Prueba del Volvo S80 D5 AWD Summum

Ya que sobre gustos no hay nada escrito, y donde yo vea una bella silueta afilada y una armoniosa fluidez de líneas en cuña sobre unos hombros sabiamente marcados, y la profusión exacta de cromados en proporción con los ángulos y los metros cuadrados de chapa… otro verá sólo una berlina sueca con pretensiones.



Reconozco que el color rojo rubí aderezado por las llantas opcionales de 18” de nuestra unidad de pruebas resaltaban su imagen un poco más, de hecho, llegado a un restaurante y entregadas las llaves al aparca-coches me espetó “Esto sí que es un carro bonito, no todos esos audis y bemeuves grises que son todos iguales ¡Y es este color! ¡Y con estas ruedas!”. Toma nota y valora la opción, que te lo dicen ya dos expertos del mundo del motor.

Y pasamos al interior. Uf, volante beige claro. Es lo que menos me gusta, pues la atmósfera de cuero y detalles de aluminio sumado al original y limpio diseño de su salpicadero y consola central ofrece a partes iguales sensación de lujo, luz y espacio.



Ya que estamos dentro diré que el espacio en las plazas delanteras es bastante generoso, con unos asientos grandes –y con nula sujeción lateral, por cierto- de mil regulaciones eléctricas y una cota en anchura que, si no es para tirar cohetes, está en la media del segmento. Atrás caben tres adultos sin apreturas pero viajan mejor dos, el respaldo de los asientos es abatible de serie (unos 500 euros de opción en la marcas alemanas) para transportar objetos largos por si se nos quedan escasos los 480 litros que cubica el maletero (no, precisamente no es de los más grandes).



Bueno, pues ya mirado por dentro y por fuera.
No es la primera vez que pruebo un S80, de hecho hace algún tiempo tuve el placer de conducir una unidad equipada con el motor V8 de la casa. También os confieso que se trató de poco más de un traslado aeropuerto-ciudad y viceversa, donde me centré más en el rendimiento del motor (y de su rendimiento en las Autobahn alemanas) que en todo el coche en sí, mientras que ahora, lo he podido apreciar dinámicamente en todo su conjunto y con un motor bajo el capó mucho más racional.

Aquí nos encontramos con un cinco cilindros diesel 2.4 de 205 CV. Ese quinto cilindro extra aporta la suavidad que a sus hermanos tetracilíndricos les falta, amén de hacer bastante menos ruido. El motor tiene fuerza desde muy abajo, y la caja de cambios automática de 6 relaciones ofrece todo el confort que se demanda de un coche de estas características. No es muy rápida en los cambios, pero sí bastante dulce.
Puestos en autopista el coche se lanza como un cohete buscando la sexta relación a tan sólo 80km/h, aupado por su cifra de par, y siendo capaz de bajar incluso dos marchas de golpe si en un momento dado precisamos de “más chicha” kick-down mediante.
Nuestro coche, entre otros juguetes que ya comentaremos, equipaba el chasis activo, con función confort, sport y advance. En “Comfort” es todo confort, más que circular, navega. En “Sport” sigue navegando pero ya en fuera borda, mientras que en “Advanced”…

Esto va para los que dicen que es imposible divertirse conduciendo un Volvo:
Bien, la cosa empieza en el concesionario: pide rueda de 18”, cambio automático, chasis Four-C y tracción AWD. Luego saca el manual de la guantera, busca ajustes en el menú del coche y párate en “dirección”, selecciona “deportiva” (el modo normal es muy suave. Por cierto, gira poco). Pasa la palanca del cambio al carril secuencial, pulsa el botón “Advanced” del Four-C mencionado y prepara hielo para los riñones. Ahora, a correr.



Como ves, es cuestión de proponérselo. El coche puede con ello resultando bastante ágil, aunque el consumo se resiente (de 8,1 l/100kms en conducción normal pasaremos a más de 10 con el “machete entre los dientes").
Y no es por echar flores al sueco, pero si esto hubiera sido una comparativa con un Audi A6 2.7TDi Quattro Automático… igual hubiera “saltado la liebre rojo-rubí”. Porque la capacidad de agarre de este coche es asombrosa, de hecho, te saldrás tú antes del asiento que el coche de la calzada. En “Advanced” vira plano, y su tracción a las cuatro ruedas que no es nada “cicuta”, mandando par a las ruedas traseras a la primera media insinuación del conductor. Lo peor es encontrarnos con terreno bacheado, pues los baches tienden a descolocar el coche más de lo que nos gustaría.

Así que ya tenemos berlina de viaje y “berlina deportiva” (insisto en las comillas, es un Volvo).

¿Qué más nos puede ofrecer? : Botones que pulsar y luces que mirar.

También con la opción Safety de Volvo, que incluye una especie de radar de proximidad, un avisador de cambio involuntario de carril y el BLIS o sistema de detección de objetos en el ángulo muerto del retrovisor.
Me ha gustado el sistema anticolisión, con una luz LED roja discreta sobre el salpicadero –reflejada en el parabrisas- que nos avisa cuando vamos demasiado cerca del coche que nos precede y que se pone chillona cuando existe un claro riesgo de colisión (una amable abuelita con un monovolumen me demostró cómo el sistema realmente funciona…). Lo del cambio de carril lo veo prescindible, pero esta bien por si te entra sueño o no ves bien las rayas da la calzada, y el BLIS es bastante gracioso. Lo que pasa que yo creí que sólo marcaba los objetos en el ángulo muerto y no, lo marca todo. Puede resultar cansino. No obstante, desde luego es un elemento que apoya la seguridad. Añadir aquí para los más “tecnofóbicos” o los que no quieren verse rodeados de luces parpadeantes por doquier, que todos los sistemas se pueden desconectar a golpe de botón.



También tiene botones el mando del coche e incluye (opcional) una función que me ha encantado englobada para el nombre “PCC Sistema de Comunicación con el Automóvil”. Imagínate la situación: sales del coche y te alejas. A una distancia considerable comienzas a dudar si lo has cerrado (a mi esto me pasa cada semana un par de veces). Pues ya no te tienes que volver a comprobarlo, aprietas un botón en tu mando y mediante unas lucecitas te dice si se encuentra abierto o cerrado. ¡Buenísimo! Y para redondear la cuestión, la zona del conductor cuenta con un sensor que le dice a tu mando a distancia si hay alguien en el interior del coche o muy próximo a él… por los latidos del corazón. Como sugirió mi padre, a las malas ¡te puedes hacer un electrocardiograma con este sistema! Y luego no tiene sensor de luces ni en opción. Para mí que se les ha olvidado.

El problema es que a base de “pijaditas” la factura sube, pero el importe de estas opciones sigue siendo mucho más contenido que en su competencia. Por ejemplo, el techo solar sólo vale mil euros. El caso es que de los 50.000 euros de los que arrancamos, el coche que ves en las fotos se pone en 63.399 euros. Esto son unos 4.000 más barato que el Audi al principio mencionado con casi el mismo equipamiento, el cuál desde luego es un coche como la copa de un pino sin más mácula que… ser más feo.



Tú eliges, yo sólo te digo que este Volvo vale lo que cuesta y trae casi todo de serie, quizá su principal diferencia sea la de no contar con un logo Premium alemán sobre el capó.