by AUTODOMINIS

Prueba del Opel Corsa 1.3CDTi 3p C´Mon

Opel Corsa 1.3CDTi 3p C´Mon

" Misma mirada con distintos ojos "

Tras un sutil restyling que rejuvenece su frontal y algún detalle de equipamiento, el Corsa pone al día su espíritu de coche urbano, joven, actual, capaz, bien acabado y atractivo que le ha situado siempre entre los más vendidos de su segmento.


Realmente no lo necesitaba, pero bienvenido sea el cambio y actualización del modelo. Unos cambios, por cierto, tan leves que sólo se refieren a los grupos ópticos delanteros (más afilados), parachoques y detalles de equipamiento como una nueva gama de colores y de llantas… de la que nosotros no podemos opinar al contar nuestro coche con unos modestos tapacubos.



El morro es lo que más ha cambiado, siendo ahora más agresivo, y sus faros pueden incorporar el interesante sistema de iluminación AFL de la marca, sin xenon, eso sí. Por lo demás, visto desde fuera este coche, en configuración 3 puertas, presenta una estampa moderna, compacta y, a nada que tires de catálogo de opciones, divertida.



En el interior, tan sólo dos roscas de colores (que accionan aire acondicionado y radio) y nuevas inserciones distinguen el nuevo Corsa del “menos nuevo” Corsa. Así mismo, conserva todo lo bueno de su predecesor y/o predecesores: una presentación vistosa y unas excelentes dimensiones. Además, se han mejorado materiales… aunque los ajustes siguen sin ser su fuerte.



El cuadro y la consola es lo más original que tiene Opel en su gama, pues los demás son diferentes interpretaciones y dimensiones del puesto de mando del Insignia (léase Astra y Meriva). Es obvio que aquí no encajaba, ni por tamaño ni por filosofía. Por ello mejor… dejar el que tenía. El volante grueso forrado en cuero en esta versión C´Mon disfruta de un encomiable tacto y trae consigo los mandos de la radio y del teléfono si lo tenemos instalado. El cuadro de relojes es claro y sencillo, se echa de menos un termómetro de temperatura del motor, pero hoy en día tampoco su competencia lo contempla. La consola central viene coronada por el ordenador de abordo opcional (205 euros), completo pero farragoso en su manejo, inmediatamente abajo están los aireadores con su marco combinado con el color de la carrocería. Justo por debajo tenemos una botonera (con sólo dos botones funcionales en nuestro ejemplar de prueba), seguimos con una radio de calidad más que aceptable rematamos con un climatizador –opcional- con buena voluntad pero problemas de caudal.

La postura al volante es perfecta. Todo queda a mano (me gustan mucho los interruptores de los limpias e intermitentes) y los ajustes en altura y profundidad del aro (un poco inclinado de origen) junto con un mullido de asientos oportuno harán su conducción más gratificante. Guanteras no sobran. Está la del lado del copiloto, una pequeña frente a la palanca de cambios y los posavasos fijos. Al menos, lo que sí que hay son buenos huecos en las puertas delanteras… y donde deberían estar las puertas traseras.



A las plazas de atrás se accede abatiendo el respaldo de los asientos delanteros por medio de un tirador. La banqueta también se desplaza. Hasta aquí todo bien, el problema viene al tratar de devolverlos a su posición inicial. El proceso es tan torpe e impreciso que cabrea. Supongo que será cuestión de cogerle en “tranquillo”.

Una vez atrás, nuestros pasajeros encontrarán a su gusto las cotas de longitud y, sobre todo, altura. A lo ancho, este tres puertas está pensado para dos mejor que para tres. Como emergencia tal vez se pueda montar a alguien en medio, pero sólo un ratito.

El maletero cumple con la media del segmento, y si la mejora, es gracias a su doble fondo –opcional- que aparece tras prescindir de la rueda de repuesto, sustituida ahora por un kit reparapinchazos –con compresor y todo- tan bien disimulado a un lado del maletero que tardé siete días en descubrirlo (y porque me lo dijeron).
La apertura del portamaletas es amplia y diáfana, y la altura de su boca de carga queda a buena altura del suelo.

Ahora cogemos la llave, la metemos en su contacto –no hay disponible arranque por botón ni manos libres-, la giramos y arrancamos. Lo primero que llama la atención, y de manera poderosa, es el ruido. Mucho y muy malo, es decir, como todos los diesel.



Al ralentí marca 48 decibelios –en la práctica aplicación de mi teléfono móvil- que suben hasta los 66 a 60 km/h. No, no es nada silencioso. Desde luego el Flex de su Eco no hace referencia a los famosos colchones, pues dormir con este escándalo se hace francamente difícil. Por otro lado están las vibraciones, cuyo rey indiscutible era el 1.3CDTi de 90CV al que hace año y poco vino a sustituir. Aquí la cosa ha mejorado. Vibra, pero no más que una lavadora de última generación durante su centrifugado.

