by AUTODOMINIS

Prueba del Porsche 911 Turbo

Porsche 911 Turbo

" El Superdeportivo Polivalente "

En este mundo de siglas y nuevas categorías de coche hasta ahora inexistentes como SUV, SAV, MPV… yo bautizo como SSMPC, o “Super Sport Multi Purpose Car” a la que pertenece este 911. Es decir, un pura sangre para todos los días.




Y es que vale para todo. Igual para ir a la compra que para hacer una vuelta rápida en circuito. Como primer o segundo coche. Para el soltero y el padre de familia. Para lanzarlo en autopista o hacer curvas a una velocidad endiablada. Para hacer 1.000 kilómetros al año o 50.000. Para hacerse notar o pasar desapercibido. Para usarlo o simplemente mirarlo. Para ir a trabajar o hacer viajes largos. Para manos expertas o no tanto. Para el niño y la niña…al rico Porsche de Vainilla!
Algunos lo intentan comparar con Ferraris o Lamborghinis, lo cual a mi juicio me parece desacertado. Otros con los “M” de BMW o con los “AMG” de Mercedes, lo cual, aunque más próximo, tampoco me parece oportuno. Y es que si los primeros supeditan todo a la deportividad más pura que destilan a raudales y los segundos añaden un componente práctico a sus furiosos motores…el 911 Turbo de Porsche lo hace todo, a la vez.
Es verdad que para tal menester cualquiera de la familia 911-997 satisfará nuestros requerimientos, pero puestos a ser ambiciosos –yo casi diría radicales- ¿Por qué no un turbo?
Y es que el actual 911 Turbo te deparará una serie de nuevas sensaciones que sus hermanos pequeños no pueden más que “insinuar”.
Es cierto que a cada generación la “bestia” se hace más doméstica. Pero con ello no hay que llamarse a engaños. Este Porsche mantiene su esencia, haciendo que el rodar rápido, ahora sí, vaya acompañado de unas extraordinarias dosis de control y seguridad.



Recuerdo el primer turbo que probé, un 930. Aquello era durísimo, fiero, ingobernable. Te hacía sudar cada vez que el sobrealimentador abría su espoleta – y lo hacía con retardo, como el que maquina un plan diabólico-. La verdad, más que disfrutar a su volante te enfrentabas a una lucha a brazo partido a nada que quisieras ir rápido. Y es que se podía ir muy rápido. Su sucesor sobre el 964 ofrecía “menos de lo mismo”, hasta que llegó el Turbo 993, mi favorito. Ya con tracción a las cuatro ruedas, alguna ayuda electrónica para llevarlo por donde tu querías y suficiente fiabilidad y funcionalidad para usarlo de cotidiano. El 996 fue un turbo del futuro. Se hizo esperar, pero valió la pena. Sus más de 400 cv estaban perfectamente adiestrados para hacer disfrutar a su “jinete”. Y en esto que llega el nuevo Turbo.
A todo lo bueno de los anteriores, se añade un mayor confort, más potencia, seguridad, electrónica y mejores prestaciones. Y de todo lo malo sólo conserva un consumo elevado (¡¿a quién le importa?!) y las inercias propias de su arquitectura. Porque no vamos a descubrir la pólvora ahora, los 911 están mal planteados desde el principio, y esto es parte de su encanto. El encanto de conducir un coche distinto, con su subviraje en aceleración y sobreviraje en desaceleración unas veces y al revés en otras. Con un tren delantero acusado de cierta “volatilidad” –que se ha ido mejorando generación tras generación- y una capacidad de tracción como para luxarte las cervicales. ¿A quien se le ocurre en estos tiempos de motores delanteros o centrales colgar el tuyo tras el eje trasero? A Porsche. Y no parece que les vaya mal de todo…



