aunque un punto macarra.
Respecto a su motricidad, me doy cuenta de que circulo sobre un firme helado y nevado por los coches que veo parados en la cuneta, porque para mí es como si rodara por cualquier otra superficie. Y menos mal, porque como buen experto en motor llevo años y años explicando como se ponen las cadenas que yo nunca he sido capaz de enganchar como dice el folleto.
Los frenos, muy buenos, su tacto es certero y no se agotan, pero claro, con una temperatura exterior de menos 15 grados centígrados a ver quién es el guapo que se pone al rojo vivo…

El caso es que hago cumbre y hotel al poco tiempo de emprender la subida. Me dan ganas de volver a bajar el puerto para volver a subir, y si no lo hago es porque se me ha encendido la luz de la reserva. El ordenador me anuncia un consumo medio de 16 litros y medio. Claro, cuesta arriba y “dándole caña” es lo que tiene. No obstante, no me parece una locura, pues he llegado con “sólo” un depósito a mi destino. De noventa litros, eso sí.

En definitiva, un estupendo coche acorde con su precio y categoría, pero puestos a gastar, yo me quedo con el S8 V10 por 11.000 euros más, que transmite mayores sensaciones, y si no, con un Audi A6 2.7Tdi Quattro que tampoco es manco y cuesta la mitad. Porque en el fondo ¿Para que queremos tanto coche?


NUESTRA NOTA: 8.5
Valoracion prueba 8.5
Cosas a favor

Tracción imperturbable
Calidad de los acabados
Agrado de conducción

Cosas en contra

Es-un-poco-soso
Precio de las opciones
Los LED traseros son horteras

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 4.163 c.c.
  • Potencia: 350 CV CEE
  • Par: 44,9 mkg
  • Tracción: integral
  • Caja de cambios: automática 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 505/189/144 cms
  • Peso: 1.800 kgs
  • Ruedas: 235/60R17
  • Maletero: 500 L
  • Cap. Depósito: 90 L
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 250 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 6,3 seg
  • Consumo medio oficial: 10,9 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, EDS, TCS 6 airbags, ordenador, asientos eléctricos multiregulables, climatizador de cuatro zonas, equipo de audio CD-Mp3, cromados, faros antiniebla, faros de xenon, inserciones en madera, suspensión inteligente, cargador de CDs, retroviores eléctricos, calefactables y plegables, volante de cuero multifunción...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Test Audi A8 4.2Fsi Quattro

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