by AUTODOMINIS

Prueba del Citroen DS3 1.6THP

Citroen DS3 1.6THP

" Más mono que mini "

Desde hace años el segmento de los coches pequeños no registraba tanta y tan interesante actividad. Los hay que apuestan por la herencia y el prestigio, otros que apuestan por el diseño y la practicidad y otros por aunar todo ello. Como el DS3.


Nuestro protagonista luce orgulloso su pintura bicolor en nuestro parking. Sus escasos cuatro metros de longitud hacen sombra al insulso todocamino que tiene aparcado a su lado. Al menos eso parece a juzgar por las miradas de la gente.



Cada uno que se para y lo contempla coincide. Es un coche que gusta. No te “roba el corazón”, pero gusta mucho (y mejor dejar el músculo cardiaco en su sitio).
Visto de frente no se distingue en exceso de un más vulgar C3, pero su exclusiva parrilla delantera, el anagrama DS sobre el capó y los peculiares leds a ambos lados del parachoques -que hacen de luz de día- le otorgan su propia personalidad.
El perfil es su lado mejor resuelto. Aquí los diseñadores galos echaron el resto.

Tenemos pasos de rueda muy marcados, dos líneas horizontales de ventanilla, gruesos cromados casi de taloneras, un pilar B truncado y un C ausente. Todo rematado por un estiloso alerón en esta versión.
Miramos ahora su trasera y nos encontramos con dos buenos tubos de escape cromados, un portón muy limpio flanqueado por grupos ópticos que lucen más apagados que encendidos (por paradójico que parezca). Sí, no esperéis brillitos led ni luces ámbar sobre fondo rojo porque no lo hay.
Como dije, el perfil bueno del coche es precisamente el coche de perfil, pero si me tengo que quedar con alguna vista, elijo el tres cuartos trasero.
Incluso con esta elección “poco arriesgada” de pintura el coche tiene un aspecto fantástico. Lo del centro de llanta pintado a juego con el techo y los retrovisores me mata. Por cierto que la llave también va decorada con el mismo color. Granate en nuestro caso.

Y granate era el interior de nuestra unidad de pruebas.



Abrimos la puerta y la atmósfera de lujo pretendida por la marca se convierte en una realidad tangible. Ya dijimos hace tiempo durante la prueba del C3 que el interior había ganado muchos puntos en materiales y acabados, bien, pues en el caso de este DS3 ha ganado todos los puntos y un par de comas. Los asientos deportivos forrados en cuero llaman poderosamente la atención, el acabado lacado de los plásticos del salpicadero es realmente atractivo (a pesar de su propensión a atrapar toda molécula de polvo que flote en el ambiente) y los remates de metal de un volante achatado por su base y de grueso tacto ponen el colofón a un espacio muy chic y "bastante" cómodo.



Y sólo es "bastante" cómodo porque me ha costado varios intentos adoptar un buena postura al volante, porque los asientos sujetan casi en exceso y porque el apoyabrazos delantero estorba a la hora de accionar el freno de mano (lo bueno es que es abatible). También falta alguna luz interior más, pues un plafón central se queda muy escaso. Por lo demás poca queja más puedo tener. Hay huecos grandes y pequeños y, por sorprendente que parezca, sus plazas de atrás son aptas para miembros del género humano sin necesidad de amputarles las piernas. Es obvio que dos viajarán mejor que tres, pero todo es cuestión de talla y de sacrificio… Los anclajes isofix son de serie y el acceso a dichas plazas no reporta mayor problema que el que nos podemos encontrar en otro tres puertas cualquiera. El maletero está bien. Tiene sitio para meter las cosas, se echa de menos algún ganchito, tiene luz y tal... Nunca sé que más decir de este apartado. ¿Que la moqueta es suave, quizá?



