by AUTODOMINIS

Prueba del Mercedes Benz A45 AMG

Mercedes Benz A45 AMG

" En otra galaxia "

Cuando la división deportiva AMG de Mercedes Benz se decidió a meter mano al Clase A de la marca, muchos dudaron de la autenticidad y el éxito de la empresa. Sin embargo, el producto final deja sin palabras al más escéptico, pues este AMG con la estrella en el morro, brilla en su segmento desde otra galaxia.


En estos tiempos descafeinados que corren, la mayoría tras ver los “M Performance” de BMW, pensamos que el A-AMG no sería otra cosa que un compacto con ínfulas.
Motor dos litros turboalimentado en posición transversal, tracción a las 4 ruedas con preeminencia del tren delantero, pinzas de frenos de colores… anticipábamos un A250 4Matic Sport “Plus” y poco más. Un émulo de AMG para un público joven con la cuenta bancaria saneada pero no tan abultada como para optar a un “AMG de verdad”.
¡Qué equivocados estábamos!



Para darle la razón a AMG y quitármela a mí mismo por mis prejuicios, vertebraremos esta prueba en torno a lo que un AMG auténtico debería ser y lo que este A45 es a ciencia cierta.

Decir antes que no llegamos a tiempo de catar el A45 de prensa, sin embargo, el concesionario Mercedes Benz Santogal SLU tuvo la amabilidad de cedernos su unidad de demostración apenas estrenada para, durante unos días, hacernos una idea clara de lo que es capaz este coche. Aclarado esto, vamos con lo que vamos, AMG “pata negra” frente al A45 AMG:

- Discreto, pero deportivo. Todos los AMG lo son. Apenas dos o tres detalles sacan a relucir que no estamos ante un Mercedes con paquete deportivo sin más. En el A45 esto se traduce en llantas específicas, taloneras y parachoques sobredimensionados, y en la inscripción en las aletas “Turbo AMG”. Sí, es verdad que impresiona más aquello de “6.3 Litre”… sobre todo, a los dueños de gasolineras. A través de las ruedas también podemos ver unos frenos muy serios, independientemente de que las pinzas puedan estar pintadas de rojo. Son dos discos de 350mm delante y 330mm detrás, perforados y ventilados los cuatro, que con su sistema multipistón aseguran unas deceleraciones vertiginosas. La suspensión está rebajada y la parrilla exhibe la doble cuchilla flanqueando la estrella típica de AMG. Nuestro coche llevaba el costosísimo paquete carbono en retrovisores y bajos. No está mal, pero estaría mucho mejor si el coche no fuera negro... A todo esto, la tapa del motor aunque parece de fibra no lo es, y la firma del operario que ha realizado a mano el bloque –en la fábrica de Mercedes en Kolleda- tiene su encanto exclusivo.



- Un interior específico pero no especial. A los ojos paganos, el interior de este A45 no es muy distinto del de un A180 con paquete AMG, como el de un C63 tampoco es tan diferente del de un C220CDi. Pero hay “cositas” que nos dan pistas, como el hecho de tener –gracias al cielo-, palanca de cambio entre los asientos. Bueno, no es una palanca, es una palanquita del tamaño de tu dedo gordo que sólo contempla tres posiciones, R, N y D, pero es mucho mejor que el raquítico palito tras el volante que llevan el resto de Clase A/CLA/GLA automáticos de la gama. También el cuadro es específico, y no lo digo porque ponga AMG en el cuentavueltas –que lo pone-, sino porque el velocímetro va calibrado hasta los 320 km/h, y su ordenador con pantalla a color es capaz de darnos de un vistazo información de las temperaturas del refrigerante, el aceite motor y el de la caja de cambios. Y también hay disponible una función cronómetro con tiempo por vuelta… Los asientos, de serie en nuestro caso, son fantásticos, y la postura al volante se obtiene en un periquete. Los rebordes de la tapicería en rojo son opcionales y la “tableta pegada al salpicadero” a fuerza de mirarla cada vez se nos hace menos extraña. La capacidad para llevar pasajeros y equipaje como en cualquier otro AMG, no se ve lo más mínimamente alterada.



