Mercedes Benz E220d Estate
" Nobleza obliga "
Durante décadas la Clase E de mercedes ha sido tan importante que era la que introducía el diseño y los avances tecnológicos que luego se extendían al resto de la gama, por arriba y por abajo. Ahora, aún en un segmento en serio declive, los E de la marca siguen marcando el paso.
Si pensamos en la “primera Clase E” como tal, la w123 de la década de los 70, podemos observar cómo el resto de modelos fueron influenciados por su línea. Lo mismo pasó con la siguiente, la celebérrima w124 de los años ochenta. El 190 se pensó a su estilo con una clara proyección aerodinámica y aquella primera Clase S, llamada así, era un tanque blindado a modo de E hormonado.
Por lo tanto, la E siempre ha sido una punta de lanza en la marca. Un catálogo de estilo e intenciones que luego se extiende al resto de modelos llevándolo hasta el paroxismo en los modelos más costosos.
Obviamente hablo de los modelos más señeros de la marca de la estrella. Dejo un poco de lado compactos y SUV que, aunque toman elementos de la Clase E, ellos van por su lado. Un lado que tiene que ver más con las modas que con la imagen de marca.
¿Y qué es eso que tiene la Clase E que tan bueno es como para que se extienda en la gama? Pues, a grandes rasgos, imagen, calidad, suavidad y tecnología. Y esas cuatro patas han de estas presentes en cada iteración. Nobleza, obliga.

A nivel de imagen la Clase E es lo suficientemente distinta de la C como para que no se las confunda. De hecho, es muy probable que esté indicando cuál será el camino que seguirá su hermano mayor cuando le toque la renovación de media vida.
Para nuestra prueba escogimos la versión Estate (ranchera) pues, como digo, las berlinas de representación están en desuso (salvo para los VTC), y a Mercedes le salen muy bien los familiares, además, conserva las líneas maestras de diseño de la versión cuatro puertas.
Para empezar con encontramos con un morro que sabe aunar la tradición con la modernidad. Tenemos una gran parrilla con la estrella central bien diferenciada y acompañada por otra constelación estelar. En nuestra unidad esta parrilla estaba iluminada y enmarcada en negro. Lo que da una combinación muy interesante entre lo deportivo y lo elegante. Por su parte, los faros no son geométricamente regulares, sino ligeramente lobulados, haciendo una diferenciación –que luego no es tal- entre los dos focos principales. Por cierto, nuestro coche equipaba la opción de “Luz Digital”. Muy-muy interesante si se va a circular mucho de noche por carreteras pobremente iluminadas.
Añadir que el faldón forma parte del equipo AMG y que la estrella, ya no va erguida sobre el radiador y dudo que se pueda pedir. Pero igual sí…

La vista lateral es la de un coche enorme. Realmente enorme.
Son casi cinco metros, pero lo bajo de su techo y cintura crean la ilusión de coche larguísimo. Porque sí, no hay pocos SUV de similares medidas, pero el resto de sus dimensiones disimulan el largo creando un conjunto más homogéneo. Aquí no, la Clase E Estate es y se la ve muy larga.
La falsa caída del techo a partir del pilar C le da, así mismo, un rollo de “shooting brake”. Como el CLA o el extinto CLS familiar que hubo. Por cierto que en base al tiempo el CLS merecerá un “Retrovisor” por lo que significó y en lo que quedó. Un modelo de un éxito abrumador que acabó marchando en silencio por la puerta de atrás, pero dejando un claro legado.
Bueno, eso es otra historia.
Del E llaman la atención también los tiradores de las puertas enrasados con la carrocería, que se asoman –e iluminan- cuando acercas la mano. Es un detalle muy moderno y muy aerodinámico, pero este tipo de picaportes están teniendo sus problemas en caso de accidente imposibilitando la apertura desde fuera, cosa que yo creo, que Mercedes habrá tenido en cuenta.
Y hablando de puertas, las que dan acceso a las plazas traseras gozan de unas dimensiones harto generosas.
Al hilo de lo dicho sobre el tema de la aerodinámica, añadir las bonitas llantas de aleación de 20” (opcionales también) exhiben un diseño que ha tenido también en cuenta la mínima resistencia al aire en su giro.
Ah, a la hora de analizar este flanco del coche tampoco puedo dejar de mencionar la falsa salida de aire del paragolpes trasero que casi me cuenta un infarto de miocardio pues, vista de tres cuatros y de lejos, lo que parece es un abollón típico de parking. Por suerte no lo era.