Vista su línea, que hasta con el “anodino” color plata de nuestra unidad de pruebas logra llamar la atención, me dispongo a pasar a su interior. Por dentro poco lo diferencia de un 911 “normal”. Tan sólo los detalles de carbono y la inscripción “Turbo” del cuentarrevoluciones. En el centro aparece el cronómetro que forma parte del paquete “Sport Chrono Plus”, que también te permite con pulsar un botón modificar la respuesta del acelerador, la suspensión y desactivar parcialmente las ayudas electrónicas. Apto sólo para circuitos. Giro la llave de contacto –a la izquierda del volante, como es debido según los cánones de Stuttgart- y… nada. O casi nada. Parece que en insonorización se ha trabajado mucho. Un par de toques al acelerador y… ¡ahora sí! Se me eriza hasta el vello de las cejas. Un bramido muy bóxer acompañado de un bonito sonido de trompetas que proviene de las dos grandes salidas de escape. Quizá un leve silbido de sus dos turbos, pero no me atrevería a jurarlo.
En marcha. Lo primero que noto es que, si en la anterior generación ya estaba disimulada, ahora la “patada del turbo” es, simplemente inexistente. Puesto que ya tenemos soplido desde 1.000 revoluciones, no hay bache en su aceleración. ¡Y que aceleración! En menos de los que se tarda en decir “aceleración de 0 a 100” ya hemos rebasado esa marca. Y en menos de lo que decimos “de esta pierdo todos los puntos del carnet” ya los hubiéramos perdido. Es que en menos de los que decimos o pensamos todo esto –acompañado de algún exabrupto- hemos duplicado la velocidad más alta permitida en carretera. Claro. Son 480 cv y un par salvaje de 63,2 mkg que una excelente caja de cambios de seis relaciones distribuye a las cuatro ruedas con clara preeminencia de la pareja trasera. Tremendo. A alta velocidad el morro da una ligera sensación de flotación, solucionable abriendo un poco más la trazada y mentalizándose de que se trata más de “una prueba de fe” que de un efecto real del coche. Llega el momento de frenar, y frenar a fondo gracias al torpe tráfico habitual. ¡¡Diosssssss!! ¡¡Casi se me saltan las lentillas!! Nuestra unidad equipa frenos cerámicos –de carburo de silicio, para ser exactos-, una carísima opción ante la que siempre he sido escéptico… hasta que los he probado. La capacidad de detención es absolutamente soberbia, bien dosificables y con mucha mordida pisando el pedal “hasta la moqueta”. Probamos las recuperaciones. Simplemente te diré que el 911 Turbo pasa de 80 a 100 km/h en… ¡un segundo! No te cuento más, te lo puedes imaginar.
Repito el recorrido, cada vez me gusta más. Quiero hacerlo una tercera vez pero hay gente esperando. Lástima. Me siento a la sombra a mirarlo. ¡Mierda, quiero uno para mí sólo! De camino a casa paro en un kiosco de la ONCE y compro tres boletos. Son 155.000 euros de puro placer alemán (170.000 a nada que lo equipes) A ver si hay suerte…



NUESTRA NOTA: 9.5
Valoracion prueba 9.5
Cosas a favor

Motor, dirección, frenos, chasis...
Estética, prestaciones, comportamiento...
Equipamiento, ergonomía, disfrute en la conducción

Cosas en contra

Maletero, plazas traseras
Consumo, precio
y color gris insulso (por decir algo)

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 3.600 c.c.
  • Potencia: 480 CV CEE
  • Par: 63,2 mkg
  • Tracción: integral
  • Caja de cambios: manual 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 442/182/129 cms
  • Peso: 1.660 kgs
  • Ruedas: 235/35ZR19-305/30ZR19
  • Maletero: 135 L
  • Cap. Depósito: 64 L
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 310 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 3,9 seg
  • Consumo medio oficial: 12,8 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, EDB, ESP, 4 airbags, asientos eléctricos multi-regulables, climatizador bizona, alarma antirrobo, faros antiniebla, retrovisores eléctricos calefactables, navegador, suspensión inteligente PASM, llantas de aleación especiales de 19", faros de xenon, faros y limpiaparabrisas automáticos...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Porsche 911 Turbo

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