Lo bueno es que merced a su Start/Stop que detiene su motor cuando se detiene el coche, no atronaremos a los viandantes en los semáforos. Por cierto el funcionamiento de este sistema es correcto. Bajo el sol de este verano se las ve y se las desea para mantener la temperatura en el interior del habitáculo, por lo que indefectiblemente, el sistema se ve obligado a arrancar el motor en detenciones prolongadas.



Puestos en movimiento -no sólo hablemos del coche en parado- el corsilla demuestra ser un regateador nato desde los primeros metros. Su corta longitud, la dirección suave y directa y su gran superficie acristalada le proporcionan un manejo asombroso en urbano. Lástima que su motor no tenga más bajos, pero así, responde bien a las contingencias de la jungla de asfalto.
Salir a carretera ya es otro cantar, y no por las prestaciones de su motor de las que ya hablaremos, sino por su dirección. Es tan sensible que, en los primeros días, hasta me costaba mantener en él una línea recta. De la misma manera, se mostraba difuso ante la presencia de viento lateral por el mismo motivo. Como todo, es acostumbrarse. Pero es más fácil acostumbrarse a lo bueno, que a lo malo. Hablando de lo malo, dejar el ESP en la lista de opciones me parece de lo más cicatero.



Su suspensión, modificada con respecto al anterior en dureza de muelles, amortiguadores y diámetro de estabilizadora, anula en gran medida el balance parásito del que sí adolecía el Corsa pretérito, y con ello logra un rodar más dinámico a la vez que confortable. De frenos… de sobra. Si no te informan de que llevas tambores traseros tú ni te enteras. Buen mordiente y resistencia al cansancio… correcta. Decir tan sólo que en frenadas a fondo –muy a fondo- su mecánica carga tanto el eje delantero que se puede llegar a rozar el spoiler inferior con el suelo.

Hablando de la mecánica, este EcoFlex viene condicionado por lo escaso de su cilindrada. Va bien, y es más que suficiente para rodar alegre con autopista y carretera, pero hay que estirarlo demasiado para sacarle “jugo”, lo que hace que nos bebamos a grandes sorbos el “zumo” de su depósito. De los 3,5 litros a los 100 kilómetros de media anunciados por la marca es fácil llegar a los – más razonables- 5,5.



La caja de cambios de 5 marchas encaja a la perfección con la mecánica, siendo lo suficientemente rápida y precisa en su manejo, permitiéndole recuperar en quinta con potencia y solvencia, la misma con la que se puede afrontar con seguridad un adelantamiento. Eso sí, siempre alto de vueltas, pues bajo las 2.000… no hay mucho que rascar.



Estudiamos ahora su precio y equipamiento.
Son 15.710 euros en versión C´Mon EcoFlex S&S, un precio muy asumible, y más si lo acompañas de sus suculentos descuentos (hasta 3.000 euros de rebaja puede tener en esta versión). Sólo con eso, merecería la pena respecto a su competencia, pero es que hay más. Su equipamiento contempla accesorios que otros dejan en la lista de opciones (bluetooth, control de velocidad, luces diurnas…) amén de una estética personalizable y un interior coqueto y bien resuelto. Además, juega la baza de resultar el más vigente gracias a su discreto restyling, pues tanto Peugeot 207 (gran comportamiento), como Renault Clio (en todo muy completo) o Seat Ibiza (más dinámico y más caro) presentan su misma imagen desde casi su lanzamiento. Y nos queda el Fiesta, que es ya cuestión de imagen y bueno, de consumo –real- en su 1.6TDCi que reconozco que gira más fino.

Pero el Corsa me gusta, con sus virtudes y claro, sus defectos. Y me gusta que sin necesidad Opel lo haya remozado para traerlo de vuelta mejorado aunque siguiera vigente el modelo que se ha ido. Más que un restyling, ha sido un ligero lifting para que el Corsa no perdiera la mirada joven y gamberra que en sus últimas evoluciones ha lucido.



NUESTRA NOTA: 7.5
Valoracion prueba 7.5
Cosas a favor

Interior bien resuelto
Relación precio/calidad/equipamiento
Mecánica voluntariosa

Cosas en contra

Motor ruidoso
Dirección muy sensible
Acceso plazas traseras

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.248 c.c.
  • Potencia: 95 CV CEE
  • Par: 21,4 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: manual 5 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 399/173/148 cms
  • Peso: 1.145 kgs
  • Ruedas: 185/65R15
  • Maletero: 288 l
  • Cap. Depósito: 45 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 177 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 12,3 seg
  • Consumo medio oficial: 3,5 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, EBD, CDC, 6 airbags, cierre centralizado, indicador de marcha ideal, aire acondicionado, bluetooth, control de velocidad, luces diurnas, volante de cuero, radio CD-MP3 con conexión aux-in y mandos en el volante...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Opel Corsa 1.3CDTi 3p C´Mon

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