La zona trasera para mi es la más controvertida. Me refiero a los pilotos con la iluminación de la estrella. Todavía no sé si me gusta o me horroriza. Si es un detalle elegante o una horterada luminosa. El caso es que haberlo introducido en el nuevo CLA nos dice que ellos lo han considerado un acierto y a no mucho tardar lo descubriremos en muchos más modelos de la estrella.
Por lo demás sólo me quejaré de las dos salidas de escape falsas y la posición de los catatriópticos, muy expuesta.
Por el contrario voy a alabar el tamaño y la forma del cristal trasero, el listón cromado que subraya de lado a lado la importancia del modelo y lo cerca del suelo que queda el plano de carga.
Dicho esto, pasamos al interior sin no antes hacer una salvedad y/o aclaración.
Volviendo sobre las obligaciones de aquel con sangre noble, hay que decir que más allá –o más acá- del despiporre de un Clase S que puede tener de todo para todos, la Clase E siempre ha sido el “showroom” de los juguetitos de Mercedes en lo que a equipamiento se refiere. Y nuestra unidad era fiel reflejo, pues de los 68.090 euros por los que sale un E220d Estate al uso, pasamos a los 97.000 de nuestro coche cedido por la marca. Para que os hagáis una idea de todo lo que traía.
Una cantidad de gadgets tan abrumadora que sólo mencionaré los que vayan surgiendo durante la prueba.

La postura de conducción de este Clase E se podría considerar bastante deportiva, pues se va sentado muy bajito y con las piernas estiradas. De todas formas, la visibilidad no es un problema por la gran superficie acristalada y el solvente circuito de cámaras.
Los asientos son comodísimos. De regulación eléctrica, refrigerados, con calefacción y masaje –incluido un programa de “piedras calientes”.
Hay espacio y sensación de tal en todas las cotas. A lo ancho, a lo largo y a lo alto, a pesar de incorporar techo solar. Doble, concretamente.
El volante de la marca ya nos los conocemos y me siguen sin convencer sus mandos “hápticos”, pues no es infrecuente que toques cosas sin querer al maniobrar. El monomando a la izquierda del volante también es norma de la marca y a la palanquita de marchas al otro lado ya me he acostumbrado, que no quiere decir que me haya empezado a gustar.
La instrumentación 100% digital y en 3D observa múltiples y variadas posibilidades de personalización, al igual que el Head Up Display. Desde luego, por información no será.
La consola central está completamente despejada merced a su gran pantalla multimedia, de XXXXX pulgadas, fantástica resolución y un interfaz a la última. De todas formas, me hubiera gustado contar con algún botón físico más allá de los tres que ofrece en su base. Entre los asientos hay dos grandes guateras con posavasos, tomas de carga y bandejas de inducción en su interior.
Los materiales y ajustes son francamente buenos situándose un peldaño por encima –o más- de los empleados en la Clase C.