- Un AMG tiene un tacto “diferente”. Bueno, como todo buen Mercedes, el coche por dentro esta muy bien hecho en términos de materiales y calidades, sólo deja ver plásticos de inferior calidad cuando de verdad nos proponemos encontrarlos. Pero ese tacto distinto, viene del primer giro de llave. El motor brama a través de su cuádruple salida de escape –opcional y falsa- y, desde que quitamos su freno de mano eléctrico y seleccionamos “D” en su “dedo gordo de cambios”, nos damos cuenta de que no estamos ante un Clase A cualquiera. De hecho, hemos de manejar con tacto el acelerador para no ir danto trompicones a la primera maniobra. Cuesta acostumbrarse, pero es muy de coche de carreras, y me encanta.



- Un AMG ha de ser excesivo. 360CV bajo nuestro pie derecho, un par de torsión de 46mkg y la tracción total prometen fuertes sensaciones y fuertes prestaciones. Mucho más allá de las que en nuestro día a día podamos necesitar. Pero es que un AMG no se compra por necesidad, sino por “vicio”. Las aceleraciones, incluso en el modo más conservador de la caja de cambios de doble embrague, son fulgurantes y altamente adictivas. La motricidad es perfecta y el A45 con el “Race Start” activado se convierte en un dragster capaz de comerse con patatas a deportivos de campanillas. De hecho, cuando hicimos la prueba, teníamos un Porsche Cayman a mano, y arrancando lado a lado… mi compañero Santi todavía me está buscando en el horizonte. Pero es que no sólo en rectas, en curvas el A45 es demoledor. Con unos frenos potentísimos y la posibilidad de salir del giro dando gas merced al 4Matic que manda hasta el 50% de par a las ruedas traseras… en carretera de montaña también cuesta seguirle el ritmo.



- Un AMG es ante todo, un Mercedes. De eso no se olvidan en Affalterbach, sede de AMG. Todo AMG ha de ser un coche para disfrutar y no sufrir. Por ello quizá su suspensión rebajada es la más blanda entre las más duras. Mis compañeros se han quejado de su rigidez, pero es que con los asientos Performance que tenía el ejemplar de prensa –y en su presentación- y las ruedas de 19” la cosa cambia mucho. No diré que es un coche “cómodo”, pero sí que es menos incómodo de lo que por su planteamiento pudiéramos pensar. La dirección es exquisita por lo directo de su manejo y lo oportuna de su asistencia en cada situación. El sonido de su motor –que suena como un muscle car con supercargador de la vieja escuela- apenas es perceptible desde el interior, y el del escape sólo cansa si se circula a plena carga. Los retrovisores, a alta velocidad, sí que ululan un poquito.



- Un AMG ha de ser estruendoso. De siempre, los motores del preparador alemán han rugido muy por encima de los de su competencia, y de ello hicieron una de sus señas de identidad. Ahora, es muy fácil epatar al personal con lo que sale de un motor V8 a cada “licencia” con el acelerador, pero obtener el mismo nivel de asombro –y decibelios- con un dos litros de 4 cilindros… Era difícil, sin embargo, los hombres de la marca no se arredraron y echando la vista y el oído atrás fueron capaces de reproducir fielmente el estruendo de los coches de competición de antaño, petardeos incluidos. No es un sonido “fino-fino”, pero las explosiones al subir de marcha apurando los cambios harán las delicias de los más… ¿cómo decirlo? ¿macarras? Pero bueno, si a motor parado el A puede pasar por un A cualquiera, en marcha mucha gente volverá la cabeza para ver si aparece por la esquina el Mitsubishi Lancer Evo VI de Tommi Makinen.



- Los AMG no tienen el mejor cambio de marchas del mundo. Da igual que sea doble embrague, da igual que proceda del SLS, el 7G DCT de Mercedes no pasará a la historia como un cambio perfecto… para rodar en circuito Porque pata la “vida real”, sí que da la talla. En todos los AMG que han pasado por mis manos he notado lo mismo: el cambio irá bien… hasta que te pones a enredar con las levas. Sobre todo en reducciones, estos coches siempre se hacen los remolones. Si por el contrario, como digo, dejas las manos quietas y optas por los programas C o S, todo irá mejor. Verás cómo el coche a la mínima insinuación del acelerador saca la séptima -de desarrollo larguísimo- para catapultarte hacia delante en milésimas de segundo.

