by AUTODOMINIS

Prueba del Citroën DS3 Racing

Citroën DS3 Racing

" Carreras - Cliente "

No es la primera vez que Citroen nos ofrece un producto con aroma de competición. Pero sí es la primera vez que lo viste con una apariencia tan atractiva… como merece su rendimiento racing.


Es curioso. Hace no mucho la marca del doble chevrón incluyó en su catálogo un modelo con esencia de rally. Era el C4 by Loeb. En él, la firma del campeón del mundo aparecía por doquier así como los frecuentes recordatorios de los triunfos de la marca en competición. Sin embargo, ahí quedaba todo. El C4 by Loeb era, en esencia, un C4 2.0 VTS con las llantas blancas y pegatinas.



Ahora es distinto. En el DS3 Racing no hay referencia alguna a Sebastián Loeb ni a Citroen Competición, pero se nota, se siente, su espíritu está presente.



Por fuera el coche ha llamado mucho la atención entre peatones y el resto de conductores. Visto grosso modo podría parecer un DS3 cualquiera con una de las mil millones de combinaciones posibles y disponibles de llantas, color, techo, vinilos, retrovisores… pero una vez que te acercas cobran importancia sus detalles. Preciosas ruedas de 18” con centro rojo, taloneras y pasos de rueda en acabado carbono, spoiler delantero y difusor trasero de fibra de verdad, altura rebajada, doble salida gorda de escape y una pequeña R en rojo sobre el portón del maletero que junto a la pegatina de su techo son las únicas alusiones a su pedigrí de carreras. Si el DS3 es un coche bonito en cualquier versión destilando chic francés en cada elemento (no en vano conquistó el Top Gear Award Car Of The Year 2010) en este acabado gusta e impresiona a partes iguales.



Pasamos al interior y la esencia se mantiene. Tan sólo una inscripción dentro del velocímetro y una pequeña chapa indican a las claras el carácter exclusivo del modelo, no obstante hay una serie de pistas que ya nos indican que estamos ante un coche con una pretensiones deportivas fuera de toda duda. Por ejemplo los asientos. Voluminosos baquets de carreras que ya los quisieran para sí modelos de mayor empaque “sportivero”. Son grandes, no muy duros y sujetan a la perfección. Condicionan el paso a las plazas traseras las cuales ya sólo dan cabida a dos adultos… justitos. Pero bueno, este es un coche egoísta como la mayoría de los que buscan transmitir sensaciones a su conductor… y un solo acompañante.



En el puesto de mando destaca el volante achatado por su base con inserciones en fibra de carbono. Y el símil en su consola central. Y unas pegatinas en el salpicadero frente al copiloto que, a nada que dejes el coche cinco minutitos aparcado con tu hijo de 7 años dentro rascando con sus simpáticas uñitas… te quedarás sin ellas. No, no es un coche de familia tampoco.



Tampoco lo es por la inexistencia de huecos donde dejar las cosas. Y por lo escaso de su luz interior. Una única luz en el techo para toda la estancia me parece de lo más rácano para un coche como este a un precio como el suyo (luego lo comentamos).

El resto, como todo buen DS3. Materiales buenos y ajustes buenos con un equipamiento muy completo. Aunque el climatizador no es bizona, y es que generar dos zonas en un espacio tan reducido tampoco tiene sentido.
El maletero bien. 300 litros aprovechables. Sin rueda de repuesto, como es norma en los coches modernos.



Ahora vamos al asunto. Arrancamos.
El ronroneo grave del escape entre 500 y 2.000 vueltas resulta adictivo. Es inevitable dar pequeños golpes de gas en punto muerto para deleitarse. Más allá, el feo sonido del motor mata el encanto, al menos desde el interior, que en la sesión de fotos me dijeron que por fuera seguía sonando bien.
Subimos marchas con su caja típica PSA: sin ser un prodigio de rapidez y precisión… se deja hacer de todo sin chistar. El pequeño 1.6THP que alimenta tanto a este coche como a otros de la marca e incluso a los nuevos Mini demuestra, por enésima vez, que es el mejor tetracilíndrico de baja cilindrada que se vende hoy en día.