Tampoco puedo abandonar esta vertiente del interior sin hablar de las salidas de aire, mucho mejor resueltas que en otros Mercedes, y que incorporan algo que personalmente me ha encantado: cuando apagas el coche, por mucho que hayas trasteado con ellas, vuelven a su posición original, la que hace bonito, dando continuidad y armonía al tablero.
Mención aparte merece el “ojo que todo lo ve” en el salpicadero que va pendiente de si estamos pendientes de todo lo que hay que estar pendiente (además de poder hacerte “selfies”), y el universo de luces y colores en el que me he pasado una semana metido.
Dentro de todas las posibilidades cromáticas de las luces del interior también existe la posibilidad de combinar varios tonos que se vayan alternando por las tiras LED en función de la música, la velocidad… lo que acabó dando en una discoteca blanca, azul, naranja y amarilla. Pero que no molestaba, eh, la verdad es que hace las transiciones muy sutiles y crea un entorno de lo más lucido –como no podía ser de otra manera- y agradable.
Me guardo para el final la pantalla del acompañante. La primera vez que vi una fue hace años en un Ferrari. Y bueno, al lado de esta, es como un reloj “Kasio” de mercadillo al lado de un Smartwatch de Samsung o Apple.
Una pasada de definición, buen tamaño y fácil de maneja a la que tu acompañante empareja su móvil.
Y bueno, la sorpresa que me dio el día de Halloween, cuando cogí el Mercedes y me recibió con unas cuantas calabacitas guasonas. Me encantó. Lo tuve en el perfil del Whatsapp toda la semana.
Pero bueno, nos volvemos a poner serios y nos vamos a las plazas de atrás.

Puertas grandes como dije, cristales tintados, cortinillas, calefacción independiente, también en los asientos, techo panorámico particular, buenas cotas a lo ancho, a lo alto, a lo largo…. Pero lo que más se ve al abrir la puerta es el enorme túnel de transmisión que parte en dos el espacio. Es tan prominente que el pasajero central lo puede usar de mesita auxiliar para echarse unas cartas al solitario.
Bueno, al menos queda espacio de sobre a ambos lados para situar los pies con permiso de los acompañantes de los extremos.
Una pena pero claro, tenemos tracción trasera en un coche notablemente bajo, por algún sitio hay que pasar el tubo que lleva la fuerza a las ruedas. Como digo, es gracias a las dimensiones del coche que esto no se convierte en un problema, o no uno muy grave, pero no ser así (así de grande) esto sería casi un 2+2.
El maletero es fantásticamente grande y regular. Como no hay baterías ni molestos cables con los que cargar, el hueco es diáfano y muy aprovechable, sobre todo si quitamos la toldilla (que se eleva al abrir la tapa). Como ya dije la altura al suelo es muy buena, me gusta la protección metálica en el quicio y que la argolla del cierre de la tapa vaya en la base y no en el portón, como en otros coches (BMW…) que te garantizan un buen chichón a la que no vayas atento.

Por supuesto el portón es eléctrico y contempla la apertura sin manos sin tener que bailar la yenka tras él.
Pero que digo yo, tanta IA, tanto MBUX –con el que no me he entendido casi nada- y los fabricantes no se deciden a incluir un sencillo comando del tipo “Wilma, ábreme la puerta” para que el coche nos abra el maletero cuando nos encontramos detrás con cajas y bolsas en ambas manos. Para mí el futuro es eso, y no pagar una suscripción por unas zapatillas de deporte.
Apartado dinámico ahora. Motor dos litros turbodiésel con generador de 48V (etiqueta ECO) y 197CV. Dicho así parece algo “normal” y conocido, pero lo que esta marca saca a ese propulsor te garantizo que está a otro nivel. Y es que un E, no puede conformarse con cualquier cosa. Si las sensaciones y registros que ya obtuvimos en su día durante la prueba del C220d Estate fueron extraordinarios, lo percibido y anotado por este E220d lo supera.
Empezaremos con el agrado de marcha. La suavidad es la tónica dominante en este coche, incluso con el maquillaje AMG de nuestra unidad.