Ahora vamos a movernos.
Citroen muy amablemente nos ha cedido una unidad del DS3 1.6THP. Y es que nosotros entendimos que un coche de capricho ha de montar un motor de capricho. Otra cosa sería como comprar un cabrio diesel, algo que nunca entenderé (aunque hay gente para todo).
Ya conocemos este propulsor. De hecho, hace poco tiempo lo disfruté en un RCZ y lo paladeé en un 5008. Me pareció suave, progresivo y muy voluntarioso. Con garra pero con las uñas pintadas. Hasta que me monté en el DS3.
Yo no sé cómo han logrado cabrearlo tanto, o cómo los 30 kilos de diferencia entre este automóvil y el mencionado RCZ pueden cundir tanto.



El coche arranca con un sonido sexy. Es más, lo podemos hacer petardear al más puro estilo racing si apuramos las primeras marchas. Nos liamos a cargar el pie derecho y el coche sale catapultado hacia delante como un cohete. Su velocidad de crucero es mucho más elevada de la que su tamaño y estética “posh” nos podría indicar, y sus recuperaciones van más allá de lo que se puede esperar de un “milseiscientos” con un turbo soplando “flojito”. No hay ni baches ni vacíos. Tenemos un motor lleno y muy vivo. A veces ruidoso, pero sarna con gusto no pica.

Lo ponemos a hacer curvas y su suspensión aguanta cada envite sin queja ni rebote. Dura sí, pero sin excesos. El chasis está muy afinado, pero son sus reducidas dimensiones las que lo hacen muy ágil. La frenada es extraordinaria. Sus cuatro discos muestran un mordiente y una capacidad para detener el coche en seco de aplauso. Si lo machacas se fatigan, haciendo el tacto del pedal más esponjoso, pero su efectividad no se ve comprometida. El embrague cuenta con corto recorrido y la alfombrilla tiene tendencia a dejarlo enganchado. La caja de cambios de 6 velocidades se lo traga todo (al más puro estilo PSA). La dirección es tan rápida como precisa. Sólo hay que apuntar y dar gas, pues es muy raro encontrarnos con una mala reacción en este coche.
Su consumo ni mucho menos asusta. Yo he hecho 7,4 litros de media a los 100 kms., alternando tramos de “Por Dios que no haya un radar” con otros de “¿Saldré de este atasco antes de la olimpiada de Londres 2012?”.



Algunos compañeros me comentan que conducir este coche es muy similar a conducir un Peugeot 207 GT. No sé, no lo he probado, pero ya he pedido uno para comparar. Y si es así, es todo un acierto.

Otro acierto más (y van ya unos cuantos) es su equipamiento. Tiene todo de todo de serie, y por muy poco dinero se puede complementar con detalles como la mencionada tapicería de cuero calefactable o el navegador. Y hay trescientos veinte millones de combinaciones disponibles de color exterior e interior.
Algunos menos, pero también unos cuantos, ofrece su ahora nutrida competencia. El Alfa Mito es una “chulada”, pero su motor 1.4 Multiair 135 es menos potente, amén de no ofrecer tantas posibilidades de personalización. El Audi A1 es carísimo, y calca las dimensiones del DS3, pero ofrece menos habitabilidad. El Mini es, sencillamente, más pequeño, como el Fiat 500, que está muy bien, pero es diminuto. Más allá ya tendremos que recurrir a coches simplemente pequeños de marcas generalistas. Y bueno, con los 20.000 euros que nos piden por este DS encontraremos mucho donde elegir, lo que pasa es que entonces nos tendremos que conformar con un coche más mini que mono.



NUESTRA NOTA: 8.5
Valoracion prueba 8.5
Cosas a favor

Diseño
Motor
Frenos potentes

Cosas en contra

Ergonomía mejorable
Iluminación interior escasa
Claxon duro

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.598 c.c.
  • Potencia: 155 CV CEE
  • Par: 24,5 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: manual 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 395/171/145 cms
  • Peso: 1.240 kgs
  • Ruedas: 205/45R17
  • Maletero: 285 l
  • Cap. Depósito: 50 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 214 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 7,3 seg
  • Consumo medio oficial: 6,7 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags, asiento trasero abatible por partes, control y limitador de velocidad, ambientador, faros antiniebla, ordenador de a bordo, climatizador, luz de día, cristales tintados, alerón trasero, llantas de 17", techo bitono, asientos deportivos, bluetooth...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Citroen DS3 1.6THP

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