by AUTODOMINIS

Prueba del Lexus IS 250 C President

Lexus IS 250 C President

" De esto se trata "

Distingamos entre conducir un roadster y conducir un descapotable. Si en el primero priman las prestaciones y la pureza de sensaciones, en el segundo destacan la comodidad, la facilidad de conducción y el aporte estético. Mezclar los dos conceptos no siempre funciona, y Lexus lo ha entendido.




Hace bien poco conduje el extraordinario Infiniti G37 coupé, y como conclusión a su prueba anoté lo excesivo que resultaba. Todo él daba mucho de sí, pero a estos coches descubiertos de lujo rara vez se les pide tanto.

Lexus por su parte nos propone un descapotable de innegable atractivo estético, capota dura y un acabado de pintura al que no hacen justicia las fotos. Era azul, pero lo más que logramos fue sacarlo negro mate o negro brillo.
El coche, con capota o sin ella resulta llamativo, quizá no tanto como el mencionado Infiniti pero sí que despierta curiosidad entre aficionados y desconocidos de la marca.



De nuevo nos encontramos con un techo duro, que se pliega y se despliega en poco más de 20 segundos. Muy bien. Y genial que use los sensores de parking para garantizar la seguridad de la maniobra, pues no nos dejará accionar el mecanismo si algún objeto (un Mercedes E coupé, aparcado tras de mí, en mi caso) puede colisionar con la tapa del maletero al abrirse o cerrarse. Y fantástico también el maletero, cuya capacidad con la cubierta puesta es extraordinaria, pero con ella guardada todavía nos deja un hueco bastante aprovechable.



En el interior la piel blanca de los asientos ilumina la estancia, que también destaca por la conocida calidad de la marca en materiales y ajustes. Sí, a estas alturas la consola central de este coche resulta un poco anticuada, pero ni mucho menos obsoleta. A excepción del reloj digital que encontraremos sobre los mandos de la climatización. Pero el caso es que casi resulta un detalle tan “kitch” que hace gracia. Por lo demás, todo funciona, todo está a mano y todo tiene el tacto que nos esperamos encontrar en un coche de 10 millones de las antiguas pesetas. Que esa es otra (de la que ya hablaremos).
El freno-de-mano-de-pie es otra asignatura pendiente. Bueno, te acostumbras.
El equipo se sonido Mark Levinson suena estupendamente, el sensor de luces es perezoso y el de limpias bastante impulsivo.



Otra cosa: el cuero que recubre el volante es de las pieles más suaves (hablando de coches) que he acariciado en mucho tiempo. Parece una tontería, pero en estos coches cada detalle suma.

La postura al volante es buena, aunque lo grande de sus asientos nos hace sentir un poco hundidos a sus mandos. Sensación a la que colabora una línea de las puertas bastante alta. Atrás cabrán dos adultos sin problemas. Tres no, de hecho el coche está homologado sólo para cuatro pasajeros. En estas plazas es buena la cota de longitud, aceptable la de altura (¡sobre todo con la capota quitada!) y razonable su anchura.



Y ahora vamos que nos vamos, que es a lo que hemos venido.
Conducir este coche es una delicia para los sentidos, y un ejercicio de agudeza perceptiva.

Arrancamos y sólo un leve susurro – muy leve de verdad- proviene de su mecánica V6. A medida que nos movemos ese susurro desaparece. Sólo lo oiremos si de verdad queremos oírlo y nos paramos a escuchar. No hay crujidos ni chasquidos procedentes de la carrocería. Su capota aísla bien de la lluvia y el frío (que nos hemos hinchado de ambos estos días) y la suspensión sin ser blanda, camufla bien las irregularidades de la calzada. El cambio automático de 6 velocidades es sencillo y sincero. Muy del gusto americano. Mientras no le busques las cosquillas (carril secuencial) todo irá bien rodando desahogado la mayor parte del tiempo en las tres últimas relaciones. De frenos se le podría pedir un poco más, pero cuentan con la suficiente solvencia para detener la tonelada y tres cuartos que pesa este coche. La dirección, suave, pero menos que el tacto de su volante. Rodar descapotado es un capricho del que gozar… hasta la barrera de los 100 km/h. A partir de ahí habrás de subir las ventanillas, y no mucho más allá deberás montar el deflector –insultantemente opcional- para no perder el peinado y conversar en tono normal con tu compañía. Pero bueno, a excepción de los cabrios más pequeños, esto pasa en todos los descapotables.



Y ahora el motor… que es el motor oportuno. Son 208CV que a algunos se les quedaran cortos. Pero no, es la potencia perfecta para las pretensiones del coche. Es verdad que las prestaciones no son para tirar cohetes (mirar el cuadro), pero resultan muy suficientes. Yo, en una semana, sólo he rebasado lo límites que marca la ley en carretera con cuidado y sin que me vean para valorar su aplomo y comportamiento, y el resto del tiempo he disfrutado de su manejo a velocidad de crucero. Con capota subida o bajada.

Ya que llevar rápido este coche es posible pero no resulta un plato de gusto, ni para tí ni para él. No es muy ágil, no es nada radical y aunque demuestra voluntad, su chasis no está optimizado para ello. De todas formas, insisto, tenemos motor para rodar tranquilos y afrontar adelantamientos con seguridad así como recuperar sin hacer ni mucho menos el ridículo (V6 mediante). Tampoco el propulsor resulta excesivamente ansioso. Nuestro coche se ha conformado con 10,1 litros de media en nuestro recorrido de pruebas. Obviamente subirá si le das “zapatilla”… la media docena de veces que lo harás en tu vida.



Y ahora la parte angustiosa de la crítica, que es su precio. Los 63.000 euros que hay que desembolsar por este coche en acabado Premium (hay un Luxury quizá más recomendable) asustan. Los vale, sí, pero es un montón de dinero. Sobre todo cuando la competencia quizá no ofrezca exactamente lo mismo, pero tiene la amplitud de gama y catálogo de opciones para elegir algo parecido. Porque este Lexus viene de equipamiento hasta lo topes, incluidas esas preciosas llantas de 18” en acabado grafito que veis en las fotos.

Pero por el mismo dinero se puede optar a algo como un “prosaico” Bmw 325i equipado a capricho –y mucho más dinámico-, o un Mercedes E 250 CGi aut. Cabrio con sus diez millones de Leds en sus horteras luces de freno. Quizá este último, a falta de capota dura, sea el que más se le parezca, y a igualdad de equipamiento sea análogo también en precio… y en concepto: Apariencia atractiva, motor apropiado y extraordinaria suavidad de marcha. Y esto es de lo que aquí se trata. Dejemos que otros entren en la batalla de los más deportivos.


NUESTRA NOTA: 9
Valoracion prueba 9
Cosas a favor

Suavidad mecánica
Amplio equipamiento
Estética elegante

Cosas en contra

Deflector opcional
Freno de pie
Peso elevado

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 2.500 c.c.
  • Potencia: 208 CV CEE
  • Par: 25,7 mkg
  • Tracción: trasera
  • Caja de cambios: automática 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 457/180/144 cms
  • Peso: 1.730 kgs
  • Ruedas: 225/40R18-255/40R18
  • Maletero: 378 l
  • Cap. Depósito: 70 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 210 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 9 seg
  • Consumo medio oficial: 9,3 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TSC, 6 airbags + airbags de rodilla para conductor y acompañante, climatizador bizona, navegador, tapicería de cuero con regulación eléctrica y calefactable/ventilable, pintura metalizada, DVD, cámara de visión trasera, llave manos libres, pedales deportivos, faros de xenon, equipo de sonido Mark Levinson...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Lexus IS 250 C President

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