El aislamiento y la insonorización es tan buena que, sumados al buen funcionamiento del sistema Mild-Hybrid hace que en ocasiones el coche parezca casi eléctrico. También en la respuesta inmediata de su propulsor apoyado por una caja de cambios de siete relaciones que parece leer la mente del conductor y el tráfico de la carretera. Hay potencia de sobra para lanzar este Mercedes de XXXX kilos mucho más allá de cualquier límite de velocidad, o viajar a una velocidad constante por autopista, con pasajeros y carga, gastando lo mínimo. Nosotros (con un pasajero y sin equipaje) le hemos medido 5,1 litros a los 100 kms de media en nuestro recorrido mixto de prueba, llegando a ver en vías rápidas los 4,3-4,4 l/100kms de consumo instantáneo en el ordenador de a bordo. Esto sumado a un depósito de buena capacidad nos da una autonomía que rara vez bajará de los 900 kilómetros. ¡Y se “carga” en dos minutos en una gasolinera cualquiera!

Por lo demás la suspensión pilotada –opcional- mantiene al Clase E fijado al suelo y estable en cualquier carretera y circunstancia, aislando más que transmitiendo, también es cierto. Los frenos, con discos delanteros sobredimensionados en el eje anterior, detienen al coche sin drama ni demora y la dirección ofrece un tacto blando con un notable ángulo de giro, lo que facilita moverse en urbano con un coche tan largo.

Concluimos este largo análisis con el tema pecuniario.
El precio de partida como ya dije son los 68.100 euros (68.090,22, a 25 del 11 de 2025, exactamente). Un importe razonable para la cantidad y calidad del coche que te llevas. Sin embargo, en su carta de opcionales hay tanto bueno e interesante por añadir, que sería una lástima salir del concesionario con el E220d básico.
De todo, yo sólo recomiendo añadir una cosa: AMG Line Premium. Son 12.500 euros más, pero es un paquete que incluye todo lo que un buen Mercedes Clase E merece… y su propietario también. Lo dicho, la nobleza obliga.
Por lo tanto, la E siempre ha sido una punta de lanza en la marca. Un catálogo de estilo e intenciones que luego se extiende al resto de modelos llevándolo hasta el paroxismo en los modelos más costosos.
Obviamente hablo de los modelos más señeros de la marca de la estrella. Dejo un poco de lado compactos y SUV que, aunque toman elementos de la Clase E, ellos van por su lado. Un lado que tiene que ver más con las modas que con la imagen de marca.
¿Y qué es eso que tiene la Clase E que tan bueno es como para que se extienda en la gama? Pues, a grandes rasgos, imagen, calidad, suavidad y tecnología. Y esas cuatro patas han de estas presentes en cada iteración. Nobleza, obliga.

A nivel de imagen la Clase E es lo suficientemente distinta de la C como para que no se las confunda. De hecho, es muy probable que esté indicando cuál será el camino que seguirá su hermano mayor cuando le toque la renovación de media vida.
Para nuestra prueba escogimos la versión Estate (ranchera) pues, como digo, las berlinas de representación están en desuso (salvo para los VTC), y a Mercedes le salen muy bien los familiares, además, conserva las líneas maestras de diseño de la versión cuatro puertas.
Para empezar con encontramos con un morro que sabe aunar la tradición con la modernidad. Tenemos una gran parrilla con la estrella central bien diferenciada y acompañada por otra constelación estelar. En nuestra unidad esta parrilla estaba iluminada y enmarcada en negro. Lo que da una combinación muy interesante entre lo deportivo y lo elegante. Por su parte, los faros no son geométricamente regulares, sino ligeramente lobulados, haciendo una diferenciación –que luego no es tal- entre los dos focos principales. Por cierto, nuestro coche equipaba la opción de “Luz Digital”. Muy-muy interesante si se va a circular mucho de noche por carreteras pobremente iluminadas.
Añadir que el faldón forma parte del equipo AMG y que la estrella, ya no va erguida sobre el radiador y dudo que se pueda pedir. Pero igual sí…