- Un AMG debe consumir gasolina a grandes tragos. Todavía recuerdo la prueba del último C63 AMG. En conducción “eficientemente negligente” marcamos 19,6 litros a los 100 kms recorridos. Casi nada. El “downsizing” viene a solucionar estos consumos y emisiones disparatados. O eso nos quieren vender. El A45 AMG se ha conformado en nuestra prueba de recorrido mixto con “sólo” 9,2 litros a los 103kms. ¿Mucho? Depende. Sí si lo comparas con las cifras homologadas, en cuyo ciclo el sistema start & stop triunfa, pero poco para las prestaciones y peso del coche. De todas formas, el del consumo no suele ser un dato relevante a la hora de optar por uno de estos productos…



- Un AMG debe ser caro. Aquí pasa como con el iPhone 5S y el 5C. El segundo se presentaba como el iPhone barato. Pero nadie dijo que barato significase tan sólo 100 euros menos que el iPhone caro, el cual ya es generosamente costoso. En el caso del AMG, los casi 55.000 euros de factura son un montante grueso para iniciarse en el universo AMG. Sobre todo cuando un BMW M135i Xdrive automático se queda por debajo de los 50 mil. Eso sí, en el Mercedes los faros de xenon son de serie. Y en cuanto al equipamiento de confort, para de contar. Nada lo aleja de un A180CDi. Sólo la pantalla en color del ordenador y sus asientos específicos. Todo lo demás, es de pago.

- Los AMG son coches “exclusivos”. No hablo sólo del precio, o de lo que implica pagar sesenta mil euros por un coche del tamaño y características del Ford Focus. Hablo de lo que cuesta conseguir uno. Si en un inicio la espera para una unidad de A/CLA45 AMG se iba a cinco meses, en la actualidad ese plazo se amplia a los 9 meses. Lo que resulta harto embarazoso para su red comercial. Se hacen pocos y casi todos se van para USA o Rusia. La cuota de nuestro mercado, aparte de ser escasa, está más que cubierta por los cuatro o cinco “locos” que en el año 2014 hemos querido uno. Y esto lo sé de primera mano…

Concluyo ya con este coche tan estratosférico. Un automóvil tan excesivo como atractivo, y tan eficaz como divertido. Un juguete muy caro que sin embargo puede ser usado en el día a día. Un A45 que merece el apellido AMG por méritos propios más que probados. Otra estrella en la gama Mercedes.



NUESTRA NOTA: 9.5
Valoracion prueba 9.5
Cosas a favor

Todo un AMG en formato compacto…
… más efectivo que sus hermanos…
y más versátil que ellos.

Cosas en contra

Precio excesivo
Escaso equipamiento de confort
Plazos de entrega absurdos

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.991 c.c.
  • Potencia: 360 CV CEE
  • Par: 45,9 mkg
  • Tracción: integral permanente
  • Caja de cambios: automática 7 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 431/179/141 cms
  • Peso: 1.480 kgs
  • Ruedas: 235/40R18
  • Maletero: 341 l
  • Cap. Depósito: 50 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 250 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 4,6 seg
  • Consumo medio oficial: 6,9 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, Hill Holder, bluetooth, faros bixenon, aire acondicionado, dirección paramétrica, apoyabrazos central, ordenador de a bordo, sensor de presión de neumáticos, volante multifunción, avisador de cansancio, sistema de advertencia de colisiones, freno de mano eléctrico, tren de rodaje deportivo...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Mercedes Benz A45 AMG

  • Excelentes asientos de serie. Optar por los Performace son ganas de pagar el yate a tu osteópata...

    Excelentes asientos de serie. Optar por los Performace son ganas de pagar el yate a tu osteópata...
  • Quizá el AMG que antes se agota subiendo de vueltas, pero desde luego, el que más chicha da a lo largo de todo el cuentavueltas

    Quizá el AMG que antes se agota subiendo de vueltas, pero desde luego, el que más chicha da a lo largo de todo el cuentavueltas
  • El embellecedor es doble, el escape, sencillo. Y es que una salida para cada cilindro ya sería mucho tubo...

    El embellecedor es doble, el escape, sencillo. Y es que una salida para cada cilindro ya sería mucho tubo...
  • El propulsor del monstruo. Cuidado con quemarse los dedos al subir la tapa, pues la advertencia sólo se lee cuando ya te has abrasado las palmas

    El propulsor del monstruo. Cuidado con quemarse los dedos al subir la tapa, pues la advertencia sólo se lee cuando ya te has abrasado las palmas
  • Palanca de Liliput. Pero podría ser peor. Podría no haber nada.

    Palanca de Liliput. Pero podría ser peor. Podría no haber nada.
  • Si ves esta doble cuchilla acercándose en tu retrovisor, tienes exactamente 0,3 segundos para echarte a la cuneta

    Si ves esta doble cuchilla acercándose en tu retrovisor, tienes exactamente 0,3 segundos para echarte a la cuneta
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