Tiene bajos, medios, altos y lo que le pidas. Hay par dónde y cuándo lo solicites. Sus cifras de prestaciones puras y recuperaciones dan fe de ello. Son 202CV para un coche de 1.165 kgs, exactamente 75 kilos menos que la versión inferior de 155CV. Haceos cargo.
Y haceos pipí y popó encima cuando queráis extraerlos todos en circuito o una revirada carretera de montaña. En este caso, las pérdidas de motricidad del tren delantero (con el control de tracción desactivado) son inevitables y lo que tu lumbago aguante dada su seca suspensión trasera marcarán sus limites. Hasta ahí, te vas a divertir como un enano.



La dirección te lleva por donde quieres y los frenos hacen gala de una mordida excepcional cuando los necesitas. Es verdad que sus discos de 323 mm delante y 249 mm detrás pueden llegar a desfallecer tras un uso más que intensivo, pero aún variando su tacto, su efectividad se mantiene. Y sube de vueltas como un molinillo y antes de que te lo esperes llegas a la siguiente horquilla algo pasado, tercera-primera y freno de mano (que lo tiene de verdad y no una porquería de esas por botón), el coche gira como un resorte y el chasis ni se inmuta lanzándote hacia el siguiente desafío. Bendito Loeb. Qué buena mano tienes, hijo. Curvas rápidas, curvas lentas, curvas medias, asfalto liso, roto… tierra de la cuneta… todo es poco para este coche cuando se le conduce con el cuchillo entre los dientes. Si bajamos el ritmo, el DS3 nos hace parecer mejores conductores de lo que en realidad somos (lo que en medida más exagerada se conoce como “el efecto Audi”).

Otra cosa es llevarlo en autopista. Sí, también “mola”, pero menos. Llegado ese momento lo duro de su tren trasero te pasa factura a los pocos kilómetros, y la rumorosidad mecánica se filtra al interior con más nitidez de la deseada. No obstante, para dicho fin, este coche también vale…a nada que su propietario tenga el umbral de incomodidad algo elevado. En urbano se desenvuelve con soltura. Sólo lo oscuros de sus cristales traseros comprometen la visibilidad en alguna que otra ocasión.



Y el consumo, con todo lo que le hemos hecho, no se ha movido de los 7,2 litros a los 100 kms de media. Genial. Aquí el peso (de nuevo) juega a su favor.

Lo que no le otorgará grandes ventas es lo abultado de su factura: 30.190 euros a los que hay que sumar el paquete MyWay con el navegador. Mucho dinero. ¿Vale cada peseta? Sin duda, pero entra de lleno en el segmento de coche de capricho acotado por Mini, con un JCW con el mismo motor, las mismas bondades y los mismo defectos pero adornado con el marchamo de su marca. Entre los dos... yo me quedaría con el Peugeot RCZ 1.6THP 200. No es tan divertido como el Citroen, pero resulta más utilizable.

Ahora, le reconozco la valía a este DS3 Racing y a Citroen. Les ha salido exactamente el coche que querían hacer. Un pequeño coche de carreras apto para clientes, y no sólo pilotos.



NUESTRA NOTA: 9
Valoracion prueba 9
Cosas a favor

Rendimiento Racing
Motor
Estética y comportamiento

Cosas en contra

Suspensión trasera seca
Luz ambiental escasa
Practicidad reducida

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.598 c.c.
  • Potencia: 202CV CEE
  • Par: 28 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: manual 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 395/171/145 cms
  • Peso: 1.165 kgs
  • Ruedas: 215/45R18
  • Maletero: 285 l
  • Cap. Depósito: 50 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 237 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 6,5 seg
  • Consumo medio oficial: 6,4 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags, faros antiniebla, bluetooth, climatizador, luces led diurnas, asientos deportivos, climatizador, sensor de luces y limpias, acabados de carbono, parktronic trasero, tapicería de alcántara, llantas de aleación de 18", pinzas de freno pintadas...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Citroën DS3 Racing

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