La vista lateral es la de un coche enorme. Realmente enorme.
Son casi cinco metros, pero lo bajo de su techo y cintura crean la ilusión de coche larguísimo. Porque sí, no hay pocos SUV de similares medidas, pero el resto de sus dimensiones disimulan el largo creando un conjunto más homogéneo. Aquí no, la Clase E Estate es y se la ve muy larga.
La falsa caída del techo a partir del pilar C le da, así mismo, un rollo de “shooting brake”. Como el CLA o el extinto CLS familiar que hubo. Por cierto que en base al tiempo el CLS merecerá un “Retrovisor” por lo que significó y en lo que quedó. Un modelo de un éxito abrumador que acabó marchando en silencio por la puerta de atrás, pero dejando un claro legado.
Bueno, eso es otra historia.
Del E llaman la atención también los tiradores de las puertas enrasados con la carrocería, que se asoman –e iluminan- cuando acercas la mano. Es un detalle muy moderno y muy aerodinámico, pero este tipo de picaportes están teniendo sus problemas en caso de accidente imposibilitando la apertura desde fuera, cosa que yo creo, que Mercedes habrá tenido en cuenta.
Y hablando de puertas, las que dan acceso a las plazas traseras gozan de unas dimensiones harto generosas.
Al hilo de lo dicho sobre el tema de la aerodinámica, añadir las bonitas llantas de aleación de 20” (opcionales también) exhiben un diseño que ha tenido también en cuenta la mínima resistencia al aire en su giro.
Ah, a la hora de analizar este flanco del coche tampoco puedo dejar de mencionar la falsa salida de aire del paragolpes trasero que casi me cuenta un infarto de miocardio pues, vista de tres cuatros y de lejos, lo que parece es un abollón típico de parking. Por suerte no lo era.

La zona trasera para mi es la más controvertida. Me refiero a los pilotos con la iluminación de la estrella. Todavía no sé si me gusta o me horroriza. Si es un detalle elegante o una horterada luminosa. El caso es que haberlo introducido en el nuevo CLA nos dice que ellos lo han considerado un acierto y a no mucho tardar lo descubriremos en muchos más modelos de la estrella.
Por lo demás sólo me quejaré de las dos salidas de escape falsas y la posición de los catatriópticos, muy expuesta.
Por el contrario voy a alabar el tamaño y la forma del cristal trasero, el listón cromado que subraya de lado a lado la importancia del modelo y lo cerca del suelo que queda el plano de carga.
Dicho esto, pasamos al interior sin no antes hacer una salvedad y/o aclaración.
Volviendo sobre las obligaciones de aquel con sangre noble, hay que decir que más allá –o más acá- del despiporre de un Clase S que puede tener de todo para todos, la Clase E siempre ha sido el “showroom” de los juguetitos de Mercedes en lo que a equipamiento se refiere. Y nuestra unidad era fiel reflejo, pues de los 68.090 euros por los que sale un E220d Estate al uso, pasamos a los 97.000 de nuestro coche cedido por la marca. Para que os hagáis una idea de todo lo que traía.
Una cantidad de gadgets tan abrumadora que sólo mencionaré los que vayan surgiendo durante la prueba.

La postura de conducción de este Clase E se podría considerar bastante deportiva, pues se va sentado muy bajito y con las piernas estiradas. De todas formas, la visibilidad no es un problema por la gran superficie acristalada y el solvente circuito de cámaras.
Los asientos son comodísimos. De regulación eléctrica, refrigerados, con calefacción y masaje –incluido un programa de “piedras calientes”.
Hay espacio y sensación de tal en todas las cotas. A lo ancho, a lo largo y a lo alto, a pesar de incorporar techo solar. Doble, concretamente.
El volante de la marca ya nos los conocemos y me siguen sin convencer sus mandos “hápticos”, pues no es infrecuente que toques cosas sin querer al maniobrar. El monomando a la izquierda del volante también es norma de la marca y a la palanquita de marchas al otro lado ya me he acostumbrado, que no quiere decir que me haya empezado a gustar.
La instrumentación 100% digital y en 3D observa múltiples y variadas posibilidades de personalización, al igual que el Head Up Display. Desde luego, por información no será.
La consola central está completamente despejada merced a su gran pantalla multimedia, de XXXXX pulgadas, fantástica resolución y un interfaz a la última. De todas formas, me hubiera gustado contar con algún botón físico más allá de los tres que ofrece en su base. Entre los asientos hay dos grandes guateras con posavasos, tomas de carga y bandejas de inducción en su interior.
Los materiales y ajustes son francamente buenos situándose un peldaño por encima –o más- de los empleados en la Clase C.

Tampoco puedo abandonar esta vertiente del interior sin hablar de las salidas de aire, mucho mejor resueltas que en otros Mercedes, y que incorporan algo que personalmente me ha encantado: cuando apagas el coche, por mucho que hayas trasteado con ellas, vuelven a su posición original, la que hace bonito, dando continuidad y armonía al tablero.
Mención aparte merece el “ojo que todo lo ve” en el salpicadero que va pendiente de si estamos pendientes de todo lo que hay que estar pendiente (además de poder hacerte “selfies”), y el universo de luces y colores en el que me he pasado una semana metido.
Dentro de todas las posibilidades cromáticas de las luces del interior también existe la posibilidad de combinar varios tonos que se vayan alternando por las tiras LED en función de la música, la velocidad… lo que acabó dando en una discoteca blanca, azul, naranja y amarilla. Pero que no molestaba, eh, la verdad es que hace las transiciones muy sutiles y crea un entorno de lo más lucido –como no podía ser de otra manera- y agradable.
Me guardo para el final la pantalla del acompañante. La primera vez que vi una fue hace años en un Ferrari. Y bueno, al lado de esta, es como un reloj “Kasio” de mercadillo al lado de un Smartwatch de Samsung o Apple.
Una pasada de definición, buen tamaño y fácil de maneja a la que tu acompañante empareja su móvil.
Y bueno, la sorpresa que me dio el día de Halloween, cuando cogí el Mercedes y me recibió con unas cuantas calabacitas guasonas. Me encantó. Lo tuve en el perfil del Whatsapp toda la semana.
Pero bueno, nos volvemos a poner serios y nos vamos a las plazas de atrás.

Puertas grandes como dije, cristales tintados, cortinillas, calefacción independiente, también en los asientos, techo panorámico particular, buenas cotas a lo ancho, a lo alto, a lo largo…. Pero lo que más se ve al abrir la puerta es el enorme túnel de transmisión que parte en dos el espacio. Es tan prominente que el pasajero central lo puede usar de mesita auxiliar para echarse unas cartas al solitario.
Bueno, al menos queda espacio de sobre a ambos lados para situar los pies con permiso de los acompañantes de los extremos.
Una pena pero claro, tenemos tracción trasera en un coche notablemente bajo, por algún sitio hay que pasar el tubo que lleva la fuerza a las ruedas. Como digo, es gracias a las dimensiones del coche que esto no se convierte en un problema, o no uno muy grave, pero no ser así (así de grande) esto sería casi un 2+2.
El maletero es fantásticamente grande y regular. Como no hay baterías ni molestos cables con los que cargar, el hueco es diáfano y muy aprovechable, sobre todo si quitamos la toldilla (que se eleva al abrir la tapa). Como ya dije la altura al suelo es muy buena, me gusta la protección metálica en el quicio y que la argolla del cierre de la tapa vaya en la base y no en el portón, como en otros coches (BMW…) que te garantizan un buen chichón a la que no vayas atento.

Por supuesto el portón es eléctrico y contempla la apertura sin manos sin tener que bailar la yenka tras él.
Pero que digo yo, tanta IA, tanto MBUX –con el que no me he entendido casi nada- y los fabricantes no se deciden a incluir un sencillo comando del tipo “Wilma, ábreme la puerta” para que el coche nos abra el maletero cuando nos encontramos detrás con cajas y bolsas en ambas manos. Para mí el futuro es eso, y no pagar una suscripción por unas zapatillas de deporte.
Apartado dinámico ahora. Motor dos litros turbodiésel con generador de 48V (etiqueta ECO) y 197CV. Dicho así parece algo “normal” y conocido, pero lo que esta marca saca a ese propulsor te garantizo que está a otro nivel. Y es que un E, no puede conformarse con cualquier cosa. Si las sensaciones y registros que ya obtuvimos en su día durante la prueba del C220d Estate fueron extraordinarios, lo percibido y anotado por este E220d lo supera.
Empezaremos con el agrado de marcha. La suavidad es la tónica dominante en este coche, incluso con el maquillaje AMG de nuestra unidad.

El aislamiento y la insonorización es tan buena que, sumados al buen funcionamiento del sistema Mild-Hybrid hace que en ocasiones el coche parezca casi eléctrico. También en la respuesta inmediata de su propulsor apoyado por una caja de cambios de siete relaciones que parece leer la mente del conductor y el tráfico de la carretera. Hay potencia de sobra para lanzar este Mercedes de XXXX kilos mucho más allá de cualquier límite de velocidad, o viajar a una velocidad constante por autopista, con pasajeros y carga, gastando lo mínimo. Nosotros (con un pasajero y sin equipaje) le hemos medido 5,1 litros a los 100 kms de media en nuestro recorrido mixto de prueba, llegando a ver en vías rápidas los 4,3-4,4 l/100kms de consumo instantáneo en el ordenador de a bordo. Esto sumado a un depósito de buena capacidad nos da una autonomía que rara vez bajará de los 900 kilómetros. ¡Y se “carga” en dos minutos en una gasolinera cualquiera!

Por lo demás la suspensión pilotada –opcional- mantiene al Clase E fijado al suelo y estable en cualquier carretera y circunstancia, aislando más que transmitiendo, también es cierto. Los frenos, con discos delanteros sobredimensionados en el eje anterior, detienen al coche sin drama ni demora y la dirección ofrece un tacto blando con un notable ángulo de giro, lo que facilita moverse en urbano con un coche tan largo.

Concluimos este largo análisis con el tema pecuniario.
El precio de partida como ya dije son los 68.100 euros (68.090,22, a 25 del 11 de 2025, exactamente). Un importe razonable para la cantidad y calidad del coche que te llevas. Sin embargo, en su carta de opcionales hay tanto bueno e interesante por añadir, que sería una lástima salir del concesionario con el E220d básico.
De todo, yo sólo recomiendo añadir una cosa: AMG Line Premium. Son 12.500 euros más, pero es un paquete que incluye todo lo que un buen Mercedes Clase E merece… y su propietario también. Lo dicho, la nobleza obliga.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Rendimiento mecánico y consumos.
Suavidad de marcha
Acabados y equipamiento disponible.
Cosas en contra
Plaza central trasera
Mandos volante / ausencia de botones físicos
Precio con opciones

MOTOR
- Cilindrada: 1.993 c.c.
- Potencia: 197 CV CEE
- Par: 440 NM
- Tracción: trasera
- Caja de cambios: automática 9 velocidades

Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 494/188/146 cms
- Peso: 1.970 kgs
- Ruedas: 215/40R20-275/35R20 op.
- Maletero: 615 l
- Cap. Depósito: 66 l

Prestaciones
- Velocidad máxima: 235 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 7,9 seg
- Consumo medio oficial: 4,9 l/100 kms

Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAs, EDB, ESP, TCS, 6 Airbags + de rodilla conductor, sistema de frenado de emergencia, alerta de cambio de carril, alerta de fatiga, avisador de objetos en el ángulo muerto, cámara trasera, sensores de parking, sensores de luces y limpias, lector de señales de tráfico, faros LED, apertura y arranque sin llave, climatizador, control de velocidad, asientos eléctricos delanteros, cargador de móvil por inducción, MBUX, radio digital, integración para smartphone, pantalla multimedia de 14,4 pulgadas...







































